¿COMO LO SUPISTE?

2461 Words
NARRA ESMERALDA —¡SIIII! ¡Por fin! Esmeralda Galeano dejo de ser virgen señores —grita Peter cuando llego a su departamento. —¿Como lo sabes? —pregunte algo avergonzada. —Cariño, todo de ti grita sexo por todos lados. ¿Que tal estuvo? ¿Coge rico? —me pregunta antes de ganarse un regaño de parte de su novio. —Lo que haga o deje de hacer no es nuestro problema. Lo importante es que no le paso nada malo después de tu irresponsabilidad al dejarla sola con un extraño. No deben de confiarse mucho de las personas. Nunca se sabe cuando las personas se acercan con malas intenciones —sus palabras están llenas de sabiduría, pero ahora soy capaz de confiarle muchas cosas a Maximo. —Ay, cariño. Tu como siempre viendo todo en blanco y n***o. Créeme ese hombre tenía cara de todo menos de un loco con malas intenciones. Tuviste que estar ahí para sentir la tensión s****l entre ellos dos. Debemos irnos tus padres no tardan en llamar y preguntar por ti —Comenta al ver la ceja alzada de su novio. —No te enojes, tampoco quiero crear problemas entre ustedes. Ya estoy aquí sana y salva. No pasó nada y para la tranquilidad de los dos, el susodicho con el qué pasé la noche ya alzó vuelo hasta su casa. Iré a mi casa descansaremos por el día de hoy, mañana sin falta iremos a la oficina. Los veré mañana chicos, gracias por ser mi coartada —Me acerco a abrazarlos, me despido de ellos y camino hasta la puerta, pero me detengo al ver que Peter si se molesta mucho. —Siempre tienes que andar de agua fiestas, que no decías que vive una vida muy aburrida y sin aventura. La primera vez que se avienta a hacer algo nuevo y tú te pones como papá pitufo a dar lecciones —le reprende Peter con molestia. —Lo se, es solo que tú sabes lo agradecido que estoy con todo lo que los señores han hecho por nosotros, que lo que menos quiero es algo le pasé a su hija. Al mismo tiempo sabemos la condición de Esmeralda, no puede andar sola. ¡No puedes dejarla sola, es parte de tu labor como águila! —le grita de un momento a otro abrí la puerta y decidí salir antes de querer incomodar. Lo que no me espere es oír a Peter hablando de la siguiente manera. —¡Siempre es lo mismo contigo, Lucas, estás más pendiente en preguntarme sobre lo qué pasa, hace y piense Esmeralda que en mis propias cosas! ¡¿Estás seguro que es conmigo tu relación o la quieres tener con ella?! —le grita y en la habitación se hizo un silencio muy incómodo. Peter mira hacia donde estoy casi por salir de departamento. —Ella todavía sigue aquí, puedes decirle lo que piensas porque ese silencio de tu parte me respondió mi pregunta —dijo con evidente dolor al señalarme. Peter solo camino hasta la puerta y salió sin decir nada más. Tome el pomo de la puerta sin ver a Lucas, en este momento el más importante para mi era Peter. —Peter, ¡Peter! —gritaba llamándolo al verlo entrar al elevador, antes de que la puerta del elevador se cerrará me colé en esté. Me tomo un minuto recuperar el aliento después de correr en tacones detrás de él. Un ataque de tos lo alertan y ahora si me presta atención. —¿Estas bien? —me pregunta y yo asentí. Saco de mi bolso mis pastillas y un diminuto bote de agua. —Siento muchísimo lo qué pasó —comenté luego de tranquilizarme, Peter niega. —No es tu culpa, disculpa que tuvieras en medio de eso. Solo que no es la primera vez que tengo que valor de preguntar de manera tan directa. Al menos ya tengo una idea de porque siempre venía a mi y “la relación” que tenía conmigo tenía algún motivo en especial. Te llevaré a tu casa no puedes manejar sintiéndote mal —comenta y me dolió en mi corazón verlo así. Por alguna extraña razón me sentía muy culpable de esto. No hablé más sobre Lucas y seguí mi camino con él a mi lado. Llegamos hasta mi auto y el abrió la puerta trasera para mi. Llegué a mi casa y no pude evitar tener este sentimiento de culpa por esa discusión entre Peter y Lucas. Sin embargo, al entrar al baño y verme en el espejo sonreí al ver las marcas de besos en mi cuello y en mi abdomen. Máximo se había encargado de marcar mi cuerpo a sus anchas. Cerré mis ojos y pasé mi mano por mi cuello al recordar sus besos sobre cada parte de mi cuerpo. El escalofrío de deseo que me hacía sentir su barba al hacer contacto con mi piel. No cabe duda que tomé una sabia decisión