Oliver no iba a disculparse por hacer lo que le habían pedido, o por mejorarlo. Cruzó los brazos y preguntó tranquilamente: —¿En qué querría que trabajara ahora? Lucas encogió los hombros. —Sigue con la capa si quieres. A mí no me importa. De todos modos, estás perdiendo el tiempo. A Oliver se le ocurrió que la tarea de los piñones se suponía que debía llevarle todo el día, que Armando no había dejado ningún otro trabajo para que él lo hiciera porque esto era todo lo que esperaba que consiguiera. Se sentía victorioso. Era evidentemente mejor de lo que cualquiera esperaba. Estaba impaciente por el regreso de Armando y por poderle mostrar sus logros. —vale —dijo Oliver con la barbilla en alto—. Si no soy necesario en la planta, me gustaría trabajar en esto en mi habitación —Por lo menos