04.- PRIMER ENCUENTRO.

2081 Words
Ya habían pasado dos semanas desde que el señor Mortí regreso de Suiza, en esas dos semanas ayude a Alicia en todo, dar de comer a los lobos, gatos, monos, etc. y a black, Ian ya se había recuperado de su palidez y cuando teníamos un rato libre, juagábamos juegos de mesa entre todos en el comedor, a veces madam Moss me llamaba para ayudarle en la enfermería y entrenaba en los árboles, Alexander a veces entrenaba conmigo, pero rápidamente le ganaba, solo una vez me gano, lo hice para que no se sintiera mal, aunque creo que lo noto, pero estaba muy contento, en esta semana andaba un poco molesto. James aun no podía entrenar conmigo, aun no tomaba sangre y el no tocaba el tema de la sangre conmigo y no podía entrenar con él, era un poco débil, el martes pasado quise entrenar con él con golpes, pero o dios siempre se quejaba con cualquier cosa, al contárselo a Alexander y a Ian se murieron de risa, no podían disimular enfrente de James al verlo y solo en esa semana ya no me hablaba, por contárselo a Alexander y los demás, pero aún no tocaba el tema de la sangre. Al llegar el señor Mortí nos llamó a los tres, solo para decirnos que aún no tenía noticias del señor Watson, Pitz y Yod y al ínstate nos retiramos, todos estaban jugando, platicando en el comedor, mientras que yo estaba con Ian jugábamos jenga, él iba ganando y reíamos mucho, a veces me hacía cosquillas, estábamos en el séptimo juego, solo nos reíamos al ganar o perder, mientras que los demás platicaban o se besaban, algunos preferiría no voltear igual que Alexander, Ian , Billy y los demás chicos que no tenían novia hacían otra cosa. Alicia platicaba con Dulce y Stefan, ella era una chica alta, delgada, cabello rubio y ella lo que hacía era no dormir, no era vampiro si no que nunca podía dormir por sus ojos, algo tenían para no poder dormir y cuando quería dormir, le inyectaban para dormir, cuando Ian iba sacando del octavo piso una pieza de en medio. —¡Coraline! Alguien llego con el señor Mortí. Llego corriendo agitado James, aun corría como un chico normal. —¿Quién es? —No lo sé. —Luego regreso. —dije a Ian. —Está bien picara. Me levante rápido y salimos. En eso llegamos y Alexander estaba solo, voltio y nos vio a James y a mí. —¿Qué es lo que sucede? —pregunte. —No lo sé acabo de llegar, pero no se escucha nada desde aquí afuera. —¿Quién será? —pregunte de nuevo. Negaron con la cabeza James y Alexander. —Coraline y si te concentras puedes escuchar lo que dicen. Me quede sorprendida al escuchar a James, al decirme eso. —Claro que no, no puedo James, tendremos que esperar. Y así los tres nos quedamos esperando afuera. Mientras en el interior de la tienda. —A crecido el imaginario, Patrick. —Exacto ahora ¿Que necesitas?, Porque has venido a ver a tus criaturas. El señor Mortí estaba sentado desde su sillón. —Solo vine a verte querido amigo. El señor Mortí mueve la cabeza al sonreír. —¿Quién tiene al chico? —Tomas. —Pero ha tomado sangre. —No lo sé Augusto. —Que creen que se volverá como un sanguinario, deberías de darme al chico. —Eso deberías discutirlo con Tomas. —Anda así te libraras de los problemas. En ese instante se paró el señor Mortí, camino de un lado a otro sin contestarle a ese hombre desconocido. —Siempre he hecho todo lo que has querido, por eso el imaginario ha durado tantos años y es neutral, esta vez no puedo, el chico es parte de Tomas. Asintió el hombre desconocido. —Está bien, ya no tengo nada que hacer aquí. Alexander prefirió que se fuera James, mientras los dos esperábamos afuera mirando hacía la puerta. Al instante salió un hombre, los dos nos paramos un poco cerca de ahí observamos y claro que lo era, mi abuelo Mortifero con su traje