En la mañana siguiente Annia no había dormido en toda la noche, y ahora estaba sentada en la cama con su equipaje listo esperando que su nuevo infierno iniciara. Ella sabía que su rey Serkan no había cometido ningún crimen la noche anterior porque no escuchó gritos ni alborotos afuera, todo estuvo tranquilo lo cual significaba que ninguna tragedia había acontecido. Ella no se había arreglado en lo absoluto, ni siquiera se había aseado, estaba usando un vestido de color beige nada favorecedor, su rostro ojeroso se mostraba pálido, y su cabello lo tenía recogido de una manera desprolija. No era como en las ocasiones anteriores que la joven ponía mayor esmero para resaltar su belleza con detalles simples como un peinado distinto, accesorios como aretes, o pequeños toques de maquillaje con to