Parte 3: I Love You So Bad

1084 Words
—Niño ¿Quiere algo más? —El dueño y señor de la tienda pregunta amablemente. —Oh, lo siento, no, yo solo estoy calentándome un poco, hace mucho frío ahí afuera. —Ah claro que sí, horrible, es que ni yo he salido, es más, mi nieta no me deja, de pura cosa me dejó llegar a laburar. —Es entendible. —ríe tímidamente y agradece nuevamente al hombre mayor que se despide con gentileza. —Bien, creo que ya es hora de irme. —susurra suavemente para sí mismo y se levanta, dejando la tienda rápidamente y echando a correr nuevamente para no enfriar su cuerpo rápidamente. En cualquier momento llovería con fuerza, de eso no hay duda, quizás con trozos de hielo, que por muy emocionante que fuera, al caer a tal velocidad lastimaba realmente la piel y al ser tan sensible, el pequeño moretón sería más doloroso. Al llegar a la biblioteca se topa con la señora Martha en la entrada y la saluda rápidamente. Esta sin saber que responder agita su mano y frunce el señor sorprendida por la agitación del chico. —Buenos días, Jessica, podrías registrarme por favor, mientras tanto iré buscando algunos libros que necesito. Por cierto ¿Sabes dónde están los libros sobre las familias de Medellín? ¿Las más ricas, ya sabes, cuando esto era un pueblo más pequeño? —Uy, eso ni siquiera está acá arriba, está en el piso de abajo y nadie va allá porque sí, normalmente bajamos para buscar libros y sacarlos a fresquearlos u poco, pero esos ni locos los sacamos, son muy delicado. —¿Hay forma de que pueda verlos, por favor? —suplicante le mira a los ojos y la joven mirando a los lados ligeramente ansiosa, se rinden ante la petición. —Ack, bueno, pero conste que yo le dije que allá no baja cualquier persona, no vaya a ser que la señora Martha me regañe. —Prometo que me haré responsable de todo. —asiente rápidamente con ojos brillantes. —Mire las llaves, cuando salga me avisa y le mostramos a Martica los libros que quieres leer. —Hecho. Rápidamente toma las llaves y corre hasta la puerta del fondo del último pasillo. Siempre la había visto, pero pensó que solo era un pequeño cuarto para las escobas y traperos del aseo. Ahora sabiendo que es la bodega del lugar, las ansias por descubrir aquel mundo lo comían ¿Cuándo libros antiguos y de pasta original encontraría en aquel lugar? ¿realmente aparecerá la familia del señor Harriet? Es imposible decir sí o no, ahora sabiendo que es un vampiro, de una especie distinta a como son los demás clanes que leyó en el libro familiar, no se sabe que tanta verdad contarían los libros. Al cruzar la puerta y bajar las escaleras con cuidado gracias a la luz natural que entra desde la ventana con vistas al patio central de la biblioteca, se halla una gran habitación con estanterías en perfecto orden y limpieza ¿Quizás eran 7 u 8?, Daniel no podía contar en ese momento, su corazón palpitaba con fuerza, como si hubiese descubierto el mayor tesoro del mundo. —Esto es increíble. Sin más que decir toma un profundo respiro y empieza la búsqueda de la estantería de las familias más ricas de Colombia y Medellín estaban separadas, muy pocas de las familias de Medellín se posicionaron como las más ricas de Colombia. Entre las posicionadas en Colombia se encontraba la familia Aguilar, las familias de San Agustín y la familia de los Velázquez. Dio en el blanco y tomó cada uno de los libros que hablaban respecto a la familia, fortunas, hazañas en la guerra, etc.; un sin fin de reconocimientos y logros de la época que claramente les dio la posición entre muchos. —¿Harriet...? —sorprendido observa la fotografía del libro, tan claro como el agua, ahí está aquel hombre de cabello largo y fina vestimenta mirando directamente a la cámara como todos los demás. —Avellana, por Dios, esto. —Avellana vestía la misma ropa que su hermano y lucía un cabello incluso más largo que Harriet. —1839…esta fotografía tiene más de 100 años. Con prisa, toma otro libro, el cual data del año 1901, en este Harriet estaba con casquete de guerra sonriendo ligeramente a la cama junto a otros soldados. Quizás 20 o 30, no lo sabía con exactitud pues su atención estaba puesta en Harriet. —¿Cómo no se han dado cuenta de que es la misma persona?… Oh, cierto, podría ser coincidencia, algo genético y lo verían como una gran similitud, por supuesto que no sospecharían… —Elijah… Un susurro suave e incluso tenebroso espantó sus sentidos y le hizo tirara aquel libro por instinto, dejándolo caer afortunadamente sobre la mesa sin causar daños al elemento. —Elijah… —Pero… —ligeramente asustada retrocede con el propósito de escapar. —¿Qué está pasando? —Elijah…Elijah…ven, Elijah… Los susurros se mezclaron con el sonido de la roca resquebrajándose detrás del gran mueble azul marino que cubría el rincón de la pared. El polvo empezó a salir poco a poco mientras el cemento se partía poco a poco. Los susurros eran confusos, ya no se comprendía lo que decía, ni siquiera si seguía llamándolo por su nombre. Y entonces algo cayó, con fuerza detrás de aquel mueble, causando el tambalea hacia adelante del mismo. Daniel, rápidamente detuvo la posible caída, asustado sosteniendo con todas sus fuerzas el mueble. —Dios. —respira finalmente agitado. —Esto…—empuja con cuidado el mueble, dejando una cavidad lo suficientemente grande para entrar y salir de aquel hoyo, más que un hoyo era la forma perfecta para instalar una puerta. —Este lugar es más grande de lo que cualquiera creí. Finalmente, entra con suavidad para tropezar y lastimarse. Repentinamente un viendo fuerte y completamente antinatural revuelve aquella habitación, un poco más pequeña que la principal y velas negras y rojas de color ligeramente cremoso, se encienden por diferentes puntos de la habitación, encontrando, artefactos propios de un museo, sin duda, elementos que ahora costarían millones de euros fuera del país. Máquinas de escribir antiguas, en perfecto estado, pues al tocarla esta parecía nueva y limpia, incluso como si recién la hubieran utilizado; Maquina matemática para calcular antigua, una sin duda fascinante y extremadamente extraña y por último tres o cuatro telégrafos o teléfonos antiguos, dos de ellos de oro puro y duro.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD