UN INSTRUMENTO DE VENGANZA

1862 Words
NARRA MÁXIMO —No estoy de acuerdo con esto, Máximo. Esa niña no tiene nada que ver con lo que le ha pasado a tu hermano. — comenta mi padre y no cabe duda de que la edad lo ha vuelto benevolente. —Los pajarracos esos ya nos han quitado mucho, te recuerdo que por su culpa estuvimos por perder nuestro dominio en Tokio y sabemos que la organización es liderada por una familia muy influyente en España. Tienen varias empresas importantes. Todos legales y eso nos traerá un beneficio. Ella será nada más el instrumento para llegar hasta ellas. Por lo que me han informado ella tiene el control de dos que funcionan internacionalmente. No creo que sea tan difícil envolverla y hacerle una jugada maestra que nos de acceso a esas empresas. ¿Te imaginas la cara de esas personas cuando les diga que les he quitado sus empresas? Yo no me quedaré de brazos cruzados sabiendo que tengo la oportunidad de devolver la cachetada, padre. — dije y este solo se dedicó en negar. —Pues ese será muy tu problema, hijo. A mí no me metas en eso, Danko ahora quiere negociar sobre el canal Lítico. — apreté mis puños y di un golpe en la mesa. Ese maldito solo quiere poder y querer quitarnos nuestro dominio en ciertas líneas de tráfico creando desconfianza entre sus encargados. —No le daremos nada, padre. No mas de lo que ya le hemos facilitado. Ese imbécil cree que es muy inteligente en venir hasta ti y querer negociarlo contigo. ¿Por qué no lo habla conmigo? Se cree con el poder de pasar por encima de mi cuando le he dejado muy en claro que no se hace nada si no soy yo quien lo ordena y mande. Lo siento padre, pero este anillo tu mismo lo pusiste en mi dedo y ya no eres tu el que está a cargo de la organización. Te pido de favor que la próxima vez que ese maldito quiera negociar lo mandes directamente hacia mí. ¿O es que hay algo que no me estes diciendo aun? — cuestioné cruzándome de brazos viéndolo con la ceja alzada. —Me ofreció el tomar a su hija menor como esposa. — dijo el viéndome a los ojos. No pude evitar estallar en una carcajada. Este Signore si que sabe como convencerme de que esta loco. —¿Y tu lo estas pensando? — le pregunto en medio de mi carcajada. —¿Acaso no tengo derecho en desear no morir solo? Tengo 62 años, Máximo. ¿Qué vez a tu alrededor cuando vienes? Escucha. –Ambos guardamos silencio y eso persistió hasta que continúo hablando. — No hay nada ni nadie, no quiero morir en este silencio que me acompaña desde hace unos meses. La joven es muy hermosa, la trataré bien. Nunca la forzare algo que no quiera. Bueno, más que a casarse conmigo. — concluye y cabe destacar que el viejo tiene un punto. No lo culpo en querer eso, posiblemente hasta yo me hago ese planteamiento, pero en este momento no puedo. Suspiré y me puse de pie. Caminé hacia la puerta y luego me volví a verlo. —Ve que es lo que quiere y si no me parece descabellado lo que pide, lo haremos. Claro hasta que la joven sea tu esposa, no antes de eso. — el asiente y me sonríe. Salgo de su despacho y camino hasta la entrada. Si que esa lógica de mi padre hizo que pusiera en duda muchas cosas a futuro. Llegué hasta el auto y miré a Ovidio con una carpeta en sus manos. No cabe duda de que tome una muy buena decisión al momento de darle este puesto. Después de mis perdidas Ovidio se tomo muy enserio el papel de cuidar de mí. En mas de 2 ocasiones impidió que me volara la cabeza en medio de una borrachera. Es el único hombre leal y el único en el que confió. —Conseguí la persona que le puede ayudar con su plan. — dice el mostrándome la información de un hombre de nombre Elías Barrera. El encargado del área de finanzas en la compañía de textiles. —Ponte en contacto con él y ya sabes que tienes que hacer. Quiero, no, necesito ver resultados lo mas pronto posible. Ofrecelé algo muy bueno porque quiero eso para mañana mismo si es posible. — dije devolviéndole el documento y salir rumbo al “inferno” que llamaba casa club. Pues solo hacia acto de presencia durante el día, pero el la noche yo me iba. Alexandra estaba cada vez mas frustrada conmigo y la verdad que a mí me podía importar menos. Desde que ponía un pie en la casa comenzaba el concierto de reclamos, amenazas, gritos e insultos de su parte. Entré a la casa y me saludaron gritos y no cualquier tipo de gritos. Una sonrisa se me dibujo en el rostro, tomé mi teléfono y comencé a grabar un video. Esto seria perfecto para poder amenazarla si necesitara hacerlo en un futuro. Las infidelidades por parte de las mujeres es algo muy delicado en nuestra organización. De parte de nosotros los hombres son lo mas normal del mundo. Me dirigí hasta la cocina que era el lugar donde se escuchaba mucho mas fuerte. Lo primero que veo es la espalda de Alexandra, la cual esta sentada en la encimera con las piernas abiertas. Caminé un poco más para ver el espectáculo. Sonreí cuando miré al pobre Félix siendo literalmente y por lo que podía percibir obligado a comerle el coño a Alexandra. Aclaré mi garganta y Félix cayó al suelo del susto y por la presión que Alexandra tenia en su cabeza para mantenerlo entre sus piernas. —Signore, perdonatemi! (¡Señor, perdóneme!) — dijo casi arrodillado frente a mí. Negué con mi cabeza. —Prima volta? (¿Primera vez?) — pregunté y rápidamente afirmo a mi pregunta. —Partire (Vete) — no lo dudo ni dos veces y salió casi corriendo de la cocina. —Qué vergüenza, querida esposa. — dije en burla. Ella no se molestó en bajarse de la encimera todo lo contrario abrió aun más sus piernas dejándome ver a detalle su coño. El cual en vez de causarme excitación me dio asco. —Sera mejor que te tapes. No ganaras nada conmigo, peor después de ver en lo que estaba en cocinero de esta casa. Si tu intención era darme celos, fallaste. Fíjate que lo único que me gustaba de ti era tu cuerpo, pero después de ver esto ya ni eso me gusta de ti. Coge con quien quieras querida esposa, pero ten cuidado. En la mafia italiana no se toleran las infidelidades de parte de las mujeres. Aquí eso no se cobra con divorcio, se cobra con muerte estas mas que advertida. ¿No te cansas? Parezco disco rayado diciéndote que hagas tus cosas sin gritarlas a los cuatro vientos. Si sales muerta de esta casa no será por mi culpa. — concluí. Guarde mi teléfono en mi bolsillo, había dejado de grabar desde el momento que le dije a Félix que se fuera. —Alguien tiene que cumplir tus obligaciones, querido esposo. — dijo ella llevando su mano hasta su coño. No, por mas que la miré no se me apetece perderme en su cuerpo, ni en este ni en el de ninguna otra mujer. Sin decirle nada mas solo camine hacia mi lado de la casa. Ahí tenia todo lo que me gustaba y entretenía a mi entera disposición. Camine hasta el bar en mi despacho y me sirvo un trago. Mientras miro los viñedos en el horizonte de la mañana. —Estas tan dañado que ni se te para al ver a una mujer frotándose el coño frente a ti. — me susurre a mí mismo con ironía dándole un sorbo a mi trago. Lena y yo éramos activamente sexuales. Claro había días donde ella estaba muy cansada o yo. Algo que sentí muy normal en una pareja con dos niños en casa. Esta parte de mí también la reprimí. El sexo no me provoca la misma emoción y creo que por eso no siento ningún estimulo o excitación aun cuando la tentación este frente a mis ojos. Me hundí en el trabajo hasta la hora de la cena cuando puntualmente Ovidio me traía mi cena. No comía nada que prepararan en casa por mi propia seguridad. No iba a confiarme a morir envenenado por culpa de Alexandra. —Señor, ese hombre dijo que esta misma noche hacia el trabajo. Le ofrecí $300,000 y documentos falsos para irse del país cuando el crea pertinente. Mencione su nombre completo, y utilice el apellido de su madre para la propuesta y demás. asentí. Sonreí pues eso es importante. —Gracias Ovidio. Recuérdame cuando estemos en territorio desconocido darte una noche para que te vayas a divertir. asintió, salió de mi despacho una vez habíamos planificado nuestro viaje para mañana. Al día siguiente las buenas noticias de que el plan había funcionado llegaron a mis oídos. Ovidio estaba a mi lado cuando el hombre llamar, Elías. Llamo para decirle que ya todo había resultado como lo deseaba y de hecho que ya hasta se había mencionado la posibilidad. —Dile que esta bien. Que mañana antes de medio día estaremos allá. En el campo de tiro que me mencionaste —ordene. Todo esto se estaba moviendo demasiado rápido y la verdad es que me mataba la curiosidad por conocer a Esmeralda Galeano. Por alguna extraña razón su foto me invita a querer saber mas de ella. Con la edad he aprendido a leer a las personas solo con sus gestos y esta mujer tiene un misterio que puedo percibir en sus ojos. Lo que sea que tenga, mañana mismo responderé a esa pregunta fue mi ultimo pensamiento antes de dejarme llevar por el sueño que se apoderaba de mi cuerpo. Volamos hasta Zaragoza esa madrugada y espere a que fuera la hora correcta para nuestro reencuentro. Aproveche el lugar para poner en práctica mis habilidades. Hasta que una hermosa joven de cabello castaño claro viene hasta mi con una enorme sonrisa. Mucho más hermosa en persona que en las fotos que tengo. —Piacere di conoscerla signor Máximo. Mi chiamo Esmeralda. (Encantada de conocerlo Sr. Máximo. Mi nombre es Esmeralda.) —dijo ella. Con un acento italiano perfecto y esa voz causo un escalofrió por todo mi cuerpo. Un fuego me recorrió al extremo de que partes dormidas de mi cuerpo despertaron. En este momento me di cuenta que esta pequeña chica no solo será un instrumento de venganza. Si no algo tan peligroso que podía arrastrarme con él. --------------------------------------------- Bienvenidos a Mafioso de mi Corazón... Esta novela se actualizará día de por medio. Así que nos leeremos por aquí hasta el Martes. Porque este fin de semana le dará paso a la maratón de fin de semana en Digno De Ti. --------------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2304194085811
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