- Penélope.

1205 Words
Me encontraba en el balcón cuando alguien me llamaba, era James, al verlo el dio un gran salto que aterrizo al mismo balcón. —¿Qué sucede? —pregunte. —Quería despedirme. —James no vas a morir y es eso lo que te preocupa, haz sido entrenado por mí. —Lo sé solo quería decirte adiós. —Eres como mi hermanito menor. Le di un abrazo. —Y ¿Alexander? —No quiso venir él está en el bosque esperándome. Asentí. —A ese hombre no le gustan las despedidas anticipadas, entonces apresúrense y vuelvan pronto. Asintió y desapareció en la obscuridad, volví a la cama, encima de la cama estaba un pijama verde con flores, me cambien y me acosté en la cama, no sé cuánto fue lo que dormí, escuche que tocaban a la ventana abrí mis ojos y me pare de la cama, recogí la cortina y mire a la ventana me sorprendí era Michael, abrí la ventana y entro había llovido venia todo mojado. —¿Qué sucede? —pregunte. Se sentó en la cama. —Es verdad que les dieron órdenes a Alexander y a James de ir hasta el castillo Esbraun. —Sí ¿No es correcto? Michael. —No ¡es peligroso! Coraline. —¿Por qué? —Si tan solo los descubrieran, sería un peligro. —Pero tú los cubrirás no. —Hare lo posible y si pudiste derrotar al chico. —¿Veto? Se quedó sorprendido. —Los vi a todos en una visión. —¿Cómo? —Los vi y desde que vi a ese idiota, asimilé que era un tonto. —dije al sonreír. –Entonces te encuentras mejor y si pudiste con él. —Claro, y eso que ataco a James y Alexander lo engaño por un instante. —Genial es bueno verte Coraline, pero es mejor que me vaya, te cuidas voy a estar cuidando a esos dos. Nos dijimos adiós y lo vi irse, volví a acostarme en mi cama y me quedé dormida. Al despertar salí con pijama de la habitación y bajé las escaleras, había algunas personas solo me miraban, encontré a Penélope. —Buenos días. —salude. —¿Qué haces aquí? ya te llevaba el desayuno. —dice Penélope. —Perdón, pero tengo que ver al señor —, me quede pensativa. —El señor Logan. —Está bien, te llevare después. —No, quiero verlo es importante. Asintió e hizo un gesto para que la siguiera, me encamino a un salón y si, estaba ahí el señor Logan. —Señor la jovencita quiere hablar con usted. Asintió y respondió: —Déjanos solos. Penélope se fue y él solo me miro. Sé muy bien sobre el don del señor Logan, un vampiro que lee pensamientos y comprendo que sabe muy bien lo que preguntare y que ahora, lo estoy diciendo. —¿Por cuánto tiempo me quedare aquí? Él se sorprendió, algo que se me hizo extraño, pero enseguida me y dijo: —Es peligroso que pienses en irte tienes que tener en cuenta en que debes estar protegida. —¿Disculpa? —pregunto enseguida. —Pero Coraline, podrías estar en el castillo solo por tres días aquí mientras el señor Mortí manda a alguien por ti —, asintió de forma que yo aceptara. —Es mejor, ve a tomar tu desayuno, tenemos muchas cosas para no aburrirte. Parecía que ante él era una niña de 6 años a quien miraba, decidí retirarme y en la puerta esperándome Penélope, quien me guio hacía un salón inmenso donde había una mesa larga, ancha con 30 sillas, estaba solo y me senté en la esquina de la mesa, ya había desaparecido Penélope. En la mesa había una caja de cereal, leche jugo de naranja. huevo con salchichas. se notaba que me querían muy alimentada. estaba un plato hondo con un vaso de vidrio y el plato ya con el huevo con salchichas y el jugo de naranja. me preparé el cereal al igual que me serví el vaso de leche. Enseguida seguí con el jugo y los huevos con salchichas, al instante Penélope estaba a un lado de mí. —¿Te gusto? —pregunto. Asentí enseguida. —A ¿Dónde quieres ir? —dijo Penélope. Pienso en lo que quiero mientras estoy por terminar de comer y respondo: —Quisiera solo ir a un campo grande y Troncoso. La mire, tenía cara de confundida y enseguida dijo: —Al bosque es lo que me dices ¿No? —Exacto. —Muy bien, sígueme. Agradecí por la comida, otra chica pálida es quien recogió la mesa, en eso me levanté y seguí a Penélope, salimos del castillo y mientras caminamos conversando ella me hablaba del castillo, pero decide preguntar: —Hace ¿Cuánto viven en este castillo? Penélope. —Más de ochenta y cinco años he vivido en el castillo del señor Logan. —Tu naciste como vampiros o el señor Logan te creo, te trasformo o ¿Cómo fue que llegaste a ser una vampira? Penélope ríe al escuchar la pregunta de la joven de ojos grises, y cabello de un color genuino y brillante azabache que, aunque el clima es cálido, la palidez del clima respeta conservando esa extraña belleza, que hace reconocer que no solo es una hibrida sino una dama advere sorbí. —Señorita, puedo ser abierta. —Claro. —Coraline yo no soy de aquí, vengo de un mundo muy alterno a este de una ciudad en donde gobiernan los vampiros. —Nunca había escuchado que existieran, menos que gobernaran. —Lo sé y comprendo que le sorprenda, pero es cierto. —¿Cómo se llama ese lugar? Penélope. —Lo siento señorita, pero no quisiera decirlo, menos que usted lo sepa. —Tienes malos recuerdos. —Así es Coraline. —Entiendo, entonces naciste como una vampira. —No señorita nací como una anuo, bueno así llaman a los humanos, pero siendo bebe fui muy enfermiza, débil y poco agraciada. —Te entiendo, algo similar me sucedió, aunque no es nuevo para mí al ser que siempre he tenido este tipo de piel pálida, casi blanca, pero después convertirme en una hibrida equilibro de algún modo mi interior. —Agradece ser una hibrida señorita. —En un principio no, me sentía enfadada, pero ya después de conocer y saber comencé a adaptarme, porque conservo ambos mundos a mi lado, en cambio creo que contigo fue diferente. —Así es, a la edad de los diecisiete años mis padres vampiros. —Tenías padres vampiros. —Si bueno debo aclarar que soy huérfana, ellos me hallaron muy bebe y creyendo que yo pasaría esa etapa de enfermiza y debilidad, al ser que se encontraron con una bruja quienes les daba recetas caceras para mi crecimiento, aunque tuvo buenos resultados en mí ya no funcionarían, a mis diecisiete años todo decayó, la misma bruja no lo entendía, es por eso que recomendó que viera a la gran vampira, una mujer amargada y poco sociable. —Y hablaron con ella. —No, mis padres y yo solicitábamos una cita, pero siempre ponía pretextos pues ella no se rebajaba a hablar con vampiros de un pobre nivel.
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