Durante toda la noche no llegó ninguna otra compañera de celda, esperaba encontrarme con algún rostro nuevo y con la certeza de que esta vez no sería policía, porque no son tontos, no enviarían a alguien más luego de lo que sucedió a esta última. Pero no fue así, dormí plácidamente, como en más de ocho años nunca lo hice. Al despertar como de costumbre, con esa horrorosa alarma, estire mi cuerpo y tome mi neceser, tome mi ducha matutina y lave mis dientes, al terminar me forme para recibir mi desayuno, me senté en una mesa alejada y las chicas llegaron.
―Como siempre, tú olfato no se equivocó―comenta Lizzy―, Esa zorra venía a espiarnos.
― ¿Por qué creen que la infiltraron? ―pregunta Briana.
―Por la muerte de Susy, no se comen ese cuento del s******o estoy segura―respondo, Amanda me mira con preocupación.
― ¿Crees que sepa algo esa escurridiza? ―pregunta y niego con mi cabeza. Aunque pensándolo bien, ¡Mierda! Lo hice, le dije. ¡Estoy jodida! ese estúpido piercing era una cámara, por lo que seguramente grabo nuestra conversación, yo le dije que no había sido s******o.
―No lo creo…―alargo y las miro con impaciencia, necesito hacer un par de llamadas para cubrir mi rastro―, Bueno quizá, igual no tiene pruebas. —intento sonar convincente, pero la angustia me carcome.
―Es cierto―responden y suspiro con alivio. De momento no sospechan nada de mí, pero si siguen las averiguaciones, podrían chantajearme con esa grabación, ¿Qué se supone que hare?
Al salir al patio, el sol deslumbra mis ojos con su majestuosidad, estiro mis brazos recibiendo su energía y aceptándola como una extensión de mí, vuelvo a echarme en mi lugar de siempre, disfrutando del olor a pizza que arroja la calle, hace años no pruebo una, se me hace agua la boca y babeo un poco, me limpio con mi manga y sigo disfrutando del precioso amanecer, vuelvo a ser interrumpida por una guarda.
―Brown, tienes una visita―avisa y me pongo de pie como un resorte, le extiendo mis manos y me coloca las esposas, esta vez menos ajustadas, me lleva a la sala de visitas y libera mis manos. Trish me espera sentada junto a un hombre de traje que no conozco.
―¡Hermana! Él es el señor Thom, tu abogado de oficio―saluda y presenta, sonrío en grande. Ella ha cumplido con su palabra. —, Le explique tu caso y se hizo cargo de inmediato.
―Señorita Colette, permítame decirle que será libre muy pronto―avisa y lo miro perpleja, ¿Cómo? No puede ser posible. ―, Revise todo su expediente, el abogado que la defendió en su juicio no tenía licencia cuando ejerció. Lo que es una injusticia hacia su persona, además, ya cumplió más de la mitad de su condena, le aseguro que, con mi apelación usted logrará salir libre muy pronto.
Mi sonrisa lo decía todo, después de años de estar encerrada y vivir como escoria, por fin volvería a la vida, recordaría el sabor de la pizza, helado, hamburguesas y sobre todo el sabor del vino, ¡Amaba el vino! De la emoción abrace al abogado y Trish. No podía contener todo lo que estaba sintiendo y pasando por mi cabeza, por muchos años creía imposible el salir de esta pocilga sin haber cumplido toda mi condena. Y ahora parecía posible y cercano.
― ¡Muchas gracias! En serio, no sabe la alegría que me devuelve―respondo, Trish me mira con amor. Y el abogado aturdido por mi abrazo, asiente satisfecho. —, ¿Qué tengo que hacer? ¡Es increíble!
