CAPÍTULO ONCE Las lágrimas aparecieron al instante. Oliver cayó sobre el pecho de Armando, vencido por sollozos de dolor. Le temblaba todo el cuerpo al llorar. Nunca había sentido un dolor así. ¿Qué había intentado decirle en su último suspiro? Algo sobre el tiempo y el destino. No había tenido ningún sentido para Oliver. De repente, oyó unos pasos por detrás. Miró por encima del hombro, aterrorizado. A través de su visión empañada por las lágrimas, vio la amenazadora silueta de Lucas. —¿Qué le ha hecho? —chilló Oliver—. ¡Lo ha matado! La expresión de Lucas era fría. Parecía casi encantado con la escena que tenía ante él. —¿Yo? —preguntó con falsa inocencia—. Si alguien ha tenido algo que ver con su muerte, niño, has sido tú. El estrés al que lo has sometido, con tus constantes pregu