en esperarme y experimentar esto con un hombre que supo hacerme sentir la mujer más increíble, deseada y súper poderosa sobre una cama. Sin perder el enfoque que ahora estoy loca y perdidamente enamorada de Máximo. Mis padres no me preguntaron o reclamaron el no venir a casa. Siempre sus frases solo eran que ya era una adulta. Que solo debo tener cuidado con quienes me relaciono. Al día siguiente me levanté con un ánimo muy elevado. Aunque siempre revisaba mi teléfono para saber si tenía algún mensaje o llamada de Máximo. Me sentí un poco decepcionada, pero ese sentimiento no duró mucho pues hablando del diablo y el se comunicó y no fue cualquier comunicación fue mas una invitación. El me llamo a invitarme a ir a Dubai por negocios en una semana. Dude mucho en si dejar la empresa sola en este momento de crisis fuera una buena idea. —Señorita, ya está todo saldado. No tenemos negativos con ninguna de las empresas afectadas. Ya solo me hace falta que usted termine de autorizar el envío de los fondos —me dice Elias y eso si que me hizo quitarme un enorme peso de encima, era un alivio que ya no tenemos deudas con ninguno de nuestros clientes. Estoy por firmar los documentos cuando la pantalla de mi teléfono se ilumina. Me inclino a verlo y sonrío como una boba al ver que se trata de Máximo. Firmó los documentos rápidamente y me disculpo con Elias quien sale asintiendo. —Hola amore —le contesté con dulzura. —Ciao mi principessa, ¿Como va tu mañana? —me pregunta y un escalofrío recorre mi cuerpo con solo escuchar su voz diciéndome principessa. Mis mejillas se ruborizan al recordar las veces que me dijo así y un sin de palabras sucias con las que aún sueño. Han pasado 3 días desde que estuvimos juntos y los recuerdos no paran de reproducirse en mi mente. —Muy bien, me alegra anunciarte que todo está marchando muy bien, ¿Tu mañana como va? —pregunté y el suspira. —Me encantaría decir que igual que la tuya, pero es que los problemas no faltan. Cosas que se pueden solucionar moviendo un par de fichas. Lo que no deja de ser tedioso y estresante. Me preguntaba si ya me tienes una respuesta. ¿Podré verte en Dubai? No sabes cuánto te necesito Principessa —confiesa y sentí eso más como una súplica. La verdad es que yo también quería estar con él, al saber que ya todo está marchando como se debe en la empresa. No mire mal darme una escapada para ver al hombre que me trae loca. —Si amore, ahí estaré. Yo también muero por estar contigo. No hay momento que no piense en ti —confesé. —Lo mismo digo Principessa, te has clavado en lo más profundo de mi corazón y mi mente, ahora ya es imposible sacarte —me confiesa, suspiro emocionada con una enorme sonrisa dejándome caer sobre respaldar de mi silla. —Me siento de la misma manera, Max, ahora tendré mariposas en mi estómago de la emoción hasta el día que vuelva a verte —le dije y así seguimos platicando sobre nuestro encuentro. Colocando nuevamente el teléfono sobre la mesa. La puerta de mi oficina se abrió. Dejándome ver a mi hermosa sobrina quien tenía una reluciente sonrisa en su rostro. —Aitana ¿Como estás? ¿Que te trae por aquí, hermosa? —cuestioné y ella se sentó rápidamente enfrente de mi. —Espero no estarte interrumpiendo, juro que no te quitaré mucho tiempo, pero es qué hay un par de cosas que ya no me puedo guardar para mi misma. No tengo cara para hablar con mi madre o mis primas sobre esto. No tengo la misma confianza que tengo contigo que ya habíamos hablado del tema —veo que su rostro comienza a teñirse de rojo y no puedo evitar tapar mi boca evitando la risa. —¿Que hiciste Aitana? —interrogó con mi ceja alzada. —No se si lo recuerdas, pero hace 3 días fue la pasarela para elegir los modelos que se exhibirán en la próxima campaña. El detalle es que como siempre una de las modelos me pregunto si quería salir con ellas a tomar un trago. Siempre me niego a sus invitaciones, pero esta vez no lo hice. Las acompañe a un bar y… —mira hacia la ventana evitando verme a la cara. Podía ver que le costaba hablar del tema así que aproveché a preguntarle lo que posiblemente había pasado. —¿Conociste a un chico y todos los planes de llegar virgen al matrimonio se fueron a la mierda? —dije soltando una carcajada. Ella me mira asustada. —Dime que no han pasado un informe sobre lo que hice, porque