Cuando Serkan despertó, sintió que había tenido el mejor descanso de su vida. Sin poderlo evitar, él inhaló profundo el aroma de su luna y ya con eso le bastó para sonreír volteándose para verla, dándose cuenta que ella ya no tenía la venda puesta por lo tanto no sabía con exactitud que tanto había visto de su forma de lobo, pero pese a eso él prefirió mantener ese gran detalle en silencio, porque sentía que todavía no era un buen momento para explicarle toda su situación a la luna, él deseaba hacerlo cuando fueran camino a su reino y estuvieran casados, así ella vería por cuenta propia la realidad del reino de Albagard. —Su alteza, despertó… ¿Cómo se siente? —pregunta Annia viendo como Serkan se levantó de su posición mirándola de reojos respondiéndole: —Me siento bien, todo gracias a t