HIENAS BLANCAS: LARGA VIDA A LOS ORIGINALES

Parte 3: The Cherubim

Tan pronto Avellana se va, se cerciora con la mirada de que nadie esté alrededor y lee con el corazón palpitando cada vez más fuerte.

Medellín, miércoles, 17-05-2022

Nueve de la mañana.

Señor H:

Primer Señor H… ¿Por qué no ha contestado mi carta, habrá sido esto una broma? Realmente si es así no vuelva a escribirme, es realmente de mal gusto, aunque no tengo razones para estar molesto, ni siquiera lo he visto, pero siento que… Las cartas son como algo… No sé cómo explicarlo ¿naturales entre usted y yo ahora? Debo estar volviéndome loco, solo tengo 17 años de vida, puedo decir tonterías. Se lo escribe Daniel, no estoy de humor…

—Joder. —sonríe y ríe suavemente y al poco tiempo se da cuenta de la estupidez que ha dejado pasar. — Pero qué estoy haciendo. —se levanta rápidamente y sube a su habitación rápidamente, toma una pluma blanca en esta ocasión tan especial. —Por favor no te enojes conmigo, niño. —suspira y escribe aquella carta donde algunas lágrimas contenidas cayeron. Después de décadas y décadas logra ver al hombre del que ha estado enamorado desde ese día en la plaza de aquel pueblo que ahora se ha convertido en mito.

No pasó mucho tiempo para que incluso sin arreglar bien sus ropas, saliera y entregara a Don Alberto aquella carta y sin mediar palabra se retirara a la oscuridad de su habitación para enfrentar el malestar que lo estaba tomando en aquel momento. Su sistema aún seguía limpiándose, por ello ha evitado salir de casa y sin saberlo había olvidado por el dolor escribir una carta para el joven Daniel. A la mañana siguiente la carta llegó a las manos del niño y ligeramente sonrojado y conteniendo su emoción, tomó aquella carta y se escondió en la oficina de Marta, pues le permitía estar ahí para leer en mayor silencio.

—Idiota, ahora te atreves a escribir, aja, mira como creo que esto no es una broma. —dice suavemente sin dejar de ver la carta, sintiendo su cuerpo acalorado. —Deben ser las hormonas y ya, solo eso. —abre la carta y lee con cuidado hasta el final, sintiendo su corazón palpitar cada vez más fuerte en sus oídos.

Medellín, miércoles, 18-05-2022

Nueve de la mañana.

Un niño de ojos azules que se llama Daniel:

Primero qué fantástico libro te has leído, lo sé porque lo he leído cientos de veces ¡Me ha encantado por completo volver a leerlo en una noche! Ha pasado mucho tiempo y opino tanto como Watson que el señor Holmes merece más mérito que nunca.

“—Desde luego, le debemos disculpas, señora Toller —dijo Holmes—. Nos ha aclarado sin lugar a duda, todo lo que nos tenía desconcertados. Aquí llegan el médico y la señora Rucastle. Creo, Watson, que lo mejor será que acompañemos a la señorita Hunter de regreso a Winchester, ya que me parece que nuestro locus stand es bastante discutible en estos momentos. Y así quedó resuelto el misterio de la siniestra casa con las hayas cobrizas frente a la puerta. El señor Rucastle sobrevivió, pero quedó destrozado para siempre, y solo se mantiene vivo gracias a los cuidados de su devota esposa. Siguen viviendo con sus viejos criados, que probablemente saben tanto sobre el pasado de Rucastle que a este le resulta difícil despedirlos. El señor Fowler y la señorita Rucastle se casaron en Southampton con una licencia especial al día siguiente de su fuga, y en la actualidad él ocupa un cargo oficial en la isla Mauricio. En cuanto a la señorita Violet Hunter, mi amigo Holmes, con gran desilusión por mi parte, no manifestó más interés por ella en cuanto la joven dejó de constituir el centro de uno de sus problemas. En la actualidad dirige una escuela privada en Walsall, donde creo que ha obtenido un considerable éxito.”

—Arthur Conan Doyle por Las Aventuras de Sherlock Holmes.

Me emociona el final de este libro, ¿sabes?, siempre lo hace y aún, después de las incontables veces en que lo he leído, no logro descubrir exactamente por qué me causa tanto gozo.

