Capítulo 3

3424 Words
Abri la puerta del departamento que compartía con mi mejor amiga, Tracy. Como siempre ella estaba frente a la computadora de escritorio, la cual no podia meter en su habitación por falta de espacio, por lo que alcance a ver desde mi posición estaba editando su nuevo video para su canal de youtube. Tenía los audífonos puestos por lo que no escucho cuando cerré la puerta, pero al dar intentar ir hacia mi habitación, me percate de que ya se encontraban ahi las compras que habia hecho la señora Reese para mi. No sabia como explicarle a Tracy el porqué la ropa se encontraba ahi, no podia fingir que no era mia ya que la señora Reese habia colocado una nota que decía: “Abby, espero te sea de utilidad” Decirle la verdad no era una opción, pero sabia que debia decirle algo ya que debia seguir aparentando que vivia ahi. —¿Abby? —escuche su voz detras de mí. Gire asustada, no esperaba que notara mi presencia, me arrepentí de no haber huido inmediatamente a mi habitación. —Hola—mi saludo sono extraño. ¿La gente seguia saludando de esa manera hoy en dia? ¿No era muy formal? Hacerme ese tipo de preguntas solo me confirmo que estaba demasiado nerviosa para tratarla con naturalidad. —¿Sucede algo que deba saber? Senti la mirada de Tracy como la mirada de una madre que descubre la mentira de su hija y efectivamente me sentia culpable por no poder decirle nada, después de todo debia firmar un contrato de privacidad y aunque aun no lo hacia, el simple hecho de que mi mejor amiga se enterara era como admitir ante todo el reino unido que guardaba un secreto enorme y jugoso. —No—mi voz me fallo, se escucho nerviosa e instintivamente movi la cabeza negando la posibilidad—¿Porque lo preguntas? —Por toda esa ropa—dijo observando lo obvio. La señora Reese habia enviado varias bolsas de tres diferentes colores para que no me confundiera con la ropa que debia usar con cada uno de mis “esposos” pero esas bolsas procedian de tiendas demasiado costosas, de hecho, de diseñador. Temi que mi mejor ya hubiese echado un vistazo a lo que habia en ellas y hubiese notado que en una de ellas, la señora Reese habia empacado tres pelucas para los tres personajes que debia interpretar. —Ammm, si, es que la señora Reese. ¿Si sabes quien es ella, no?—deje mi bolso de mano sobre el sofa donde descansaban las bolsa de marca y nerviosamente las tome. —Si, es la esposa de tu jefe ¿No? —Asi es, es que ella, bueno no fue ella, mas bien su esposo, es decir mi jefe, Alexander, me pidio ayudar a su esposa en una reunión fuera de la ciudad—fingi una sonrisa que pudiera sostener mi mentira, aunque senti que mis palabras se enrededaban en la lengua, estaba demasiado ansiosa por no poder revelarle nada, pero al mismo tiempo rogarle que no dijera nada de lo que estaba viendo—asi que me envio algunas muestras de ropa para que vista adecuadamente, ya sabes como es ella, digo fue una super modelo, asi que no quiere que su asistente vista como una secretaria de oficina. —¿Seras su asistente? —preguntó cruzandose de brazos y frunciendo el ceño, temi que no creyera en mi mentira. —Asi es, ella fue invitada algunas pasarelas y reuniones con diseñadores de alta costura, quiere consejos para poder sacar su propia marca—exprese caminando hacia mi habitación lentamente, solo de esa forma Tracy no haria mas preguntas sobre la ropa, al menos no con el chisme falso que le estaba contando. —Vaya, no sabia que le interesara hacer tal cosa, pero con lo famosa que es no creo que le cueste sacar una pequeña linea de ropa, incluso lenceria, con el cuerpo que tiene seguro atraera mas hombres a sus tiendas que mujeres ¿Cuantos años dices que tiene? Por suerte Tracy estaba más entrenida en opinar acerca del tema que observar hacia donde me llevaba la ropa. Camine hasta mi habitación y luego meti todo en la pequeña puerta de mi armario para después volver justo donde Tracy continuaba hablando y reflexionando sobre la posibilidad de que el público masculino fuesen sus clientes mas regulares. —¿Cuanto tiempo te ausentaras?—cuestiono aun más interesada. —No lo sé exactamente, la señora Reese no me quiso comentar mucho al respecto porque se supone que nadie sabe nada, con excepción del señor Reese y ahora tú, asi que no debes decir nada o ya no podre ir con ella—expresé mostrandome algo abatida, quizas si era buena actriz después de todo. —No te preocupes—dijo finalmente, tal vez habia conectado mi nerviosismo con ese falso secreto. Aunque Tracy no era del tipo de persona que solia guardar sus opiniones sobre algo, ella sabia guardar un secreto, por supuesto mientras no fuese suyo—mis labios son una tumba. Me alegro que al menos recibas algo bueno de acompañar a esa mujer a quien sabe donde, te mereces vestir mucho mejor y cambiar tu guardaropa, toda chica necesita algo como eso, pero antes que nada ¿Cuánto te van a pagar? ¿Es mucho? Asenti y sonrei para después rebuscar entre mis cosas el cheque que Alexander me habia dado por ese trabajo. —Estás bromeando ¿Verdad? —No, es real y puedo ir a cobrarlo cuando yo quiera. —Abby, con esto puedes comprar un departamento y hasta quizas un auto si sabes administrarlo bien. —Aun no quiero cobrar el cheque, al menos hasta terminar el trabajo—expuse tomando el cheque y guardandolo en su lugar. —Vaya, si que eres precavida, de haber sido yo lo hubiese ido a cobrar desde el mismo instante en que cayo en mis manos, pero por una razón tu eres muy reservada en estas cosas—se quejo por mi etica profesional—en fin. ¿Cuando te iras? —En realidad no lo sé, el jefe me lo hara saber en los dias siguientes, yo te aviso ¿Si? —Claro. Tracy torcio los labios ligeramente y luego dio media vuelta. Crei que ese seria el fin de nuestra conversación, pero súbitamente se detuvo. —Por cierto, ya que voy a guardar tu secreto. ¿Me contaras porque Conrad Craig estuvo hoy en la empresa para la que trabajas? Tracy sabia como sacar provecho de los favores que hacia, por eso no me gustaba hablarle nada acerca de la empresa y de lo que hacia ahi, sino seria se esclava eternamente, pero en este caso no podia zafarme completamente de sus garras. No tenia mas remedio mas que contarle a medias lo que sabia sobre Conrad Craig. —Supongo que puedo hacer eso, solo dejame cambiarme, mis pies me estan matando—suplique y era cierto, me urgia quitarme los tacones ya que no estaba acostumbrada a usarlos. —De acuerdo, preparare un par de emparedados para acompañar con el chisme—aludio con ironia y una sonrisa pícara. Ella fue directamente a la cocina y yo volvi a mi habitación, a pesar de no poder pasar tanto tiempo en ella, amaba mi habitación. Era pequeña pero funcional, tenia un espejo largo que colgaba de la puerta para poder peinarme y arreglarme todas las mañanas, una cama matrimonial para poder moverme con libertad durante la noche, un pequeño librero donde tenia algunos libros de superación personal y reflexivos que mi papá me habia regalado al mudarme a londres, pero nunca me habia detenido a leerlos una sola vez. Por último tambien tenia un armario donde guardaba toda mi ropa, no era mucha por lo que el armario me parecoa que estaba vacio, pero con las bolsas que habia arrojado en su interior habia quedado completamente lleno. Me quite la ropa formal y la cambie por unos jeans azules, una playera vieja que decía “I love london” que habia comprado mi primera semana aqui y unos zapatos deportivos que alguna vez fueron blancos. Una vez que me senti cómoda sali de mi habitación en busca de Tracy, pero ella no estaba en la sala ni en la cocina, asi que la busque en su habitación. Toque la puerta y ella respondió invitandome a entrar. Aunque mi habitación me gustaba, la de ella tenia un toque especial, de hecho parecia que entraba a una biblioteca en donde los libros no eran acomodados por tamaño ni alfabéticamente sino por color y por el valor sentimental que Tracy le daba a cada uno, ademas tenia algunos “Funko pop” de personajes de sus libros o de peliculas. Los estantes de sus libros eran blancos y habia una pequeña escalera corrediza que me recordaba mucho a la pelicula de disney “la bella y la bestia” todos estaban llenos de libros de fantasia con nombres como: “Donde los árboles cantan, Dracula, Crepúsculo y por supuesto no podia faltar Harry potter” Para que los libros tuviesen mas espacio, habia comprado una cama individual en donde solo cabía ella y su alma, me costaba trabajo creer que ella pudiese dormir ahi, pero era una adicta a la lectura asi que nada podia hacer para ayudarla a tener um mejor descanso ya que por si fuera poco también se desvelaba leyendo. Cuando me despertaba a media noche por causa de una vejiga llena y debia ir al baño podia ver luz por la abertura debajo de su puerta y sus risas o su llanto haciendo eco en el silencioso departamento. —¿Qué haces aquí? —le pregunté sentandome a su lado. —Ah, perdona, es solo que escuche una notificación en mi teléfono y vine por él, pero me entretuve porque Conrad subio un nuevo tweet y me quede observando la conversación—explicó. Me sorprendió tener noticias de uno de mis falsos esposos en tan poco tiempo, pero fingi no tener mucho interés. —¿Ah si?