Aterrizamos en el aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez el Lunes 30 de Julio a las 10Am hora local de Chile. Mi cuerpo fue el que llegó a Chile pero mi Alma se quedó en España, irremediablemente. El crudo frío de invierno nos recibió, y se me helaron cada uno de mis huesos, comencé a tiritar mientras me ponía mi abrigo, aunque sabía que ese abrigo sólo calentaría mi cuerpo más no mi helado corazón. Tomás me llevó directo a casa de mi padres, tocó la puerta y me entregó allí, como un cazador entrega a su presa. Mi madre abrió la puerta y me encontró parada junto a Tomás con ambos brazos colgando a un lado de cuerpo y con mi rostro evidentemente hinchado por el llanto, avancé sin despedirme de él, sólo le escuché decir que vendría por mí durante la tarde. Me alejé de la entrada mientras