azul marino de tres piezas, nos miró y sonrió al verme, tenía los dientes perfectamente derechos, solo que parecían afilados, nosotros no hicimos ningún gesto, tenía en su mano derecha un bastón largo n***o, en la punta donde lo tomaba ese tenía una cabeza de serpiente, algo que me extraño ver. En eso lo esperaba un coche largo blanco, sus criaturas se acercaron a él y parecía que él les susurraba algo importante, al instante subió al auto y se fue enseguida. El señor Mortí nos llamó, entramos y estaba sentado en su sillón. —Saben quién es verdad. Asentimos, lo habíamos notado, era Augusto Mortífero. —Ahora sabe que están aquí, tienen que irse. —Sí señor. —contesto Alexander. —¿Cuándo se irán? —pregunta Mortí a Alexander algo que me tomo por sorpresa. —Señor hoy mismo en la noche. —respondió él, al voltearme a ver y yo solo asentí. —Muy bien preparen todo. —Sí señor. —contestamos a coro Alexander y yo. —Retírate Alexander, Coraline debemos hablar. Moví la cabeza aceptando y Alexander salió, se paró del sillón el señor Mortí y se sentó en su escritorio. —Acércate querida. Me acerque y tomo mis manos. —Sé a dónde tienes planeado ir Coraline, solo quiero que tengan cuidado, todo lugar lo tiene vigilado tu abuelo, también quédate con la botellita que les di, así estaremos en contacto, tú sabes muy bien que esta situación que está pasando tienes que ver mucho. Me dio un beso en la frente y al instante su mirada lo distrajo, observaba mi muñeca donde estaba colgando mi llave. —Es mía señor —, no sé porque reaccione de esa forma, al decidir tapar mi muñeca con mi mano y preguntar: —¿Que sucede? —Nada Coraline, no importa, solo quiero que hables con James. Asentí y me retiré, Alexander me esperaba afuera. —Ahora que haremos, el señor Yod no se ha contactado conmigo. —Entiendo —, no era raro en Alexander en que yo sabía que hacer, nuestra confianza es confortable al ser aprendiz del señor Watson, un vampiro que ha visitado lugares tan extraños que no cualquiera conoce, en eso miro a mi amigo. —No tienes de que preocuparte Alexander iremos al castillo n***o. Mire su sorpresa a lo que me dijo: —Solo que tendrás que hablar con James, recuerda que él no ha tomado sangre y será débil cuando peleemos con los sanguinarios. —Yo hablare con James. Asintió y se fue a su respectiva tienda, yo me dirigí a la tienda de James, al entrar estaba Gari. —¿James? Gari. —Se acaba de ir, dijo que iría al rio. —Gracias Gari. Me fui caminado, recordaba cuando había llegado al Imaginario por primera vez, las criaturas del señor Mortífero eran criaturas pequeñas, bueno casi como enanos con una cara desfigurada de trolls, todos con piel oscura y fea, vestían de túnica, uno de sus defecto era que tenían la costumbre de morder cuando uno los tocaba, al instante madame Moss siempre los regañaba para que no mordieran a las personas, no habían cambiado nada cuando los vi, solo que había más, pero estas semanas había notado mucho, que esas criaturas nos tenían muy vigilados a los tres, hasta que ese mismo día que andaba enojado James conmigo los regaño madame Moss. Al llegar hasta el rio vi que estaba en la roca sentado James me acerqué. —¿Qué sucede? —le pregunte. —No nada. —Sé que algo te sucede por tu mirada, anda cuéntame. —Solo quiero saber que sucede. —Mira James, ese hombre que vino quiere comenzar una guerra que ya ha pasado hace 100 años, y tú eres una pieza importante aún no sabemos el por qué y lo vamos a averiguar, quiero saber por qué no has tomado sangre aún. —conteste omitiendo que es mi abuelo. —Eso, no quiero que eso poco que tengo de humano se vaya. —Mira James, tienes miedo de tomar sangre. Asintió. —No creas tanto lo que dicen los cuentos de terror o leyendas o