—expresé, pero enseguida note que su animo no era el mismo—¿Y que subio? —Parece ser que habra un concurso para poder leer parte de su nuevo manuscrito y pasar una tarde con él—anunció. Esa noticia parecia ser buena, pero ella no parecia feliz. —¿Vas a participar? —¿Estas bromeando?—alzó la voz—por supuesto que si, no voy a perderme la oportunidad de estar una tarde entera con mi escritor favorito Comenzó hablar de lo mucho que sabia de los libros, de las noches de terror que habia pasado en vela con los escritos de Conrad y lo mucho que deseaba conocerlo para preguntarle sobre muchas cosas. Si algo me gustaba de Tracy era su vitalidad al hablar de lo que le apasionaba y me alegraba que al menos una de las dos viviera de algo que le gustaba hacer y que no estuviese esclavizada en un trabajo de oficina como yo. —Ahora cuentame sobre lo que escuchaste de Conrad—exigió—no, aguarda, primero ire por los emparedados, ahora vuelvo. Se fue, no me quedo de otra mas que observar las estanterias de Tracy mientras la esperaba ya que en mi trayecto de mi habitación a la suya, no vi ni un emparedado preparado en la cocina, asi que tardaria algunos minutos antes de volver. Mientras contemplaba los hermosos colores pastel de los lomos de los libros vi una mancha oscura que desentonaba de todo lo demas, me levante de mi sitio y al ver que era lo que Tracy habia puesto en medio de toda la estanteria me di cuenta que eran los libros de ese hombre, Conrad Craig. Aparentemente Tracy estaba obsesionada con ese hombre o al menos con sus libros, tenia todos los volumenes, y conservaba un espacio para el siguiente libro, además tenia un par de funkos que pertenecian a los personajes de la única pelicula que se habia estrenado. Tome uno al azar y lo hojee, el grosor del libro era impresionante, quizas ni la biblia tenia tantas paginas como aquel. Sobre la solapa se encontraba la fotografía de Conrad, el maldito sabia posar ante la camara, como lucir misterioso y atractivo al mismo tiempo, lo observe o mas bien lo admire por un segundo, me encantaban sus ojos. —¡Volvi! —dijo Tracy con entusiamo asustandome por su inesperada aparición, debido al susto que me lleve deje caer el libro y este cayo irremediablemente al suelo. —Perdóname, es que me asustaste—me excuse, si habia algo que podia hacer enfadar a mi amiga era que sus libros se maltrataran. Levante del suelo el libro y este se quedo abierto en la última página, donde se podia ver una gran firma con una dedicatoria al final que decia: “Para Tracy, que las sombras no te acechen en la noche” —Ten cuidado, es una edición especial y ademas esta firmada—manifestó algo alterada quitandome el libro de las manos, como si fuera a dañarlo mas de lo que ya estaba. —¿Cuando te lo firmó? —quise saber sin darle mucha importancia a su enfado,un par de hojas dobladas no iba a ocasionar que el libro fuese inservible. —Hace un año gane un giveaway de una colección completa de sus libros, ya solo me falta uno para tenerla completa—aludio con esperanza devolviendo el libro a su lugar en la estanteria como si fuera un trofeo preciado—ahora habla, antes de que termines de arruinar todos mis libros. —¿No vas a decir al menos por favor? —me queje de su actitud, no habia sido mi culpa el tirarlo sino suya. —Bien, por favor...—me entrego un plato con un emparedado encima—habla mujer que me hago vieja mientras tu estas ahí parada. —De acuerdo, volví a mi asiento en su cama, deje el plato en su mesita de noche y me dispuse hablar mientras ella se situaba en el piso retrancandose contra la estantería—¿Por donde empiezo? —No por favor, suspenso no, ya me hiciste esperar demasiado —Bien, escuche por ahi que la empresa donde trabajo si llevará la publicidad de su ultimo libro, pero... —¿Que significa ese pero? —cuestiono algo alterada, no le gustaba esa palabra. —Creo que este último libro sera el último de su carrera. —¿¡Qué!? —se levanto de su sitio y empezo a caminar como un leon enjaulado—¿Cómo puede hacerme esto? ¿Cómo puede hacerle esto a sus fans? ¿Acaso no ve que tiene toda una carrera exitosa esperándolo después de tanta explotación? —Calmate. ¿No crees que estás exagerando?—expuse algo entretenida por su actitud, no esperaba que reaccionara asi. —¿Sabes porque se va a retirar?