—Disculpeme señor, la señorita no mencionó que estaba esperando a nadie—se excuso el joven dejando de emplear fuerza sobre mi hombro, solo entonces Benedict lo soltó.
—Mi esposa no tendria porque dirigirle la palabra a un simple empleado como tú—argumentó enpequeñeciendo el valor de su trabajo. No esperaba que Benedict viniera a mi rescate, me parecio que habia sido muy cruel , incluso yo me senti pequeña y humillada por las palabras llenas de veneno que Benedict le habia lanzado a ese hombre, pero ya que aparentemente mi papel como esposa del Ceo habia comenzado, debia mantenerme al margen de lo que Benedict esperaba.
—Por favor, discúlpeme, no queria molestar a la señorita, es decir, a su esposa, únicamente estoy haciendo mi trabajo. Parecia estar perdida.
—Eso no es de tu incumbencia—le informó Benedict.
Un hombre de traje que estaba detras de Benedict tomo mis maletas y se encaminó hacia el ascensor. Ya que Benedict no dijo nada supuse que aquel hombre debia ser uno de sus empleados.
—Vamonos cariño—expresó ignorando al guardia que únicamente habia intentado hacer su trabajo. Senti pena por él, pero también senti que se lo merecia, no debia juzgar a las personas sin saber exactamente su situación. Colocó su mano derecha en mi espalda baja teniendo un suave contacto con mi cuerpo, ese ligero empuje me guió a su paso para llegar al ascensor que su empleado trataba de retener para nosotros y cuando las puertas se cerraron él alejo su mano de mi.
No me di cuenta en que momento exactamente aquel inesperado movimiento me habia hecho ruborizar, aunque Benedict era un hombre insufrible tambien era un tipo apuesto y mi instinto femenino no podia evitar ser victima de sus encantos masculinos.
—Lamento eso—dijo soltando un suspiro.
—No importa—respondí sin darle mucha relevancia a lo sucedido.
—En el futuro sera mejor que no vuelvas a entrar por la puerta principal del edificio. Los residentes entran por el ascensor que esta en el estacionamiento—indicó, de haber tenido más interes en su esposa falsa nos habriamos evitado ese pequeño inconveniente— Vincent es mi chófer personal, puedes ocuparlo cada que lo necesites, incluso cuando debas irte a ver a tus otros esposos.
Automáticamente gire en su dirección y le dirigi una mirada perpleja, inconscientemente habia revelado nuestra verdadera relación y la existencia de mas hombres implicados en un matrimonio falso.
—Vincent es de confianza—indicó. Mantuve silencio, en realidad no sabia que decirle, estaba un poco abrumada y nerviosa, más nerviosa que otra cosa.
Mire hacia el frente mirando mi reflejo en el metal de las puertas de ascensor, me veia extraña, pero no en mala manera de hecho me gustaba, esa imagen rubia combinaba con la imagen de Benedict.
Lo mire de reojo, llevaba puesta una camiseta azul marino de manga larga y unos pantalones casuales color caqui, era raro verlo vestido asi sin toda la ostentosidad y arrogancia que lo rodeaba, quizas lo estaba juzgando mal.
Instintivamente mi vista se posiciono en su rostro, tenia una piel muy tersa y mientras observaba su rostro perfecto me di cuenta de que su cabello estaba húmedo. ¿Estaba bañandose cuando lo llame? ¿Por eso se quejo?
De un momento a otro su mirada se encontro con la mia, rápidamente agache la vista al verme descubierta, pero él no dijo nada y agradeci que no lo hiciera.
Las puertas se abrieron y Benedict salio dejandome un par de pasos atrás. Lo segui en silencio por un pasillo amplio y elegante hasta una puerta color negra. Se detuvo un momento, pensé que sacaria una llave de sus bolsillo para abrir la puerta, pero en vez de eso únicamente coloco su reloj en un pequeño dispositivo cuadrado sobre la puerta, esta hizo un pequeño ruido y cedio.
Benedict entro, no me sorprendio en lo absoluto su falta de caballerosidad asi que solo lo segui al interior.
Se suponia que este era un edificio, no obstante, me sorprendio darme cuenta que el departamento de Benedict estaba constituido por dos pisos y no solo eso tenia un hermoso ventanal en donde se podía ver una hermosa vista del centro de Londres. No sabia que se podia tener una vista asi, aunque claro que con mucho dinero puedes comprarlo todo.
Su departamento parecia una mansión, una mansion muy limpia y elegante, por un momento me dio miedo pisar la alfombra roja que cubria el suelo, pero ya que Benedict no parecia tener mucho interés en mi y en lo que hiciera, lo hice. Camine por la sala de estar, admirando todo a mi alrededor, el candelabro de cristal que colgaba del techo, las pinturas contemporaneas, los muebles y hasta el diseño de la casa, todo me parecia sacado de una pelicula.
—¿Qué haces?—cuestiono Benedict desde lo alto de las escaleras. No habia prestado atención a mi supuesto esposo asi que no respondi—sigueme.
Enseguida entendi que tal vez me mostraria donde dormiria, mis maletas al igual que su empleado no estaban. Estaba tan entrenida que no me di cuenta que subieron las otras cosas que debian quedarse en casa de mis otros esposos.
Benedict se dio la vuelta y yo subi las escaleras rápidamente, cuando lo alcance él ni siquiera se digno a mirarme, simplemente camino hasta dar la vuelta en un pasillo diferente.
—Esta será tu habitación—indicó señalando una puerta negra, únicamente asenti ya que su mirada verde me paralizó—sobre el escritorio se encuentra una tarjeta de credito, puedes usarla en lo que gustes, no tiene límite.
—¿Para que la tarjeta de crédito? —me atrevi a cuestionar, él alzo su poblada ceja y me dirigio una mirada mordaz.
—Soy un exitoso CEO, tengo bastante dinero y que mi esposa no disponga de una tarjeta de crédito hace ver este matrimonio falso—alegó, a mi me pareció que únicamente estaba tratando de presumir su fortuna, pero tuve que fingir que estaba agradecida con su generosidad innecesaria.
—Gracias—exprese aunque quizas no lo hice con mucho animo porque él volvio alzar la ceja.
—Debo irme al trabajo, instalate y si quieres puedes dar un recorrido por la casa.
—En realidad debo irme, solo vine a dejar mi equipaje y algunas cosas, hoy me quedare con otro de los esposos.
Mantuvo esa expresión seria que lo caracterizaba, quizas saber esa información ni siquiera era de su interés.
—Dile a Vincent que te lleve, no quiero que vean a mi esposa subir a un taxi—manifestó, pero en su tono de voz note molestia.
Benedict se fue a paso veloz sin darme la oportunidad de agradecerle. Recorde la información que Alexander me habia proporcionado, la traición y la humillación que habia tenido que pasar en silencio, solo por eso trate de no pensar en ofensas que le iban bien a ese comportamiento suyo.
Suspire, solo asi saque la frustración que él me provocaba. Posteriormente entre a la habitación.
Lo primero que me impresiono fue la cama, tenia un dosel en donde colgaba una tela blanca semi transparente, la sabanas que cubrian la cama eran blancas, pero quien habia diseñado el lugar habia decorado en tonalidades frias, los colores que predominaban era el gris, el blanco y un azul marino.
Debajo de la cama se hallaba una alfombra gris, ademas se encontraba un pequeño sillon que miraba hacia la ventana, la vista era hermosa, supuse que desde este lugar el atardecer debia ser hermoso.
Al lado de la cama se hallaban dos muebles o más bien dos mesas de noche donde estaban dos lamparas de noche color azul, ahi tambien descansaba un pequeño control supuse que era el de la televisión, pero no la vi, delante de la cama se encontraba un mueble decorativo en donde reposaban algunos adornos abstractos, pero solo eso.
Curiosa por saber que encendia exactamente ese control, lo tome y aprete uno de los botones.
Me impacto ver que la pintura sobre la pared cambiaba su imagen por un menu para elegir entre mil plataformas de streaming. Asombrada me acerqué y mire con detenimiento lo que al parecer no era una pintura sino una televisión de pantalla plana.
Era extremadamente delgada y tenia un marco alrededor que le ayudaba a camuflarse como pintura.
Saque mi teléfono y le tome una fotografía para buscar su precio en Internet. Cuando mi buscador reconocio el objeto y desplegó información del producto, me sorprendio ver marcas exclusivas y por supuesto paginas en donde se podia adquirir, su precio rondaba las 3000 libras, deje de respirar, eso era lo que yo podia ganar en tres meses si no gastaba ni una sola moneda y por supuesto si no comia ni pagaba mi alquiler.
Definitivamente no podia usarla, era demasiado costosa para que alguien tan simple como yo la viera, podia dañarse o algo parecido y lo que menos queria era darle al señor Corwin otra razón para odiarme.
Decidí darme prisa y ponerme manos a la obra, si me detenia a fotografiar todas las cosas que estaban en mi habitación seguramente no me atreveria a dormir en la cama sino en el suelo.
