Marga se había tranquilizado después de desahogarse, se dio cuenta que se había excedido, no le tenía que haber explicado tantos detalles, se arrepentía de haberse enfurecido perdiendo la cabeza. Se puso el vestido y se fue sin mirarlo cerrando la puerta.
Alan pensó y entendió las palabras de Cristina, “no confíes tanto en la gente”, otra que no fue sincera con él, le podía haber dicho la verdad, que fue Marga quién la envió y con qué intenciones, pero prefirió callarse y proteger a su amiga. Entró en la cocina y volvió a guardar lo que había sacado del frigorífico, aquella noche no cenaría.
El viernes por la noche estaban en la casa de Aisha, Marga y Leo, la había llamado Marga a media semana para cenar juntos, llegó bastante antes con el pescado que había comprado en el mercado aquella mañana para hacerlo al horno, y tres botellas de vino blanco que metieron en la nevera para que estuviera fresco. Los días de cena Aisha llevaba a sus hijos con su madre para poder beber si le apetecía y poder pasar una noche tranquila sin miedo a que los niños la vieran perjudicada si se levantaban por la noche.
Durante la cena, Leo se preocupó de ir llenando las copas, Aisha bebía más de la cuenta, era la única bebida que desde siempre la podía poner “contentilla”, además Marga le había traído su vino preferido y esa noche tenía ganas de “pasarse” un poco para olvidar. Acabaron de cenar y siguieron bebiendo la segunda botella sentados en el sofá, Aisha en medio de los dos, cuando habían acabado casi con la botella.
— Esta noche se te ve muy bien Aisha.
Ella le contestaba resbalándole las palabras por el efecto del vino.
— Estoy con mis amigos charlando después de una buena cena y estoy contenta.
— Vamos a darle un beso a Aisha Leo por lo buena amiga que es.
Le besaron las mejillas a la vez uno por cada lado, Leo apoyó una mano encima de la pierna de Aisha al besarla y cuando se separó dejó la mano sin moverla, Marga le pasó el brazo por detrás del cuello a Aisha y le acercó sus labios al oído.
— Aisha cariño, ¿no crees que llevas mucho tiempo sin darte una alegría y te vendría bien?
Leo iba subiendo lentamente la mano por la pierna de Aisha y Marga le besaba la cara varias veces acercándose a los labios, cuando notó que la boca de su amiga estaba llegando a la suya y Leo estaba a punto de meterle mano en el coño, pegó un salto saliéndose de en medio de los dos quedándose de pie delante, se le aclaró hasta la voz del susto.
— ¿Qué coño hacéis?
Las caras de los dos le estaban dando la respuesta.
— Ahora lo entiendo todo, vosotros con vuestras mierdas de pareja liberal y abierta queríais desde el principio meternos en ese rollo, por eso las provocaciones de Marga constantemente, ¿qué habéis estado buscando, follarnos, cambios de pareja?
— Lo siento Aisha…
— Eres tan idiota como tú marido, que no habéis tenido cojones ni de divorciaros después de tanto tiempo, no te hagas la tonta y no me digas que no te habías dado cuenta que Leo se moría de ganas de follarte, has estado follando lo que te ha dado la gana y no puedes hacerlo con nosotros gilipollas, ¿cómo podéis ser tan ingenuos ostia?
Aisha abría los ojos sorprendida escuchando a Marga.
— Que hija de puta y que guarra eres, y tú Leo, con lo que confía Alan en ti, cómo podías estar pensando en follarte a su mujer. Sois unos impresentables, largaros de mi casa y no volváis nunca más en vuestra puta vida.
Les abrió la puerta y salieron con la cabeza baja, pegó un portazo detrás de ellos para cerrarla. Se sentó en el sofá pensando en lo que había pasado, los que creía que eran sus amigos lo hacían por sus intereses, otra decepción, pero comparada con la que sentía por Alan no tenía nada que ver, que les den por culo, ya tengo bastante con lo mío pensó.Se puso vino en la copa y se lo bebió de golpe, se sintió medio mareada y no quiso pensar más subiendo las escaleras para irse a dormir.
El lunes, Alan recibió la visita de Leo, entró en su despacho y cerró la puerta para que nadie pudiera oírlos, se confesó con Alan pensando que Aisha en algún momento se lo explicaría, prefería que lo supiera de su boca, se lo explicó todo, cómo deseaba follarse a Aisha desde que se la presentó, cómo con Marga habían hecho planes para intercambiar las parejas, que intentaban provocarlos para que se dejaran ir un poco en el tema del sexo y como nunca pudieron conseguirlo, pensaron que con la separación podrían aprovecharse, los vieron sufrir tanto que no encontraron el momento, cuando él estaba con sus problemas con Giselle no le ayudó porque intentaban liar a Aisha, pero ella nunca les dio pie para poder hacerlo, que después los intentaron unir para buscar sus intereses de otra manera, pero tampoco lo vieron claro porque Aisha no puso de su parte en volver con él, que Marga tuvo la idea de enrollarlo con Cristina para que se lo follara un par de veces, después hacer que conociera a otra que hiciera lo mismo, si Alan se tiraba a tres o cuatro diferentes pensaban que se soltaría y se la follaría a ella, pero salió mal porque Cristina se enamoró de él. Y cómo no vieron que la situación mejorara la última semana se lo habían jugado el todo por el todo, que sabía que Marga lo había ido a visitar tirándose encima de él y que el viernes pasado habían intentado liarse con Aisha y los hecho de su casa. Confesó que se sentía mal por haber sido un amigo de mierda, que no lo iba a ver o lo llamaba por ser consciente de lo que le estaban haciendo, pero el morbo le podía, que solo buscó su puto interés y el de Marga, que haberlo ayudado con clientes cuando se fue del bufete y de apoyarle cuando tocó fondo buscándole un psiquiatra era lo único de lo que se podía sentir orgulloso, todo lo demás fue por puto interés. Le prometío que no los molestarían más, había hablado con Marga y se apartarían de ellos. Quiso tranquilizarlo avisándolo de que el hombre al que vio cenar con Aisha solo era un compañero de trabajo y no tenía nada con él.