—¿Cuán lejos queda Dun Edin? —preguntaba Bearnas a en cada asentamiento y villa que se encontraban y cada vez la respuesta indicaba menos tiempo que la anterior. Luego una noche acamparon en las laderas del norte de las gentiles colinas de Pentland, su viento era suave sobre los brezos y las tierras al Este y Oeste estaban repletas de cultivos fértiles. —Sólo dos centinelas esta noche —decidió Bearnas—, y quiero que todos estemos listos antes del amanecer. Mañana a esta hora estaremos en la entrada del palacio real, dándonos un festín real de puerco y aguamiel. Habrá arpistas tocando sus bellas melodías y sennachies reales para entretenernos con mentiras del pasado. —No más campamentos en la lluvia, colinas ventosas y noches empapadas —prometió Baetan—. Le informaremos al Rey sobre los