SU PEOR PESADILLA

1751 Words
NARRA MÁXIMO —¡¡¿Pero qué mierda tienes en la cabeza?!! ¿Cómo puedes ser capaz de llegar a esto sin consultarme? — le grité a mi padre. —Necesitamos paz Máximo, no crees que ya se ha derramado mucha sangre. — me dice el cómo siempre manipula la situación. —Esta vez no cederé ante lo que me pides, me estás hablando de que quieres que me case con la hija del asesino de mi esposa, tu hijo, mis hijos, ¡Tus nietos! — no entendía a qué venía todo esto de la noche a la mañana. —Lo sé Máximo, pero ¿Me puedes dar otra opción a ya no tener que enterrar a mis hijos, nietos y esposas? Es la única manera de hacer que todo esto pare por el bien de ustedes y mi nieta. La cual tengo años sin ver por miedo a que la liguen a nosotros. — lo miro con la ceja alzada. —¿Qué te pasó? Hace unos años no me decías lo mismo, de hecho era todo lo contrario. ¿La muerte de Tina te afectó tanto? — le pregunté con rabia ante el disparate que me estaba proponiendo. —Tina era una dulce mujer que no merecía morir así, hijo, aparte que estaba embarazada según la autopsia que le practicaron. Ya no puedo vivir de esta manera, estoy volviéndome viejo y aunque esté en este mundo de criminales me ha enseñado que lo que no te mata te hace más fuerte y qué hay que ser cruel y temido para ser respetado. No quiero que eso te destruya a ti. Ya eres un adulto de 37 años y no tienes descendencia. — dice y eso fue suficiente para que la sangre me hirviera. —No comiences a decirme la misma mierda de siempre. ¿Para qué quieres que tenga “descendencia”? ¿Para traerlos a esta estúpida guerra de fuego cruzado en la que vivimos? No, gracias. Eso sería muy irresponsable de mi parte. — analicé un poco a lo que se refería y miré un poco de tristeza en sus ojos. Tal parece que al despiadado Don Mario Marchetti se le está ablandando el corazón y eso no sé cómo interpretarlo. Me hubiera enternecido algunos años atrás, más ahora no siento absolutamente nada por eso. —¿Tantas muertes de inocentes no te mueven un poco la consciencia? — me preguntó y no pude evitar soltar una carcajada. Me puse de pie dejándolo a él sentado al otro lado de su escritorio. —Lo siento padre, en esto es en lo que me convertí desde hace muchos años. Nadie pensó en mis inocentes. ¿Por qué tendría que pensar en los inocentes de alguien más? Sobre lo de la boda con Alexandra lo meditaré, posiblemente sea bueno tener al enemigo cerca. Mañana te daré mi decisión. — No dije nada, solo caminé hacia la puerta. —Ese tipo de frialdad solo la vi en Pietro. No te conviertas en él o terminarás como él. — dijo y eso sí encendió cada parte de mi ser. Me acerqué de nuevo hasta su escritorio y lo golpeé con mis puños. —Pietro era un hombre bueno, dedicado más a su familia que a los sucios negocios que se manejan en esta familia. No vuelvas a hablar de él y querer ensuciar su memoria porque no respondo. Él ya no se puede defender porque está muerto. Déjalo descansar en paz. — concluí apretando mis dientes mientras le apunto con mi dedo índice. —Si tú supieras todo lo que tu hermano escondía, no dirías eso, pero tienes razón. Hay cosas que es mejor dejarlas así. Como acabas de decir, los involucrados ya no se pueden defender. — se puso de pie y ahora soy yo el que se quedó sin palabras. —¿A qué te refieres con eso? — le pregunté antes de que saliera del todo de su estudio. Mi padre siempre había sido un hombre directo. Su comentario sí que me está tomando por sorpresa, en especial porque él amaba a Pietro más que a nosotros. Al menos eso es lo que yo creo. —De qué hay muchas cosas de Pietro que no sabes. No te diré más la verdad que no vale la pena. Sabes dónde está la salida de mi casa. — dijo y siguió caminando, dejándome solo con muchas preguntas. ¿A qué se habrá referido con eso? ¿A caso hay cosas que yo no sé de Pietro? Saqué ese pensamiento de mi cabeza y salí de ese lugar con rapidez. —Señor. — dijo Ovidio cuando abrió la puerta del auto. —Llévame a las lomas. — le ordené. Hace un año compré una casa tal como Lena una vez me había descrito que sería una casa perfecta para nosotros. Lena, después de las depresiones que padecía Ruth, decidió que viviéramos con ellos, principalmente para que también ayudáramos con los niños. No lo vi mal, accedí y fueron años muy bonitos y tranquilos. Llegué a la casa y comencé a analizar el disparate que me pidió mi padre. Sonreí burlándome de la pelirroja que aparecía en la foto en mi celular. Una mujer fea y sin nada de gracia. No daba ánimo para nada, no le vi mal aceptar ese matrimonio, veremos hasta donde aguanta tantos