Parte 4: The Cherubim

1317 Words
Durante los siguientes días las cosas iban mejorando para Harriet en salud, noches de insomnio, vómito constante y dolores insoportables en todo su cuerpo le hicieron olvidar por un par de días que el joven Daniel no le había escrito ni una carta de vuelta. Se imaginó las dos siguientes escenas, Una donde el chico leía la carta, horrorizado por su tan temprana casi confesión de la que probablemente pensaría que es una broma de mal gusto y que solo ha estado disfrutando a lo lejos burlón, por ello dejaría de hablarle para siempre lo que es igual a sufrimiento y dos, que el chico no le escribe porque se ha avergonzado tanto que es incapaz de escribirle de vuelta, tres, por Dios ¿no eran dos escenarios? Bueno, no, otra es que al chico le ha pasado algo mientras él no estaba a su lado a la distancia, irónico decirlo, cuatro se fue y no volverá a la ciudad, cinco, tan solo Harriet es dramático y está llevando las cosas a su límite. —Avellana…—dice suavemente para que su hermana pudiera escucharlo desde la cama a su escritorio en la misma habitación. Claramente, aquel proceso de desintoxicación necesita de alguien 24/7 a su lado para prevenir que todo empeore. —Hermano. —dice suavemente acercándose. —¿Necesitas algo? —pregunta tocando su frente para fijarse que tan baja está su temperatura, porque sí, si su temperatura baja más de lo normal para un Hiena blanca es sinónimo de muerte. —Dame una hoja y la pluma, necesito escribirle, no me ha respondido. —dice con suavidad y una mirada triste. Aquellas emociones no las podían permitir en estos momentos, no volvería a reír en cualquier momento hasta morir, así que con prisa Avellana buscó lo que pedía y lo acomodo en su regazo junto a una pequeña tabla para escribir. —Harriet, puedo escribirlo por ti… —No, no, yo… Yo puedo hacerlo, hacerlo, tengo que ser yo, si no se dará cuenta por la letra de que no lo soy y creerá que estoy jugando con él. Medellín, miércoles, 25-05-2022 Nueve de la mañana. Para un querubín terriblemente sonrojado: Eros: Dalla tua lingua demoniaca, una morte, un risveglio di eros nella mia luna. —María Clara Ospina Hernández. Presumo che tu non abbia voluto rispondermi, bellissimo cherubino, perché so di averti fatto arrossire velocemente, ho anche annuito ogni tanto per la mia audacia, ma potrebbe ¿essere un peccato, bellissimo angelo? Non sono dispiaciuto per la tua mancanza di risposta, anzi sono contento che tu stia cercando di lasciarmi una lettera e che sembri un cherubino terribilmente arrossito. Oh, sei così prezioso che il calore nel mio petto mi travolge completamente e mi fa sorridere vertiginosamente per tutto, sì, tutto. Vorrei vedere presto una lettera, una parola, qualcosa che possa continuare a implorare, qualche briciola di te mi rende felice. Che masochista che sono, ¿vero? Amico, a volte penso che potrei .... È meglio che non lo dica! Per evitare che pensiate che vi stia facendo pressione e che in realtà io sia un pazzo che vi aspetta con gli artigli al posto delle unghie, osservandovi pazientemente quando andate a dormire per chiamare Freddy Krueger e farvi venire gli incubi. Probabilmente ti salverò da Freddy, ¿ti piacerebbe? Krueger probabilmente si arrabbierà, ma non mi interessa. Sai, la notte scorsa ho sognato di essere in una canoa in mezzo al mare, mi sono svegliata terribilmente spaventata e poi mi sono guardata intorno con molta attenzione e ho visto il mare, in quella notte, splendidamente adornato da ogni tipo di vita marina luminosa e fluorescente. Il grande pesce brillava di tutti i colori, blu, bianco, arancione, verde, corallo, Dio, quanti colori e quante trame ho visto in quel sogno. Colori che non saprei nemmeno descrivere e che sono certo non esistano. Poi mi sono svegliata felice, molto felice e ridendo nel mio letto, sola e mezza nuda, poi ho sentito il petto pulsare. ¿Sapete perché? A causa di un cherubino terribilmente arrossato. Ok, beh, non voglio che tu muoia di imbarazzo o dia di matto, ma un'ultima cosa... 2. A. M. Sono le due del mattino. Nel ventre della notte il fornaio fa innamorare una pelle di grano. Lo sente, lo accarezza, lo spolvera, lo profuma con anice e cannella. La notte sarà sua. Le sue dita padrone possiedono i suoi segreti, lo accarezzano amorevolmente... affondano nella sua seta. È un corpo vergine, si abbandona alle sue mani. Ragazza dai mille cereali! Aroma di campo e di lievito caldo. ––María Clara Ospina Hernández. Conste que no he sido yo el creador de este poema. Nota: Mira la parte de atrás la he traducido para ti, para que no explotes con esa carita de tomate que me han dicho que tienes. Traducción: Eros: De tu lengua endemoniada, una muerte, un despertar de eros en mi luna. —María Clara Ospina Hernández. Asumiré que no quisiste responderme, hermoso querubín, porque sé que te hice sonrojar tan rápido, que hasta asentí de vez en cuando por mi atrevimiento, pero ¿será pecado, hermoso ángel? No lamento tu falta de respuesta, de hecho, me alegra que intentes dejarme una carta y que parezcas un querubín terriblemente sonrojado. Oh, eres tan preciosos que el calor en mi pecho me abruma por completo y me hace sonreír vertiginosamente por todo, sí, por todo. Me gustaría ver pronto una carta, una palabra, algo que pueda seguir rogando, alguna migaja tuya me hace feliz. Qué masoquista soy, ¿verdad? Hombre, a veces creo que podría.... ¡Mejor no lo digo! Para que no pienses que te estoy presionando y que en realidad soy un lunático que te espera con garras en lugar de uñas, observándote pacientemente cuando te vayas a dormir para llamar a Freddy Krueger y darte pesadillas. Probablemente te salvaré de Freddy, ¿te gustaría? Krueger probablemente se enfadará, pero no me importa. Sabes, anoche soñé que estaba en una canoa en medio del mar, me desperté terriblemente asustado y luego miré a mi alrededor con mucho cuidado y vi el mar, en esa noche, bellamente adornado con todo tipo de vida marina brillante y fluorescente. El gran pez brillaba en todos los colores, azul, blanco, naranja, verde, coral, Dios, cuántos colores y texturas vi en ese sueño. Colores que ni siquiera podría describir y estoy seguro de que la mayoría de ellos no existen. Luego me desperté feliz, muy feliz y riendo en mi cama, solo y semidesnudo, entonces sentí que me latía el pecho. ¿sabes por qué? Por culpa de un querubín terriblemente enrojecido. Vale, bien, no quiero que te mueras de vergüenza o te asustes, pero una última cosa.... 2. A. M. En el vientre de la noche, el panadero enamora a una piel de trigo. La siente, la acaricia, la empolva, la perfuma con anís y canela. Será suya la noche. Sus dedos maestros poseen sus secretos, la golpean amorosos... se hunden en su seda. Es cuerpo virgen, a sus manos se entrega ¡Niña de muchos granos! Aromada a campo y a tibia levadura. —–María Clara Ospina Hernández.  Al terminar de escribir aquella carta, sangre con un olor parecido a los huevos podridos o Vertekera, se deslizaba por su boca. La Vertekera es un antiguo plato supuestamente hecho para reyes, cosa que nunca le pareció en lo más mínimo a Harriet, un plato el cual comería con gusto su tío. La noche llegó tan pronto a sus sentidos, pues comenta Avellana que se había desmayado después de haber sangrado por la boca aquel líquido casi negruzco y que claramente era sangre putrefacta. “Siento que voy a morir ahora”, dijo en voz alta antes de caer en un sueño profundo gracias al herbal que su día le había hecho beber en medio de la debilidad.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD