CAPÍTULO VLady Roysdon no podía conciliar el sueño. Se repetía a sí misma, una y otra vez, las palabras que aquel hombre le había dicho y volvía a escuchar el tono de su voz, y a sentir la cálida mirada de sus ojos. Había penetrado en un mundo maravilloso que ni siquiera sospechaba que existía. ¡Era el amor! El amor, más sublime, más intenso de lo que nunca imaginó. Cuando sir Just la besó, había sentido las mismas emociones de la primera vez, aunque con más intensidad. Y, en aquel momento, comprendió que todo cuanto le había sucedido en el pasado carecía de importancia, comparado a aquel instante en que él la tuvo en sus brazos. Aquel beso la había convertido, no sólo en parte de él, sino del hechizo del lugar y entonces supo que él estaba en lo cierto al decir que ese bosque le pertene