me moriré de la vergüenza. No podré ver nuevamente a mis abuelos a la cara —dice y solo me causa mas risa. Las carcajadas fueron tan contagiosas que hasta ella se comenzó a reír. Negué cuando me empecé a calmar, especialmente cuando me cayó la revelación que posiblemente mis padres también sepan lo que hice, donde y con quien pase la noche. —¿Como lo supiste? —me pregunta. —Porque yo también pase por eso mismo hace tres días. Fue amor a primera vista y pase toda la noche con él en posiciones que no debería explicarte porque posiblemente las hayas conocido y puesto en práctica tu misma. ¿Sigues en contacto con él? ¿Volverán a verse? ¿Te cuidaste? —pregunté sin darle tiempo a asimilar. Y ella asintió con una sonrisa. Eso me dejo mucho más tranquila. —¿Y tu tía, te cuidaste? ¿Sigues en contacto con él? —me pregunto y asentí. —Si, sabes que por mis medicamentos para el corazón mis hormonas se vuelven locas. Tomo anticonceptivos para tener mi periodo puntualmente, igual no podría tener un bebé con mi condición. Podríamos morir la criatura y yo, por eso aunque me encantaría ser madre no puedo sin quitar esa posibilidad de la ecuación —ella viene hasta mi y me abraza. —Eres increíble tía, yo se que si se podría. La tecnología a avanzado mucho, estoy segura qué hay medicamentos o recursos, para que logres ser madre. Ojalá ese hombre sea el correcto para ti —me dice y yo la abracé de igual manera. Salimos a almorzar y de compras cuando le platiqué a donde iba a ir la siguiente semana. Me platicó que casualmente su enamorado es italiano y tal parece que los italianos están volviendo locas a las Galeano de esta generación aunque yo no se si era de la segunda o de la tercera generación. El resto de la semana pasó en un abrir y cerrar de ojos. —La verdad que este viaje no pudo haber venido en mejor momento, te agradezco que te decidieras. Cambiar de aires me hará muy bien —me comenta Peter. Había terminado su relación con Lucas e inclusive se había mudado fuera del departamento que compartían. —Lamentó mucho que de alguna forma yo haya sido la manzana de la discordia entre ustedes —le dije poniéndome el cinturón de seguridad del avión. El negó tomando mi mano. —Para nada cariño. Yo era consiente que Lucas batea para ambos bandos, pero no que estuviera interesado en ti. No ha parado de llamarme o buscarme desde hace 3 días que fui por mis cosas. Tuvo el descaro de querer seducirme, pero no se lo permití —lo veo dudoso sobre eso último. —¿Me está diciendo la verdad o la mentira? —pregunté con la ceja alzada. —¿La mentira que yo mismo me quiero decir y creer? —comentó y yo me reí. —¿Te sirvió para cerrar la relación o eso hizo prender la llama del amor? —el suspira antes de contestar. —No creo que haya habido amor entre nosotros Esme, posiblemente solo haya sido sexo de su parte. Yo si lo quiero aún, pero es mejor cada quien por su lado. No puedo confiar en él aunque quiera hacerlo —concluye con su rostro desanimado. Me duele mucho tener que verlo así, necesito animarlo y se como lo haré una vez que lleguemos a Dubai. El vuelo duró un par de horas y llegamos hasta el hotel donde nos hospedaríamos. En lo que Peter arreglaba nuestro hospedaje le escribí a Máximo para decirle que ya estábamos en el hotel. Tiré mi bolso sobre la cama y me quité mis zapatos. Hasta que unos toques me evitaron que siguiera quitando mi ropa y refrescarme. Caminé hasta la puerta y unas rosas rojas fueron lo único que miré por la mirilla de la puerta. Abrí la puerta y las rosas bajaron dejando ver quien estaba detrás de ellas. —Bienvenida mi hermosa, principessa —Max entra rápidamente dejando el ramo de rosas sobre una mesa a un lado de la puerta y se apresura a tomarme en sus brazos. —¿Me extraño señor Máximo? —logré preguntar antes de que sus labios me callaran de un beso. Le di acceso completo a mi boca y pude sentir la necesidad que tenía por mis labios. Su cálido aliento a menta y tabaco que me hipnotizó estaba volviéndome loca. Nos separamos por la falta de aire, el pego su frente con la mía y sus ojos llenos de deseo provocaron que mordiera mi labio inferior. —Prefiero demostrarle con hechos lo mucho que la extrañé, señorita Esmeralda. --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2304194085811
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