Diablos ¿Cuánta gente puede caber en este lugar? Había tomado la última combinación que me llevaría a mi destino, y no tuve que ser un genio para darme cuenta que era la línea más concurrida de Madrid. Debiese ser ilegal transportar a tantas personas en un espacio tan pequeño. Resople hacia mi interior mientras acomodaba mi única maleta en un espacio vacío que había encontrado de milagro en el carro.
Me quedé mirando fijamente uno de los carteles publicitarios del vagón, creo que se trataba de una serie española algo así como "La mafia del amor", no recuerdo muy bien el título, porque en verdad me pareció una porquería de trama.
Trato de pensar en alguna otra cosa y se me viene de inmediato la imagen de aquel chico que me ofreció su ayuda, me pareció bastante agradable y porque no decir guapo. Pero vamos no vengo a aquí a ligar ni a buscar novio, eso es lo último que se me ocurriría en mi vida en este momento. Cálmate Sofi.
Un timbre anuncia mi bajada, tomo mi maleta me acomodo mi mochila y comienzo a moverme entre la gente, era tanta que me costo muchísimo salir a tiempo del vagón, pero lo logré. Me sentí victoriosa al pisar el cemento de mi estación de destino. Nunca había hecho nada por mi misma, y esta había sido una gran hazaña. Llegar sana a salvo no era cualquier cosa.
Subo de prisa las escaleras para poder salir a la superficie, estaba tan emocionada de ver que tal era la ciudad, que corrí de a dos los peldaños.
El viento me topo de frente e hizo mover agitadamente mi cabellera marrón. Me sentí por primera vez en mi vida, libre y dueña de mi destino. Abrí ambos brazos en medio de la acera y como una loca dije en voz alta “¡Bienvenidas posibilidades!” una gran sonrisa salió genuina de mis labios.
Un par de personas que iban caminando se quedaron mirándome y uno de los chicos me gritó:” Ala guapa” mientras me aplaudía. Caí en cuenta que estaba dando un pequeño espectáculo en medio de la calle, así que cerré lentamente mis brazos y con mi cara sonrojada los saludé con la mano y continúe mi camino hacia alguna orilla.
-¡Sofía!- al escuchar mi nombre me giré rápidamente, esa voz conocida era de Catalina, me había encontrado en medio de la gente que trataba de bajar al metro. Quedamos en reunirnos ahí a una cierta hora y yo cumplí.
-¡Cata!- corro a darle un gran abrazo, ver a alguien familiar me puso tranquila.
Ambas nos fundimos en un gran abrazo, ella se suelta de mi agarre y me da dos besos uno en cada mejilla. Quedé perpleja ante su iniciativa, realmente ella ya era toda una española.
-Que rico verte prima- me da una gran sonrisa mientras tomas mis manos, yo le sonrío de vuelta- Vamos debes tener hambre- me jala del brazo para llevarme algún bar del centro.
A decir verdad estaba muerta de hambre mi última comida había sido hace unas mmm… ¿5 horas? El jetlag estaba apareciendo y en verdad ya no tenía noción del tiempo. Con Chile teníamos 6 horas de diferencia por tanto no sabría decir si mi última comida fue el desayuno o el almuerzo. Lo que si sabía es que me moría por un plato de algo, lo que fuese.
Mientras nos abrimos paso entre varios grupos de turistas, Catalina no paraba de hacerme preguntas, por mis hermanos, por mis padres, por los tíos y demás primos. Recién caigo en cuenta que no le he avisado a nadie que llegué, me apresuro a pedirle a mi prima que me comparta el WiFi para poder wasapear a mi familia. Ella lo abre y de inmediato recibo varios mensajes. Pero había uno en especial que me llamó la atención y era de Tomás. Mi estómago se apretó de inmediato y sentí náuseas. No tuve valor para abrirlo. No quería arruinar el encuentro con Catalina ni mucho menos mi estadía en Madrid. Con todas mis fuerzas decidí dejarlo para más tarde.
“Papá, mamá llegué bien a Madrid. Me acabo de juntar con Catalina. Todo es asombroso. Los llamo más tarde. Besos”- terminé mi mensaje con un emoji de un beso.
