Debia admitir que Conrad Craig tenia un buen gusto y además no era ningún pobre hombre si se hospedaba en tan lujoso hotel.
El edificio era espectacular, moderno y selecto. Lo que había visto en las anteriores casas no se podia comparar con esto, aunque por supuesto, este no era el hogar de Conrad, pero aun asi me impresione ya que era la primera vez que entraba a un lugar así.
Saque mi teléfono del bolsillo de mi abrigo y luego coloque el número de mi siguiente y último esposo, al menos podria descansar un momento, andar de aqui para alla estaba comenzando agotarme.
Me quede sobre la entrada del hotel mientras esperaba que el señor Craig respondiera mi llamada, no queria volver a repetir la misma escena dos veces en el mismo día.
—¿Si, quien habla?—le escuche cuestionar, era obvio no reconocia el número de mi teléfono.
—Mi nombre en Abby Connor, nos conocimos aye...
—Llegas tarde—me interrumpio seriamente, no parecia estar muy contento.
—¿Disculpe? —cuestione confundida, Alexander no me habia dado un hora especifica de llegada por lo que no comprendia a que se referia con la palabra “Tarde”
—No importa—le oi suspirar—¿Tardará en llegar señorita Connor?
—N-no—me puse un poco nerviosa no pense que recordaria mi nombre ni mucho menos mi apellido— de hecho estoy en el looby de su hotel.
—Muy bien, enseguida bajo.
Repentinamente la llamada termino, eso me parecio algo descortés de su parte. Trate de no sacar mis propias conclusiones, inhale y exhale tratando de no sacar la bestia que habia muy, pero muy en el fondo de mi interior, no debia olvidar que estaba pasando por una epoca muy difícil para él, su hermana moria y eso es algo a lo que nadie quiere enfrentarse jamás.
En el looby estaba una hermosa sala de estar en donde estaban sentadas algunas personas, ya fuese leyendo el periódico o una revista turistica de los mejores lugares para visitar en londres. Crei que era un buen lugar para sentarme, no sabia cuanto tiempo tardaria el señor Craig y con tantas personas alrededor seria imposible que un guardia de seguridad o algun empleado del hotel osara a cuestionar mi presencia en el lugar, asi que avance a paso firme hasta llegar a un lugar vacio.
Acomode mi maleta a un lado y luego me dispuse a tomar una revista, en especifico una de viajes a destinos calidos como Colombia, México o Perú. Lugares con espectaculares vistas y excelente servicio, la revista pintaba bien el poder viajar a esos paises, mi sueldo parecia ser suficiente para disfrutar a lo grande aunque yo no sabia cuanto exactamente era la diferencia entre la libra y el peso mexicano o el colombiano.
Mientras meditaba todo eso en mi cabeza, escuche un par de murmullos muy cercanos y al levantar la vista de la revista, vi a una joven sacar algo de su mochila de viaje, un libro, reconoci en la portada el apellido Craig esperaban al igual que yo al autor de ese libro.
La joven tenia el cabello castaño, aunque lo decoraba con bonitos degradados rosas y morados en las puntas, vestia de forma juvenil aunque probablemente ambas teniamos la misma edad, su cara era redonda y sus mejillas pronunciadas, su maquillaje era lindo, pero tenía demasiados brillos por todos lados, hablaba con una chica que estaba sentada a un lado de ella, quizas su hermana, se parecian bastante,pero ambas dirigian su vista hacia un punto fijo, al mirar el objeto de su admiración descubrí que observaban a Conrad.
Él vestia un traje azul casual con una camisa blanca a la que le faltaba abotonar los últimos dos botones superiores, pero supuse que ese era el chiste, mostrar un poco de piel, después de todo habia estado de vacaciones, debia verse fresco y revitalizado, ademas llevaba una pequeña maleta de viaje, eso no ayudaba mucho a fingir que habia tenido un largo viaje.
—Anda—le animo su acompañante a la chica del cabellos de brillos y colores— o sino se irá.
—¡Oh por Dios es él!— dijo la otra maravillada, incluso yo senti frustración por ella, su admiración no la dejaba darse cuenta de que de no apurarse él me veria y posteriormente nos tendriamos que ir y ella perderia la oportunidad.
Observé la escena queriendo gritarle a la chica que se apresurara, pero enseguida Conrad me busco con la mirada crei que con el disfraz que llevaba puesto no me reconoceria, pero automáticamente su cuerpo se movio en mi dirección.
Camino con porte, gracia y elegancia, pocos eran los caballeros en reino unido que podian caminar de esa forma, como si estuvieran modelando.
Asi que no tuve más remedio que levantarme para encontrarme con él, tome mi maleta y camine en su dirección.
Inesperadamente la chica frente a mi se levanto al mismo tiempo que yo, solo que dio un par de pasos antes, adelantandose a encontrarse con él.
—¿Señor Craig?—se mostró cohibida ante la figura de su autor favorito o eso supuse—se que esto debe escucharlo todos los dias, pero soy gran admiradora de su trabajo y me gustaria saber si puede firmar mi libro.
La chica le extendio su libro uno que llevaba por titulo “La sombra que me observa” y él únicamente alzó la ceja sorprendido de encontrar a una fan suya precisamente ahí.
De pronto alzó la vista, me miró y luego sonrió como si hubiera visto algo insólito. Hizo un movimiento de cabeza, al principio no entendi que estaba tratando de hacer con eso, pero luego me di cuenta de que esparaba que me colocara a su lado, asi que eso hice.
—Por supuesto—le respondio a la joven mostrando una sonrisa agradecida, tomó el libro y luego lo abrio en la primera pagina, lo garabateo y se lo entregó.
En ese instante me acerque a él y abrace su brazo libre, él instintivamente giro en mi dirección y luego me dirigio una mirada atrapante, como si estuviera coqueteando conmigo.
—¿Dónde te habias metido, mi vida?—me preguntó frente a la joven, ella no parecio molestarse por lo que él me decia, estaba más bien perpleja por haber conseguido un autógrafo y quizas información del autor, ahora tenia pareja.
—Perdona, estoy algo cansada. ¿Nos vamos?—le segui la corriente, solo que esta vez mire a su lectora, la vi de arriba abajo como una esposa real en mi lugar lo haria. La tipa aunque con aire infantil era bonita y debia fingir proteger lo que era mio, por supuesto, entre comillas.
—Muchas gracias por comprar mis libros, pero si me disculpas ahora debo irme—expresó ignorando a su lectora, cosa que se me hizo innecesaria, pero era para darle un toque real a nuestra farsa.
Tomo mi mano, nos miramos fijamente y mientras eso sucedia la llevo hasta sus labios y sobre mi piel deposito un tierno beso.
Aunque me senti observada por muchas personas, ignore esa sensación, únicamente me dedique a contemplar los ojos misteriosos de mi esposo falso, no sabia cómo, pero el maldito sabia muy bien como fingir, incluso yo estaba comenzado a caer en su mentira.
Conrad tomó mi equipaje y el suyo, por supuesto, sin abandomar mi mano, me sujeto con fuerza y ambos caminamos como una pareja recién casada hacia el exterior del hotel.
Afuera nos esparaba un auto n***o con detalles cromados, un buen auto que combinaba perfectamente con ese aire de misterio que lo caracterizaba. Un anciano nos esparaba para abrir la puerta, me dedico una sonrisa tierna y al momento de aproximarnos, me abrio la puerta indicandome entrar.
Me deslice hacia el interior mientras Conrad guardaba nuestro equipaje en el maletero y luego de guardar mis pertenencias se me unio en el auto.
—¿Cómo ha estado todo en casa, Harry?—interrogo Conrad una vez que el auto avanzó.
El chofer, es decir, el anciano que habia visto anteriormente nos hecho una mirada por el espejo retrovisor y mostro una media sonrisa.
—Encontrara la casa tal y como la dejó señor.
Extrañamente note que aquel hombre nos miraba frunciendo el ceño, quizas era porque entre él y yo habia una gran distancia que nos separaba aunque el auto no estuviese tan grande. Cualquiera que nos observara diria que tal vez tuvimos una pelea marital, asi que no tuve más remedio que acercarme a Conrad y cuando mi rodilla choco contra la suya él me miro confundido.
Su mano izquierda descansaba sobre su pierna, asi que antes de tomarla lo mire a los ojos, no queria hacer algun tipo de señal o algo parecido para que el anciano no se diera cuenta, asi que rogue que entendiera lo que trataba de hacer.
Deslice mi mano por su pierna y luego tome la suya entrelazando los dedos, posteriormente alce nuestra manos levemente en el aire para dejarlas descansar sobre mi pierna, específicamente en la orilla de mi falda donde su piel tocaba la mia.
Senti que el calor subia por mis mejillas, era la primera vez que hacia algo parecido y pensar que tambien tendria que hacer estas cosas con los demas esposos me ponia los nervios de punta, eran tan atractivos que no dudaria en besarlos y aprovechar la farsa solo para probar sus labios, quizas era una degenerada.
Desvie la mirada hacia el paisaje de afuera, solo asi podia pasar desapercibido el hecho de que este increíble aunque desconocido hombre me estaba tomando de la mano.
—Al igual que la señorita Coraline—pronuncio con cierto aire de melancolía, en ese momento senti una extraña tension en el interior del auto, se creo un silencio para nada agradable era como si hablar de ella era igual que hablar de la muerte.
—¿No ha querido salir de su habitación?—pronuncio mi falso esposo con evidente tristeza.
El señor Harry nego con la cabeza mientras daba vuelta en una esquina, luego se aclaro la garganta como si temiese que fuese a fallarle la voz.
—No, señor Craig—respondió el chofer.
Deduje que Conrad trataba a su empleados como parte de su familia, el chofer parecia estar pendiente de su hermana y al parecer le tenia empatia y quizas no por su enfermedad sino porque habia convivido con ella mucho antes de todo esto.
Senti como los dedos de Conrad presionaron ligeramente los mios, casi buscando un poco de alivio a la tristeza que le habia provocado saber que su hermana se encerraba en si misma, quizas para no estorbar en la vida de los demás.
Instintivamente hice una sutil presión sobre su mano expresándole todo mi apoyo, pero no me atrevi a mirarlo, después de todo no era parte de su familia y en cierto modo senti que únicamente me estaba entrometiendo en su vida.
La casa de Conrad estaba demasiado lejos, tardamos más o menos una hora en llegar, asi que pensé en tomar enserio la sugerencia de Nathaniel, necesitaba un auto para ir y venir de la casa de mis esposos, pero era algo que debia solicitarle a mi jefe porque no era un problema que tuviesen que resolver mis falsos esposos.
Al ver su casa o mejor dicho su mansion, me quede con la boca abierta, no esperaba que un hombre como él tuviese una residencia similar a Downton Abbey y ademas de eso, que tuviese una fila de empleados esperandonos a la entrada de la casa, supuse que asi debia sentirse la reina o quizas para ella todo eso era totalmente normal.
Conrad tuvo que dejar de ejercer presión sobre mi mano para hacer entender que debia soltarlo para salir, asi que tuve que hacerlo, no obstante, mi mano se sintio vacia al separarme de la suya, era como si siempre hubiesemos estado unidos.
Una vez afuera, me extendio su mano para ayudarme a salir, después de todo se suponia que estabamos recien casados y debia expresarme amor y comprensión en la esa etapa del enamoramiento.
Le sonrei, senti que debia hacerlo y realmente no fue difícil, era atractivo, rico y comprensivo, esos atributos eran todo lo que una mujer deberia buscar en un hombre. En mi caso lo encontre, pero sabia que un hombre como él nunca se fijaria en alguien como yo, una simple publicista que no pudo obtener su empleo soñado y se conformo con ser la secretaria de un hombre importante más que nada por la paga, pero era asi de simple.
Senti la mirada de los empleados escudriñandome de arriba abajo, seguramente pensaron que era una cazafortunas, pero dos dias atras ni siquiera sabia quien diablos era Conrad Craig y tampoco que ganara las millonadas para poder vivir ahi.
—¿Te gusta? —dijo Conrad sin soltar mi mano, instintivamente le eche una mirada a la fachada de la entrada, parecia que iba a entrar a un castillo. Definitivamente no me desagradaba mucho la idea de vivir aqui un par de dias a la semana—este sera tu nuevo hogar.
Baje la vista hacia su rostro y en ese instante me beso, sin embargo, sus labios se sentian tensos como si no deseara hacerlo y aun asi lo hizo.
Me decepciono, pero tuve que dedicarle una mirada encantadora y una leve sonrisa cuando se aparto para auxiliar al señor Harry con nuestro equipaje. Algunas mucamas nos habian observado, una que otra me sonreia y algunas únicamente se mostraron desinteresadas a lo que habia ocurrido frente a sus ojos.
Mientras tanto observe el panorama, un bonito cesped bien cortado adornaba el lugar, ademas algunos pinos y plantas florales, definitivamente Conrad debia tener un buen jardinero o varios.
El chofer y algunas mucamas llevaron nuestro equipaje al interior y en ese momento Conrad se acerco a mi, me toco el hombro para acercar mi cuerpo al suyo. La temperatura de mi cuerpo se elevó, no supe que hacer o decir, únicamente deje que él hiciera lo que quisiera.
—Ella observa por la ventana—me susurro al oído. Ahora comprendia el porque de ese inesperado abrazo, quise elevar la vista y verla con mis propios ojos, pero antes de que pudiera hacerlo senti la mano de Conrad recorrer mi cintura. Su cuerpo se alejo un poco de mi y me miro fijamente.
El maldito parecia ser un buen actor pues me miraba con deseo, eso me parecio, me miro de arriba abajo como si quisiera devorarme, lo lamentable de esa situación es que no lo haría.
Súbitamente mi cuerpo se elevo en el aire, la razon era que él me habia levantado, me aferre a su cuello y lo mire.
—No es necesario hacer esto—le suplique en un murmullo sin apartar la vista de sus bellos ojos misteriosos, el colmo fue que sus labios se encorvaron ligeramente para formar una sonrisa.
—Lo sé, pero debe ser creible—sus labios nuevamente se acercaron a los mios,me beso, solo que esta vez logre sentir como su lengua jugueteaba con la mia, le segui la corriente e incluso le acaricie cuello, pude sentir como su piel se erizaba.
Aunque se suponia que esto, lo que pasaba entre los dos era una farsa, lo malo es que nuestros cuerpos no lo sabian con certeza, asi que era imposible no dejarse llevar por la situación incluso él.
Aquel beso fue más apasionado, casi real, fue lamentable que su personal no estuviese ahi para admirarnos y ser testigos de nuestro falso matrimonio, necesitabamos que las personas nos vieran disfrutar el uno del otro para que Coraline escuchara de ellos que su hermano no se quedaria solo.
Cuando sus labios perdieron fuerza sobre los mios y su lengua dejo deseosa a la mia tuve que bajar la mirada, me avergonzaba no poder controlar lo que sentia, que los latidos de mi corazón fueran tan rápidos y que mis mejillas se enrojecieran por haberlo besado, apenas lo conocia, pero su atractivo conseguia desubicarme.
Me llevo al interior como una pareja recien casada debe ingresar a su hogar y para no volver a ver su rostro me enfoque en apreciar el recibidor de su casa.
Tenia una alfombra azul que recorria varios pasillos, incluso la escalera, tenia hermosas pinturas, quizas muy costosas, incluso mas que la pantalla plana de Benedict. No podia creer que con su salario de escritor hubiese podido comprar tal propiedad, era imposible.
Respire hondo para no caer en la locura, me senti una plebeya que acaba de casarse con un príncipe, aunque posiblemente nuestra historia de amor falso no terminaria bien, sino con una muerte segura, me dolio pensar en ello.
Me bajó con cuidado y me coloco en el piso, pero no porque se hubiese cansado, de hecho, los musculos de sus brazos estaban bien moldeados, debia tener un hobbie ademas de escribir porque esos musculos no se hicieron únicamente por estar sentado por horas frente a una computadora.
—Es increible—dije en voz alta.
—Ya te habia hablado de la casa—mintió, note que muy cerca de nosotros se encontraban algunos empleados que seguramente estaban por interrumpirnos ya que parecian estar ansiosos por hablar con él—era de mis abuelos y cuendo ellos murieron paso a manos de mis padres, pero ellos fallecieron en un accidente automovilístico, cuando eso paso nuestros únicos parientes pelearon por nuestra custodia por la fortuna que nos habian dejado, cuando supieron que no podrian tocar ni un solo centavo nos dejaron a nuestra suerte.
—Recuerdo que lo mencionaste—segui su mentira. Habia leido algo en la información que Alexander me habia proporcionado, pero no me habia dado los detalles, seguramente fue una difícil situación para él y su hermana—perdon por olvidarlo, me deje llevar por lo imponente de la casa.
—No te preocupes, una recien casada no tendria porque recordarlo, no es más que una vieja historia—solto un suspiro y dio un paso hacia mi cortando la distancia que nos separaba— sera mejor que subamos.
Asentí entrelazando mis dedos contra los suyos, luego lo segui escaleras arriba. No me sorprendio ver reliquias antiguas sobre soportes de mármol, cortinajes largos y puertas inmensas. Subimos al tercer piso y una vez que nos dimos cuenta que estabamos solos, él solto mi mano.
—Disculpa todo eso—murmuró deteniendose abruptamente y soltando mi mano—tendre que comportarme de esa forma para mantener las apariencias.
—No te preocupes, entiendo—expresé. Volvi a tomar su mano e instintivamente me acerqué a él—¿A donde vamos?
—A nuestra habitación.