mitos, si piensas que al tomar sangre te convertirás en un chupa sangre en toda la vida y que es eso lo que importa, estas equivocado, hay cosas más importantes, tú eres el que decide quien vas hacer en toda la vida que no morirás, porque aunque pienses que, al ser vampiro solo pensaras en sangre vuelvo a lo mismo, estas muy equivocado James, Alexander y a mí que notas que los dos solo pensamos en sangre. Negó con la cabeza. —Entonces hoy nos iremos en la noche es peligroso estar aquí y no queremos llevarte débil, sin tomar sangre. Saqué de la bolsa de mi chamarra, un tubo con un líquido rojo lleno le extendí la mano. —Tómalo. Se sorprendió, lo abrió, sus labios delgados tocaron el afilado tubito y tomo el líquido cerrando los ojos, extendió la mano para dármelo, se había tomado todo el líquido, tome el pequeño tubo y al instante abrió sus ojos de un n***o, se volvieron rojo oscuro. —Ahora. —dije. James sonrió. —No me siento tan diferente. —Ya lo notaste, la sangre es como una vitamina, te da energía y fuerza para crecer y desarrollarte. Y es como recibo un abrazo de él. —Y de ¿Dónde sacaste la sangre? Coraline. —Un amigo, con la habilidad de curación y que siempre cuando viajo tengo guardado muchos tubitos de esos, algunos no son de sangre humana. —¿He tomado sangre humana? —pregunta con timidez. —Si. Hablamos por unas horas más, después nos fuimos caminado hacía el Imaginario, al estar ahí Alexander tenía ya listo todo, solo teníamos que esperar el momento, teníamos que ir hasta a la otra esquina de Ohufer un bosque con una humedad muy humana, ahí nos encontraríamos cerca, al ser que ahí estaba el castillo, teníamos que pasar muchos bosques y panteones, claro eso eran lo más probable que tenía en vigilancia Mortífero, pero en eso nos había llamado el señor Mortí a los tres, nos encontrábamos en su tienda al decirnos: —Quiero que se apresuren a llegar a su destino, cuídense, ahora solo se tendrán entre ustedes, ahora vayan a seguir preparándose, Coraline debemos hablar. Pensé de nuevo, en eso salieron Alexander y James, el señor Mortí me miro y dijo sin ningún titubeo. —Coraline solo quiero que sepas que Michael aun sirve al señor Watson. Me quede petrificada al escuchar su nombre, de nuevo prosigue el señor Mortí. —Si lo encuentras, de alguna manera necesitas que te informe todo lo que planea Mortifero, tu abuelo. —Señor, Michael esta en áfrica. —Querida, el señor Watson le dijo que se fuera a áfrica, el no acepto aun es nuestro espía y ha sido muy bueno. —Está bien señor, yo informare todo al encontrarlo. Se paró frente a mí, se inclinó y me dio un beso de protección digamos, en mi frente. —Retírate. Me fui afuera, no estaban Alexander ni James, entonces preferí caminar hacía mi tienda, al entrar me cambie de ropa, traía un pantalón azul de mezclilla y me lo cambie por uno rosa de mezclilla, solo me quede con mi blusa de manga larga gris y mi suéter azul marino, con mis tenis blancos, me había guardado los tubitos de sangre en la pequeña bolsa que me había dado Alicia, me lo colgué y salí. —¡Coraline! —grito Alicia. —¿Sí? —Ven acompáñame. —A dónde vamos. —Suu… —dijo Alicia. Llegamos a la casita blanca todos estaban afuera sonriendo. —Creíste que te ibas a ir sin despedirte. —dijo Elizabeth. Sonreí, abracé a Elizabeth, después a Charly y así a los demás, igual Alexander y James de todos nos despedimos. —Espero regresen pronto Coraline. Me había dicho Alicia, aguantándose las lágrimas. —Alicia no me voy a morir. —Lo sé, es que sabes te quiero como a una hermana.  —Lo se igual yo. Nos dimos un abrazo fuerte. —Mira allá. —me dice ella. Voltee era Ian, solo nos miraba camine hacia él e hizo lo mismo.
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