Catalina me dirige a un bar bastante turístico en medio de Sol, entramos y nos sentamos en una de las mesas que ofrecía el lugar, escapando del inmenso calor que hacía afuera. Doy gracias por poder sentarme, y refrescarme. Mi tenida no era precisamente de verano. Teniendo en cuenta que en mi país estábamos en plano invierno.
El mesero nos ofrece algo de beber, de inmediato me pido un jugo natural y Catalina una coca, ambas pedimos hielo.
-¿Qué tal estuvo tu vuelo Sofi?- sonrió al recordar a la amorosa señora que tuve de compañera- Bien bastante bien- le digo.
-¿Vives muy lejos de aquí?- me causaba intriga saber que tal era su apartamento y si estaba realmente en centro de la bohemia tal y como había dicho el desconocido chico.
-Si muy cerca, a dos cuadras de aquí. Tuve suerte en encontrarlo. No es lujoso ni nada, pero para nosotras dos estará perfecto- me sonríe y de inmediato ella gira su cara hacia un gran televisor el cual acumulaba a mucha gente incluso varios transeúntes habían entrado al bar a presenciar la escena que ofrecía el monitor.
Ante mi cara de duda, Catalina se apresura a contarme- Es que hoy es el gran final de una famosa serie, toda España quiere saber que pasará con Ana Lucía y Rafael- no hace falta que me explique y me doy cuenta de inmediato que ellos dos son los protagonistas de aquella serie- Se trata de un par de estafadores que se tratan de estafar mutuamente y luego se enamoran – Que ingenioso pienso mientras ruedo mis ojos. Definitivamente jamás hubiese visto una serie que tuviera una trama tan aburrida- la serie ha durado un año completo y ha sido tal el fanatismo que aquellos pobres actores ya no pueden caminar tranquilos por la calle- me cuenta Catalina.
De pronto ella se levanta de la silla y me toma del brazo- Ven miremos más de cerca, quiero saber que pasa al final- no me queda más que seguirla, y nos encontramos ambas abriéndonos un hueco en medio de la fanaticada.
Tengo que limpiarme dos veces los ojos para darme cuenta que el protagonista, el tal Rafael, era aquel chico que me ofreció ayuda en el metro. No puedo ocultar mi asombro.
-Dime que no es guapo Rafael prima, es el hombre del momento- me dice Cata con un suspiro en sus labios.
- ¿Sabes cuál es su verdadero nombre? - me apresuro a preguntar necesitaba salir de mi incertidumbre y darle al fin un nombre aquel muchacho.
-Si, se llama Gael algo, espérame que lo googleo- Catalina saca el celular de su bolsillo y comienza la búsqueda. Me muestra varías imágenes de él en revistas e incluso modelando – ¡Aquí esta! Gael Fernández- me acerca la pantalla a mi rostro y puedo leer muy bien su nombre.
Seguía sin creerlo, tan sencillo que se veía. No puedo creer que era un super famoso.
-Estuve con él hoy- le cuento a mi prima
-¿¡Qué?! No me bromees Sofi, mira que si me estas agarrando los pelos dormirás hoy en el suelo.
Su amenaza me da risa - Si, el me ofreció ayuda en el metro. Es más, buscó amablemente mi ruta en su celular- digo algo avergonzada.
-¿Amablemente?- me dice dudando de mi-¿Cómo puede ser que mi pequeña prima haya conocido antes a Gael que yo?, vaya que suerte de novata tienes- me sonríe mientras choca su hombro contra el mío- ¿Le pediste su w******p?
-¡No, como se te ocurre! Él solo me ayudo y bueno…luego se marchó – había sido sólo un breve encuentro y yo ya estaba pensando en él. No seas ridícula Sofía, jamás lo volverás a ver.
Con suerte pude entablar una conversación con una extraña en mi vuelo e iba a tener la valentía de pedirle su WhatsApp...¡Ni en 100 mundos paralelos!
-Aawwww- escucho un gran chillido de parte de la gente que estaba viendo el episodio final- y luego muchos aplausos- ¿En serio le están aplaudiendo a un televisor? Ruedo mis ojos ante el acto.
-Vamos Sofi, comamos y vamos a descansar. Se que lo necesitas.
Cuéntenme ¿que les está pareciendo la novela? ¿cuántas están esperando las actualizaciones de diciembre? Las leo!!