Ahora… entrando en materia, comprendo el temor que debes sentir, completamente válido y no te reclamaré por ello, sería muy descarado de mi parte ¡¿qué digo!? Es más descarado exigir comprensión al respecto si nos encontramos en esta situación que hasta yo lamento… pero mi timidez es tanta en estos momentos, que Marta es la única persona que puede ayudarme. ¿Sabías que ella sabe quién soy? No te atrevas a preguntar, eres tan curioso que lo harías sin pensarlo dos veces, lo digo con cariño, no como una advertencia. Si gustas puedes preguntarle si sabe quién deja estas cartas en tu pequeño locker y si pone las manos en su cintura y mira al piso tres veces, es porque lo sabe. Vaya, mira, ahora sabrás cuándo Marta miente y cuándo no. Me da mucha gracia incluso escribir esta pequeña parte de lo que hablaré contigo hoy…

—Eres un tonto. —Una sensación de alivio y nostalgia se instaló en su pecho al leer aquellas palabras, que de cierta manera hacía que su ilusión creciera, y eso de cierto modo lo hacía peligroso a su pesar.

Primero, no debes temerme, realmente lo que menos pasa por mi mente es causarte daño, ¿por qué lo haría a alguien tan amable y de corazón tan cristalino como el tuyo? Sí, quizás suene estúpido para otra persona, incluso una estrategia que utilizaría alguien inteligente y de corazón podrido, pero no… mi corazón, al contrario, está lleno de felicidad porque volví a ver después de tanto tiempo… a alguien muy especial, ¿sabes? Creo haber llorado de alegría por un par de días y de alguna manera… sufrí dolorosamente, pues, pensé firmemente en que nunca volvería a ver su rostro.

—¿Y quién es? —se cuestiona entristecido y una pequeña nube de celos se acercó a su mente causando sacudidas en su pecho e intentando ignorar las mismas. —Eres un mentiroso ¿Tienes a alguien más y hablas conmigo? ¡Ay, ya! Qué tontería podría ser un familiar y amigo, además que me importa, de todas formas, solo nos conocemos hace poco y probablemente nunca lo vea… y eso sería triste porque él dice cosas que…—suspira abatido y confundido, para luego seguir leyendo.

¿Te parece algo tonto o estúpido, algo así?

Dios, realmente me siento un cobarde por no dejar que me veas, pero por favor, si no es demasiado para ti, dame más tiempo para prepararme, prometo que me verás, solo necesito tiempo, además… las cartas son una de las maneras en que quiero llegar a ganar tu cariño, así sea un poco… Para ser honesto este día ha sido demasiado triste para mí, al punto en que he estado enfermo y con algo de dificultad deje esta carta para ti. Incluso Marta me regañó tremendamente y me echó de la biblioteca a patadas para que fuera a casa y descansara. Es muy gracioso ver a Marta tan enojada… Espero que mi salud mejore en el transcurso del día, quizás la tristeza por el hecho de saber que estás molesto conmigo por no haberte contestado antes… Así de mal estoy, ¿no crees?

—¿Has estado enfermo? —pregunta en voz alta sintiéndose culpable. —Igual no importa, ya estás con alguien más y aun así me hablas de esta forma, es confuso.

Oh, por poco lo olvido: Lázaro.

Respondiendo a las siguientes preguntas “¿qué piensa de Lázaro?, ¿demuestra algo que a muchos no les gusta reconocer?, ¿o qué opinas tú?"

Lázaro representa al sufrimiento a través de la vida en tan poco tiempo, representa, de manera macabra y dolorosa, él como un ser humano, al ser tan consciente de su propia existencia puede hacerle perder todo brillo de esperanza, incluso en la mirada. Y como dice por ahí, los ojos son el reflejo del alma y Lázaro ya la había perdido. Esa es mi opinión al respecto también.

¿Puedo decirte algo atrevido?… Para que puedas perdonarme, quizás…

Bellissimo cherubino. I vostri occhi brillano così tanto quando vedete il sole sorridere dolcemente, godendo della bellezza di quel piccolo giardino in biblioteca. Io, sbalordito, ti guardo e mi vergogno tanto di vederti senza che tu lo sappia, è brutto vedere un angelo sorridere?

A volte metto in discussione le mie azioni, oh, non sapete quanto, mi merito che Lucifero mi guardi negli occhi e mi dica quanto sia brutto ammirare segretamente una bella opera d'arte.

—¡Idiota! —grita terriblemente sonrojado e irritado por aquellas palabras que al instante tradujo en su cabeza.

Cuéntame mañana qué dicen aquellas palabras. Me siento muy cansado.

Buona sera, cherubino.

De H…