—me interrogó deteniendose abruptamente. —N-no—respondi mas mi voz temblo ante su inesperada pregunta, sus ojos parecian estar apuntandome un arma y si hubiese podido ya me hubiese disparado. —Dime lo que sabes, no voy a poder dormir esta noche si no me dices el porque se va a retirar. No podia hacerlo aunque quisiera, Tracy era una influencer en el mundo de la literatura juvenil y decirle a ella que Conrad se retiraba porque su hermana tenia una enfermedad terminal era como si hubiese organizado una conferencia para gritarlo a todo el mundo y eso iba en contra de mis principios morales, sobre todo porque ya me habia encariñado con Coraline aunque ni siquiera la conocia. —Es todo lo que sé y mi jefe no me quiso decir nada cuando le pregunte—expuse negando con la cabeza, esta vez mantuve mi voz firme para no caer de nuevo en el nerviosismo. —Por favor Abby, tu eres su mano derecha, su sombra, mas bien eres como su conciencia, tu siempre estás detrás de él y sabes todo lo que hace, incluso hasta estoy segura que sabes de uno que otro amorio. Suspire harta de su insistencia, ella tenía razón en muchas cosas, yo era la sombra de Alexander y sabia todo acerca de sus proyectos, llevaba su agenda y sabia todos sus movimientos, pero ya que el asunto de ese escritor me implicaba no podia decirle absolutamente nada. —Sabes bien que Alexander tiene otra secretaria, Sarah y si no me lo dijo a mi, se lo dijo a ella, pero eso no quiere decir que ella me lo dirá. —¿Acaso no son amigas?—esta vez Tracy parecia estar mas calmada, quizas al punto de la desilusión. —Si, pero si el asunto es confidencial, ella no me dira nada—le hice saber para terminar de una buena vez ese tema, pero vez su rostro desanimado apreto mi corazón, no me gustaba verla asi— pero si eso quieres puedo hacer el intento de preguntarle, no te prometo nada, pero lo hare ya que supuestamente somos amigas. —¿De verdad? —dijo Tracy más animada—¿Harías eso por mi? —Si, pero con una condición—Tracy entorno los ojos, pero ya que en ese momento yo era quien tenia poder sobre ella, no dijo nada—quiero que me prestes uno de sus libros. —¿De sus libros?¿Los de Conrad?—entrecerro los ojos reflexionando la posibilidad y luego nego con la cabeza—mi colección oscura no, es muy valiosa para caer en tus manos. Se dirigio a una estanteria cerca de la cabecera de su cama, escogio entre los libros de diferentes tamaños y grosores y de ahi saco un libro de lomo blanco que tenia por titulo: “Las voces en mi cabeza” La portada estaba diseñada para que el titulo se notara como si alguien hubiese escrito el titulo con sangre, incluso tenia pequeñas manchas de sangre impresas al lado del titulo. —Cuidalo como si tu vida dependiera de ello—alego colocandolo en mis manos. Al prestar atención al libro me di cuenta que tanto el lomo como la portada y las solapas estaban desgastadas, era mas que obvio que lo habia leido mas de diez veces. Ella se quejaba porque habia tirado su libro y ella habia dejado este aun peor. —Ahora que lo pienso creo que esta mas seguro conmigo que contigo—me burle. —Graciosa, es mi libro favorito y esa edición es la mas común, pero tengo una copia intacta—revelo orgullosa. —Haber dejame entender algo. ¿Tienes varias copias de un solo libro? ¿Como para qué? —Quiero tener todas las ediciones de ese libro que esten disponibles—respondio cruzandose de brazos—pero este en especial lo ocupo para leer y anotar las frases que mas me gustaron. Al escuchar eso baje la mirada hacia el libro, lo abri en una página al azar y descubrí varios post it de varios colores, ademas se habia atrevido a marcar las frases con marcatextos de colores llamativos y fosforescentes. No sabia si podria si quiera leer la historia con todo todo eso marcado sobre cada párrafo, para mi era poco atractivo y estorboso. —Te lo doy únicamente porque quiero saber exactamente que es lo que pasara con la carrera de Conrad Craig, pero no es un regalo, asi que debes devolvermelo en cuanto termines, de preferencia antes de que te vayas con la señora Reese. Suspire algo insatisfecha por tener que leer el libro asi, pero ya que tanto Tracy como Alexander alardeaban sobre la calidad de sus historias, pensé que si la historia era realmente buena no me iba a importar los colores en la página. —No te preocupes, sabes que te lo devolvere, no me ire para siempre, regresaré. —No me preocupa que no regreses, sino que ese libro es especial para mi, fue el que me introdujo al mundo oscuro de Craig y no quiero perder todo lo que ya marque—insistio mostrandose intranquila por tener que dejármelo. No podia creer que estuviese tan obsesionada por el bienestar de un libro, si ella era asi no podia imaginar como eran los demas lectores en el mundo. ¿Eran igual de obsesivos con sus libros o solo era mi amiga?
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