¿SE CONOCEN?

1575 Words
NARRA MÁXIMO —Donde lo han encontrado? —pregunté y mi primer pensamiento ante la situación fue para Pilo. Si esa información es real, no sé qué tan entusiasmado o enamorado estaba de este hombre. —Lo han encontrado en las afuera del lago al oeste de Sicilia —comentó Ovidio. Asentí y le hice señal de que pusiera el auto en marcha. Mientras salíamos del estacionamiento recordé a la joven que nos encontramos cuando subí a la habitación de esmeralda y que había mencionado que Esmeralda era su tía. —¿Quién era la joven con la que nos encontramos antes de subir? —Pregunté viendo a Ovidio por el retrovisor. Lo veo cambiar de su rostro serio por un semblante algo diferente como si estuviera triste. —Ella es Aitana Guzmán Galeano. La conocí el primer día que me dio libre y Sali a un bar de la ciudad. Nos mantuvimos en contacto por teléfono y en nuestros viajes aquí pude volver a verla en dos ocasiones. La había buscado en la ciudad, pero no reside aquí. Desconocía su segundo apellido y su parentesco con la señorita Esmeralda —Concluyó dejando salir un suspiro. Tal parece que no solo yo estoy teniendo un momento difícil en el amor. —Me imagino que eres consciente de que debes alejarte de ella ¿Verdad? —cuestioné y él no me respondió más que asintiendo ligeramente. El silencio abundo el camino hasta el hotel. Llegue hasta la habitación de la suite, cerré la puerta y comencé a quitarme la ropa. Me di un baño de agua fría para liberar un poco la tensión en mi cuerpo. Sali del baño con la toalla alrededor de la cintura y vi el desorden en la cama. Recordando lo que había pasado hace unas horas atrás. Me inclino sobre una de las almohadas y es inevitable captar el aroma de mi principessa. Tome la almohada entre mis brazos y me dedique a memorizar este aroma. Sin embargo, yo no sería capaz de olvidarme de nada que tenga que ver con Esmeralda. Cierro mis ojos y sus ojos fríos llenos de odio hacia mi son lo que viene a mi mente. Salgo de la habitación después de vestirme para encontrándome con Ovidio en la cocina sacando una botella de agua de la refrigeradora. —Consígueme a alguien que me mantenga informado sobre todo lo que tenga que ver con Esmeralda y el bebé —dije eso ultimo soltando un suspiro. No me sentía con el derecho a pedir nada sobre esa criatura que yo mismo acabo de pedir que se acabe con su vida, si eso mantiene viva y con bien a Esmeralda. Ahora que sabía que ella quería tenerlo no podría hacerme de la vista gorda. Quería saber de ellos y de todo lo relacionado con ellos. Buscaría a los mejores médicos para que le den seguimiento a su caso. —Consígueme la información de sus médicos también. Que preparen todo para irnos mañana a primer hora —Me encantaría poder quedarme a su lado todo el tiempo, pero no podía. Eso solo llamaría la atención de Alexandra y lo que menos quiero es que llegue a Esmeralda de nuevo. Camino hasta el escritorio dentro de la habitación y tomo la libreta que ofrece el hotel y un lápiz. Escribí dos notas en ella, arranque ambas hojas y se las entregue a Ovidio para que las entregara. Una de ellas va a Esmeralda y la otra a su padre. Ovidio me ve como si un tercer ojo me apareciera en la frente. —Sera difícil, pero no imposible. Procura que este solo cuando lo abordes o pídele a tu chica que se la entregue. No es nada malo solo deseo verlo antes de irnos —Comenté y sin perder mucho tiempo el salió de la suite dejándome solo volteo a la cocina y los recuerdos de nuestra primera vez en ese lugar me golpean. El mueble y otros rincones de este lugar se llenan con las escenas de nuestra entrega. Camino hasta el mini bar y me preparo algo de lo más fuerte que encuentro. Miro por la ventana y el destello de un rayo ilumina la habitación. Algunos golpes se escuchan en la puerta y no dudo en abrir. Tomándome por sorpresa un derechazo de parte del padre de mi principessa. —¡Maldito bastardo! Todavía tienes el descaro de citarme aquí, ¿Para que? ¿Hacerle más daño a mi hija? —Comenta el señor y alguien detrás de él se acerca a mí y nuevamente me golpe el rostro esta vez haciéndome caer al suelo. —Te metiste con la familia equivocada, idiota. Mi hermana Esmeralda y su hijo jamás serán para ti. De eso nos encargaremos todos —dice uno de los hermanos de mi bella Esmeralda. Me puse de pie limpiando la sangre que salió de mi labio con el dorso de mi mano. —Cálmate, Gerardo, ¿Qué es lo que quieres? ¿Para qué me mandaste a llamar? —preguntó sin rodeos. —Pasa Manuel, que todo lo que acaba de pasar es una pantomima. No lo creerán, lo sé, pero lo único por lo que lo hice venir es para que sepa que me interesa muchísimo el bienestar de Esmeralda. Que esta es la única manera que encontré y fue orillado a hacer para poder alejarme de Esmeralda. Sin embargo, desconocía la enfermedad y el embarazo de Esmeralda. Ella nunca me hablo de su enfermedad y mucho menos de la posibilidad de un embarazo. Se que no repara el daño que le cause físico y emocional. Debo de admitir que al principio, si, todo comenzó como una venganza, pero desde el momento en que mis ojos se posaron en su hija. Quede perdidamente enamorado de ella. Por andar de adolescente enamorado terminé cometiendo muchas equivocaciones y descuidé por completo la seguridad de su hija. Como debe ser de su conocimiento, estoy casado bajo contrato o bajo palabra de paz entre ambas organizaciones a la misma vez uniéndolas. Alexandra es un mujer que no goza de estabilidad emocional. Me amenazó con matar a mi sobrina si decidía en quedarme con su hija. Ella tiene a mi sobrina en sus manos. Mañana regresaré a Sicilia con la convicción de recuperar a mi sobrina. No le harán nada a Esmeralda porque el padre de Alexandra, Danko Konivok no desea una guerra con ustedes, no le conviene. No le digo esto para que me ayude con su hija, sé que después de lo que hice perdí todo derecho a ella y a nuestro hijo. Soy consciente que las palabras duelen más que los mismos golpes. Le digo esto para que se mantengan más alertas con quienes se acercan a ella. Sobre lo de la empresa, no tiene de que preocuparse —Ambos hombres frente a mí se quedan sorprendidos ante mi relato. Le hago señas a Ovidio quien aparece en el umbral de la puerta. Este viene con los documentos que Esmeralda firmo sin querer. Me doy a la tarea de explicarle esto a él también y la jugada de los Kaneko. —Sigo sin entender cuáles son tus intensiones al decirme todo esto. ¿Qué es lo que quieres ganar aparte de mas seguridad para mi hija? La empresa aunque ella haya firmado estos documentos no le da legalidad a una sucesión de derechos a nadie. Porque cuando Esmeralda tomo el cargo de presidencia. Se dejo por escrito que mientras yo vida. Cualquier documento de este tipo tendrá que ser firmado y autorizado por mí. Estos solo tienen la firma de ella por lo que no tienen valor. De hecho que serían perfectos para acusarlos de estafa y me imagino quien está detrás de todo esto. ¿Es Elías, no es así? —cuestiona con la ceja alzada. Asentí levemente. —Maldito miserable, ¡Traidor! —grito molesto. —Cálmate papá. Vamos un paso a la vez. Tu mismo nos has enseñado de que actuar y tomar decisiones en un momento de rabia, desesperación y arrebato no tiene buenos resultados. Soy testimonio andante de esas palabras, ahora tú, contesta la pregunta de mi padre —dijo el viéndome con sus brazos cruzados. —Principalmente me interesa la seguridad y salud de Esmeralda y el bebé. Luego nada, solo quería exponerle la verdadera situación para que estén preparados, por si hay algún ataque de su parte. Posiblemente en un futuro podamos luchar Isabella hacia una misma causa, desmantelar a los Kaneko —El asiente. —Muy buen gesto el que me contaras, más eso no quita que no te quiera matar por haber dañado a mi hija de esa manera. Nadie más lastimará a mi hija eso tenlo por seguro —comenta el señor y yo asentí. El señor y su hijo caminan hasta la puerta y para mi sorpresa Ovidio llega con alguien que me ha hecho quebrarme la cabeza los últimos meses . —¿Isabella? —pregunta el señor y alzo mi ceja al darme cuenta que se conocen. —¿Se conocen? —Pregunté rápidamente. Ellos se ven entre sí y ella le asiente. —Ya es hora de que toda la verdad salga a la luz. Comencemos aclarando que tú y yo nos conocimos desde hace mucho tiempo. Maximo, soy yo, Ruth. --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2304194085811
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