—No se preocupe, me encargue de todo personalmente. De momento intente no meterse en problemas aquí dentro o con sus compañeras. —responde el abogado, acomoda su corbata y se inclina hacia adelante. —, No diga en voz alta que pronto saldrá. ya sabe como es la envidia aquí dentro y lo que podría ocasionarle…—alarga y asiento quedamente, tiene razón, como siempre he dicho aquí no existe la amistad, he sido testigo de como cuando alguien dice que saldrá en libertad, las demás, se ciegan por envidia y las matan o en su defecto, las inculpan de peores delitos para evitar que se vayan, como le paso a Susy…
Luego de que se terminará la visita, me despedí de Trish agradeciéndole por todo lo que está haciendo y lo mucho que me ayuda, también al abogado y seguí sus instrucciones al pie de la letra. Para mi mala suerte no me dejaron disfrutar más del sol en el patio sino me llevaron directo al centro de las celdas. Divise a las chicas reunidas en la mesa de siempre, pero las ignore continuando mi camino a la biblioteca, salude a la encargada y busque en los estantes algún título que logre cautivarme para leerlo. Cuando encuentro lo que buscaba «La ultima marcha» del gran Stephen King, salgo del lugar y me siento en una banca a solas, disfruto de la lectura por un largo rato, hasta que una guarda se posiciona delante de mí.
—Brown, eres solicitada—avisa y la miro confundida, la hora de visitas había terminado. ¿A dónde me llevaban? la miro confundida y se encoge de hombros. —, Manos. —ordena, dejo el libro en la banca y le expongo mis muñecas, me coloca las esposas y me dirige por los pasillos, al pasar por la mesa de las chicas, se me quedan mirando con asombro y bastante intriga.
Sigo a la guarda en silencio, confundida de no saber a donde me llevan, me niego a preguntar puesto a que no me lo dirán de igual manera. Suspiro con pesadez y me limito a seguir moviendo mis pies, la angustia me carcome un poco, le abogado dijo que no me metiera en problemas y no sé si lo estoy…
—Aquí es, entra— ordena la guarda, no me retira las esposas y empuja la puerta, trago saliva y obedezco, es una de las salas privadas que no tiene cámara, la chica que agredieron por mi culpa, si la policía infiltrada en mi celda, está sentada en una de las sillas con una carpeta en la mesa, una laptop y una sonrisa triunfante. Resoplo, me fijo en que lleva una venda en su cabeza y tiene algunos morados en su piel.
—Hola querida, nos vemos de nuevo —saluda con suficiencia, ruedo mis ojos y la miro mal.
—¿Qué quieres? no tengo nada que ver con lo que te han hecho—respondo mintiendo, sonríe en grande, dejando ver sus dientes.
—Sé que notaste que era una infiltrada y se lo dijiste a todas. —responde tajante—, Pero no vengo por lo que me han hecho esas bestias, eso es insignificante para mi. He sufrido peores acontecimientos a lo largo de mi carrera. —continúa argumentando, la miro confundida. —, Como pudiste notar mi piercing era una cámara, tengo una grabación que seguro te gustará ver—finaliza, le da click a la pantalla en la laptop y el video de la noche que llegó se reproduce, cierro mis ojos con fuerza, estoy jodida, lo sabía.
—¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¿Cómo todos los corruptos de este país? —ataco intentando ocultar mi desesperación, si las chicas se enteran de esta grabación, me matarían antes de que siquiera el abogado logre sacarme de aquí. —, ¡Habla! —exijo.
—Pero que graciosa…—alarga con diversión—, Pase poco encerrada, pero sé muy bien lo que podría pasarte si les muestro este video a tus amigas… pero como eres una chica inteligente, no quieres eso, ¿Verdad?
¡j***r! me tenia donde quería, estaba en sus manos y peor aún no sabía lo que ella buscaba, que era lo que realmente ella deseaba conseguir de mí. Suspirando y negando con mi cabeza, la mire fijamente animándola a proseguir.
—Quiero que confieses quien o quienes fueron las que mataron a la reclusa, Susy Volt—afirma, abro mucho mis ojos y niego inmediatamente. —, Piénsalo bien, Collette. Las noticias vuelan por todo el reclusorio y ya sabemos que tu abogado realizo una apelación por tu caso. ¿Quieres perder la oportunidad de tener tu libertad?