desplantes. La mañana siguiente le informé a mi padre mi decisión, lo primero que me pidió fue que no fuera hacer algo de lo que luego me iba a repetir al escuchar la maldad en mi voz cuando le dije que me consiguiera mi nuevo juguete. —Las mujeres son traicioneras cuando están heridas, recuerda muy bien estas palabras. — fue el consejo que me dio. Rodé mis ojos y seguí con mi día. Dos meses después, la noticia del matrimonio sonaba en toda Italia y el mundo. Para los miembros de la mafia fue muy repentino y hasta sorprendente que yo hubiera accedido a algo como eso. Otros que ponían por encima sus intereses económicos me felicitaron porque significaba la unión entre ambas mafias y al juntarlas seríamos una de las organizaciones más poderosas del mundo. El día de conocer a mi novia, prometida y esposa llegó el mismo día de la boda, para ser más preciso. Pusieron bastante empeño en ella y se miraba muy bien con su vestido de novia. Más no me causo nada más que más odio al tener que estar haciendo esto. La boda termina y tenemos que posar para las fotos que irán a los diarios y noticieros. Terminé los debidos compromisos y me fui del lugar alegando que me sentía indispuesto. Fue aquí donde establecería los límites con Alexandra. —Ahora soy tu esposa, debes tratarme como tal. ¿Cómo puedes irte en medio de nuestra boda? — me dice ella con su altanera vocecita. —Pues debes acostumbrarte, porque aquí señora se hace lo que yo diga, como yo diga y cuando yo lo diga. Olvídate que te tocaré, así que puedes irte haciendo a la idea de que nada pasara entre nosotros. No sé con qué intención tu padre quiso que te casarás conmigo, pero lo averiguaré. Llevemos la fiesta en paz, tú no te metes conmigo y yo no lo hago contigo. Te compré una casa, viviremos juntos, yo tengo un lado de mi casa y tu el otro. No esperes el trato amoroso u hospitalario de mi parte porque te harás piedra esperando un imposible. Ahora, con permiso, tengo que asistir a mi noche de bodas. — dije dándome la vuelta, dejándole ahí sola, apretando sus puños. —No puedes hacerme esto Máximo. — dice suplicante y yo negué. —Ya estamos casados, qué es lo importante ¿No? Lo que los demás y tú piensen no es mi problema. Te veo en la casa esposa. — dije y comencé a caminar hacia donde están estacionados los autos. —Te vas a arrepentir de hacerme esto. — mencionó y su rostro cambió por uno más serio. —Eso es lo que yo quiero conocer, todas tus caras. No solo la de niña recatada de casa que le vendiste a todos allá adentro. Estoy 100 por ciento seguro que detrás de toda esta fachada hay una víbora esperando el momento perfecto para atacar. — ella se rio dejando ver su verdadera cara. —Inteligente, muy inteligente. Supuse que te llevaría mucho más tiempo descifrarme. — dice y yo negué. —Para nada, lo supe desde qué apareciste muy diferente a las fotos que me mostraron de ti. También porque conozco la clase de arpía que eres no he dicho nada. ¿No te venderás como una virgen pura y casta no es así? Porque tanto tú como yo sabemos que el listado de los hombres que han pasado por tu cama es muy extenso. — sentencié y sin más la dejé ahí parada, sin saber qué hacer y muchos menos decir. Había dejado las cosas claras entre esa mujer y yo. Así fueron los siguientes dos años de mi vida. Hace unos meses mi familia fue el hazmerreír en todo Europa. Por culpa de los estúpidos pajarracos, que nos han venido siguiendo los talones desde ya hace unos años. Esta vez no solo fue dinero, oro, droga perdidos, fue la reputación del idiota de mi hermano Pilo y sus negocios. Por haber sido detenido por la policía en las costas de Italia. Afortunadamente el dinero y silenciar una que otra persona bastó y sobró para limpiar el problema provocado por los pajarracos. Esto no lo iba a dejar así como así. También buscaba a darles un golpe donde más les podría doler. —Por tu cara puedo notar que descubriste algo. — Ovidio sonríe y asiente. —No fue mucha la información, porque utilizan un software de bloqueo. Esto es lo único que logramos extraer. — me entrega una carpeta con diferentes perfiles y me llama la atención el perfil de una mujer. —¿Quien es esta mujer? — pregunté sin entender que es lo que la volvía tan importante. —¿Leyó el nombre, señor? — me dijo y saboreé ese nombre en mis labios. —Esmeralda Galeano. — dije para luego ver a Ovidio de nuevo. —Averigua todo lo que tiene que ver con Esmeralda. Necesito saber todo sobre ella. Sus temores no, porque a partir de hoy, yo me voy a convertir en su peor pesadilla. —
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD