CAPÍTULO OCHO A la mañana siguiente, Oliver se preparó para el día y se puso un mono de trabajo de los años cuarenta limpio. Salió de su habitación y fue hacia la planta de la fábrica, donde Lucas ya le estaba esperando. No había ni rastro de Armando. Oliver tragó saliva por los nervios. Lucas lo fulminó con la mirada. Nos e molestó en decir hola. —Me han dicho que cuide de ti todo el día —fue todo lo que dijo y su tono daba a entender que era la última cosa del mundo que quería hacer. Oliver encogió los hombros y metió las manos en sus profundos bolsillos. Se sentía muy incómodo en presencia de Lucas. Justo entonces, vino un ruido por detrás. Oliver miró por encima del hombro y vio a Armando, bastón en mano, cojeando por la fábrica. Llevaba una gabardina verde larga y se dirigía haci