Parte 1: Take A Chance On Me

1123 Words
—Daniel, irá en la parte trasera, lo mejor es que de momento no te vean junto a Harriet y menos con Draitas caminando por las calles. Agitados llegan al parqueadero de la zona más cercana a la biblioteca. Santiago no dejó de vigilar los alrededores y proteger a Daniel, acción que al niño le conmovió en medio de toda la turbulencia del momento. —Santiago te irás conmigo. —¿Y yo? —pregunta junto a ellos mientras camina lo más rápido posible y finalmente llegan al parqueadero. —¿Iré con ustedes en el auto? —No… lo que pasa es que…—Sin saber cómo darse a explicar observa ligeramente nervioso a Santiago que inmediatamente capta el mensaje. —No se preocupe señor, yo me iré a parte, será más seguro si voy junto él en el segundo auto y usted va adelante con el señor Harriet. —No quiero ir con él a ninguna parte ¿Y si me llevas tú? José puede irse con él, no veo cual es el problema. Vamos. —Deprisa toma el brazo del peli azul, que sin saber que hacer se deja guiar por el joven de ojos azules claramente irritado. —Iré con Santiago en este auto, tú puedes irte en el otro, vamos, Santiago, apu… —Irás conmigo y se acabó. —con ligera brusquedad toma el brazo del joven que al instante manotea, quitando con agresividad sus manos de su brazo. —Daniel. —No pienso ir con usted para ninguna parte. —recalcando con sus palabras “usted”, un “usted” de “No quiero verte la cara… desaparece de mi vista y vete a lo más profundo del infierno”, o al menos eso pensó Harriet, colmado de impaciencia e irritación. —Daniel, ya basta, no es el momento para que hagas un espectáculo, estamos en peligro, entra al maldito auto. —demandante toma el brazo del chico y lo arrastra al auto delantero. Los dos hombres se encontraban observando la escena sorprendidos, sabían que no podían intervenir, no era la primera vez que los veían pelear, solo que esta vez era mucho más cómico y sentimental que antes, sobrepasando lo dramático. Sin más que decir, suben rápidamente al auto, en cualquier momento Daniel llamaría por ayuda, claro, es lo obvio, pero aquí eso no tiene cabida. —¡No, déjame! Al empujar su pecho, cae afortunadamente al interior del auto sin golpear su cabeza, gracias a la rápida acción del Harriet al cubrir la misma y caer sobre el chico. Quedando entonces a escasos centímetros del rostro del más joven. Este lo empuja con todas sus fuerzas, logran que la irritación del contrario explote por completo. Rápidamente, a un ritmo sobrenatural sale y cierra la puerta del auto, dejando al chico asustado, pero sobre esas emociones se sobreponen los sentimientos de ofensa e irritación, las ganas de llorar estaban surgiendo, pero las ganas de hacerle entender al de cabello blanco, que no le perdonaría si no se daba a explicar debidamente, son mucho más fuerte. —¡Quita el seguro de las puertas, quiero irme! —¡No voy a hacerlo, así que quédate quieto! ¿Por qué estaban peleando? ¿por qué? Si tan solo hoy, por primera vez se dirigían la palabra durante largo tiempo, mucho más que antes, pero era algo, algo que había quedado pendiente, algo que Harriet sabía: Las cartas, las mismas que dejó de enviar por casi cinco meses y ahora aparece de repente, marcando territorio, tratando de protegerlo cuando solo envió el claro mensaje de que se alejaría. ¿Lo hizo para siempre? De manera clara, no, volvió confundiendo mucho más al joven, que rabioso intenta abrir el auto, hasta llegar al punto inimaginable incluso para el mismo de golpear las ventanas. Dios, estaba exasperando al de cabello blanco, que apenas había encendido el auto, el cual se detuvo de golpe al escuchar su llamado de auxilio, el llamado de auxilio a nombre de otro hombre, Santiago. —¡Santiago, ayúdame! —deja salir un respingo asustado mal sentir repentinamente el auto detenerse. Se escuchó un clic, dando aviso de que las puertas estaban sin seguro a lo que el chico, ahora dejando caer lágrimas llenas de impotencia, abrió rápidamente encontrado al de cabello blanco, terminar de abrir la puerta. —Vete, no quiero hablar nada contigo mentiroso. —sollozante se corre hacia atrás para abrir la puerta, a lo que Harriet, sintiendo las lágrimas aflorar de sus ojos, se acerca y toma el brazo del chico estando dentro del auto. —Daniel, lo siento, por favor escúchame, déjame explicarte. —inconscientemente toma el rostro del chico y este intenta apartarlo, desea dejar de sentir aquel vacío, ese dolor que se combina con la calidez de sus manos al tocar su piel, eso que quema, pero que al mismo tiempo necesita entender. —No quiero escuchar más. —sollozante araña sus hombros para que pueda soltarlo, pero este, no reacciona ante la presión de sus uñas. —¿Por qué? —su voz se quebró repentinamente, sintiendo su corazón aún más pequeño por el dolor debido al rechazo que estaba recibiendo. —Daniel, entiende por favor que yo solo no supe qué hacer si nuevamente… —Porque vas a volver a irte otra vez. —se rinde bajando la cabeza, sollozante. —Tú te irás otra vez, volverás a mentirme…Tú, bastardo ¿por qué me escribiste esas cartas si solo ibas a abandonarme? ¿Por qué? Harriet, sin palabra que mediar, sorprendido, siente la culpa perforarle el pecho. Lo sabía ¿Desde hace cuánto? De eso no tiene certeza, pero descubrió que el señor H era él y aunque suene a tontería, aun se escuche como algo fácil de adivinar, claramente Harriet no es el único nombre con la letra “H” al inicio de su nombre, inclusive, podría ser un apellido naturalmente. Pero ¿qué tanta coincidencia podría haber entre ellos? ¿Qué tan obvio es la repentina aparición de ese hombre en la biblioteca? ¿Acaso un saludo podría ser sospechoso, una sonrisa, los agradecimientos y la calidez de sus palabras tenían entonces susurros llenos de súplica, euforia y evidente amor? Por Dios, Daniel se sentía tan ingenuo, tan estúpido, cómo no pudo verlo. Por supuesto, la emoción y aquellas emociones tan nuevas y puras nublaron su juicio, eso fue lo que pasó desde un principio, eso es lo que un Daniel enojado consigo mismo se estaba recriminado. —Soy tan estúpido, tan ingenuo, ¿cómo es posible que no me diera cuenta? ¿cómo es posible que este enamorado de ti? Maldito mentiroso, solo juegas conmigo, eso es lo que haces… tú…solo…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD