CAPÍTULO NUEVE Oliver se quedó con la nariz de cara a la puerta por un momento, demasiado conmocionado por la traición de Lucas como para incluso moverse. Pero cuando recuperó los sentidos, vino un ruido del otro lado de la fábrica. Oliver se sobresaltó y se giró. ¡Había unos hombre dentro de la fábrica! Hombres trajeados. Se quedó sin aliento. Se suponía que no tenían que estar allí. Un horrible pensamiento le pasó por la mente: ¿Le estaban buscando a él? Se agachó, no quería que lo vieran, y miró a través de la balaustrada a los hombres mientras estos caminaban decididos por allí. Uno llevaba un portapapeles, otro un maletín. Oliver consiguió oír un trozo de su conversación. —Como pueden ver —decía un hombre con barriga y el pelo blanco—, aquí hay muchas posibilidades de remodelación