Después de aquel incidente, el rey Serkan suspiró profundo cargando a Annia para llevarla nuevamente a la habitación. Gabrielle se encargó de llevarle frutas y una copa de vino para que comiera y bebiera un poco, mientras esperaba un alimento más sustancioso que el rey licántropo le prepararía. Luego de comer las frutas, la chica volvió a caer en un profundo sueño que ya llevaba unas tres horas, pero nadie se atrevía a interrumpirla porque era evidente que Annia necesitaba reponerse. En ese instante el rey licántropo estaba terminando de hacer un estofado de cordero, mientras los otros dos reyes se encontraban sentados en los sofás del recibidor, y Nilo estaba afuera acostado viéndolos desde la distancia. El rey Ozias no podía evitar perder de vista al lince que los observaba echado en la