Al no ver un mueble donde guardar mis cosas supuse que la habitación disponia de un armario, habian dos puertas y al abrir la primera descubri el baño, el piso era de mármol, tenia una bañera preciosa y un par de espejos que bien podrian reflejar mi alma, estaban demasiado limpios y brillantes.
Cerre la puerta, ya tendria tiempo de revisarlo otro dia, debia darme prisa. Abri la otra puerta y efectivamente, se trataba de un armario pequeño, pero elegante. El mueble que lo componia era oscuro, con varios cajones y puertas. Era evidente que con lo que traia no llenaria ni la mitad de la habitación, era deprimente, pero no habia otra opción más que acomodar mi equipaje ahi.
Cuando termine de colgar las prendas y guardar algunas cosas en los cajones, decidí que ya era tiempo de irme , ya casi era medio dia y probablemente al insufrible señor Benedict no le gustaria dejarme sola en su apartamento.
Tome mis dos maletas sobrantes y camine hacia el piso inferior con ellas. Al intentar bajar las escaleras vi al chofer, Vicent él rápidamente acudio en mi auxilio y gracias a Dios no tuve que bajarlas por mi cuenta. Le pedi me llevara a otro lugar, un par de calles antes de llegar a la casa de mi siguiente esposo, aunque en realidad no se lo pedi asi, únicamente le solicite me llevara a una dirección y él amablemente acepto.
No queria irme sin despedirme del dueño del departamento, pero al levantar la mirada me encontre nuevamente con esa imagen de dios griego que lograba arrancar de mi interior un sonoro suspiro.
Se habia puesto un traje oscuro, una corbata con lineas horizontales de color plata y por supuesto, su cabello lo habia peinado hacia atrás haciendolo lucir increíblemente apuesto e imponente.
Tuve que fingir acomodar algo en mi equipaje para que él no viera que estaba a punto de babear por él. Debia controlarme y aprender a convivir con su apariencia, acostumbrarme a tratar con una obra de arte viviente.
Cuando me senti lo suficientemente fuerte como para volver a mirarlo sin perder el control de mis hormonas él se acomodo el traje y le hizo una señal a Vincent, este asintio inmediatamente y salió del departamento con mi equipaje en sus manos.
—¿Ya se va señor Corwin?—pregunte más sabia que no habia necesidad de que me contestara, sabia que ya se iba e iria al trabajo, pero no queria quedarme en silencio a su lado ni un segundo.
—Si, espero no le moleste compartir el auto conmigo—expresó sugiriendo que él me llevaria a mi siguiente destino, no me gustaba la idea de tener que viajar a su lado, pero él no estaba dispuesto a dejarme ir en taxi, al menos no frente al edificio donde vivia y donde nos podian relacionar. ¿Qué diría la gente si supieran que la supuesta esposa del famoso CEO Benedict Corwin viajaba en taxi mientras su esposo tenia hasta chofer privado?
—Por supuesto que no, de hecho, le agradezco que me lleve—respondí mostrandome humilde, supuse que las personas como él estaban acostumbradas a siempre recibir halagos y yo no sería la excepción porque se suponia que una esposa modelo se desvive por su esposo y ya que el disponia de un par de millones en el banco queria ser buena, más por las recompensas que podia haber de por medio, quizas era muy ambicioso de mi parte, pero él no me agradaba del todo, tenia un comportamiento arrogante que no me gustaba para nada—por cierto, Alexander me pidio darle esto.
De mi bolso de mano, donde llevaba las demas pelucas, saque la carpeta que mi jefe me habia proporcionado y le di su contrato
—Se lo mostrare a mi abogado y si todo esta en forma me hare cargo de que le llegue al señor Reese.
Extendio la mano indicandome el camino para salir de ahí, por suerte recibio una llamada que tuvo que contestar enseguida, lo que me sorprendió de esa conversación fue que estaba hablando en un mandarín perfecto, lo sabia porque habia visto demasiados dramas chinos en los últimos meses durante las noches. Tracy no era la unica que se desvelaba entreteniendose, aunque debido al trabajo habia pospuesto mis series para cumplir con mis pendientes.
En el ascensor no ocurrio mucho o mejor dicho nada, él continuo hablando, aunque parecia que estaba regañando a la otra persona del otro lado del auricular, fruncia el ceño y alzaba la voz de vez en cuando, solo cuando llegamos al estacionamiento colgó la llamada, pero enseguida volvio a sonar su teléfono.
Me parecio que ser un CEO no era una tarea sencilla, no solo debia dirigir una compañia, sino que uno de los requisitos para hacerlo quizás era hablar varios idiomas.
