NUEVE —Estamos discutiendo nuestro próximo plan de acción —explicó Melcorka mientras entraban al castillo—. Propuse pedirle ayuda al Lord de las Islas y a los pictos de Fidach. —Ambos serían buenos aliados y enemigos peligrosos —dijo Douglas. Volteó a ver a sus hombres—. Cuento con veintidós jinetes y puedo reclutar más en la frontera del Sur. Los sajones serán más audaces sin nuestras espadas para detenerlos pero podremos lidiar con ellos una vez que venzamos a los nórdicos. —Utilizaste una espada vieja en batalla —dijo Melcorka. —La espada de mi abuelo —le respondió Douglas—. Y la de su padre antes de él. —La blandiste bien. —Hasta que se rompió —dijo Douglas. Su sonrisa esclareció sus ojos. Gracias al respaldo de Douglas, Melcorka fue capaz de ganar apoyo con sus ideas. Baetan es