Aunque era arrogante y algo antipatico debia admitir que era un hombre admirable. A muchas mujeres, por supuesto, incluyéndome, les atrae el atractivo de un hombre, pero lo que a mi me fascina es su intelecto, eso habla mucho de quien es y de su compromiso en una relación.
Trate de no pensar más en el asunto cuando subi a su auto, mire por la ventanilla tratando de distraer mi mente en otra cosa y solo cuando dejo de hablar por teléfono me atrevi a volver la mirada hacia él.
Esta vez revisaba su dispositivo, me parecio que estaba leyendo un artículo de alguna revista o periódico en linea, desde mi lugar no se alcanzaba a distinguir muy bien, tendria que quedarme con la duda, pero la gota que derramo el vaso fue verlo con anteojos puestos. Definitivamente ese hombre me fascinaba, pero admitir que me gustaba era enaltecer su ego y su arrogancia, no iba a lograr nada de mi, eso era seguro.
Después de un par de calles, Vincent se detuvo, mire a mi alrededor, ya habiamos llegamos a mi destino y di gracia a Dios por ello, el chofer del señor Corwin era muy eficiente para evitar el tráfico.
—Un momento—le expresé tomando mi bolso rosa con la intención de quitarme la peluca, pero Benedict fijo su mirada en mí—¿Podria desviar la mirada un momento?
Él solo alzo una ceja, confundido o quizás sorprendido de que le hiciera muchas peticiones, seguro no le gustaba complacer sino al revés.
—No quiere que vean a su esposa llegar a la casa de un famoso actor ¿Verdad?—dije con la intención de explicar porque necesitaba que desviara la mirada, quitarme la peluca era como desnudarme ante él.
De pronto solto un sonoro suspiro, me sono como el de un toro enfadado, pero no tan peligroso como para hacerme daño, giró la vista hacia la otra ventanilla y solo como prevención mire el espejo retrovisor de Vincent, el también había respetado mi privacidad mirando hacia otro lado, solo entonces pude quitarme la peluca para ponerme la siguiente, una pelirroja.
Guarde a la rubia en mi bolso y acomode muy bien mi nueva identidad, pero solo para evitar que mi rostro no fuese tan visible me coloque un par de jafas oscuras.
Mientras acomodaba mis cosas note que Benedict habia vuelto la mirada hacia mí y parecia estar sorprendido por el cambio de look, pero la atención solo duro un par de segundos, luego volvio la vista hacia su dispositivo en sus manos.
—Muchas gracias por traerme señor Corwin, lo vere en un par de días—le extendi la mano, pero él solo la miro sin intención de tomarla. Volvio la mirada a su teléfono y acomodo sus gafas.
—De ahora en adelante llamame por mi nombre y tampoco te refieras a mi por usted, es extraño que mi esposa me llame asi ¿No crees?
—De acuerdo, Benedict, nos vemos después.
—Hasta luego—expresó sin levantar la vista, no le vi el caso de pedirme tal cosa si iba a seguir ignorandome de esa forma.
Mientras mantuve esa conversación no me di cuenta cuando Vicent, su chofer, salio del auto y bajo mi equipaje.
—Que tenga un buen dia señorita—expresó el nombre con una sonrisa.
Aquel hombre me recordo a mi padre, tenia su complexión y era más o menos de su altura, su piel era morena más no como latino sino como si fuera originario de medio oriente, quizas israel o incluso india.
Tome mi equipaje y luego de que Vincent entrara al auto, los vi partir. Solo cuando desaparecieron de mi vista logre suspirar, mi cuerpo se tensaba cuando estaba a su lado, una reacción extraña, pero cuando se fueron me senti relajada.
Arrastre mis maletas dos calles hacia arriba, por suerte tenian rueditas y no hacia falta tanto esfuerzo.
Nathaniel vivia cerca de Oxford street, una de la avenidas más populares de westminster, en un edificio elegante.
Extrañamente la gente se me quedaba mirando extraño, como si yo fuera un bicho raro o algo asi, quizas mi atuendo si llamaba mucho la atención y por esa razón Benedict se me habia quedado mirando antes de irse.
Antes de entrar marque el número de teléfono de Nathaniel que me habia proporcionado Alexander, era una suerte poder tenerlo, quizas después de esta aventura podia venderlo en internet, pero posteriormente deseche la idea, no era tan cruel.
Espere nerviosa escuchar su voz y después del tercer timbraso él contestó.
—Diga—me derreti cuando escuche su voz, elegante y sexi.
—Hola, señor orson, nos conocimos ayer en la oficina de mi jefe. Él me indico dejar algunas de mis pertenecias en su casa el dia de hoy—explique tratando de que mi voz no sonara emocionada, secretamente era su fan.