Lizzy se va a duchar y me deja pensativa, en ocho años no recibí nunca ninguna visita, ni siquiera de mis supuestas amigas. Ni de un abogado, ya que no tenia ni un centavo para contratar a uno, en mi juicio el estado me otorgo uno, quizá por eso fui condenada. Suspire con fuerza, la ansiedad estaba haciendo lo suyo conmigo, me carcomía la intriga de saber quien venia a verme. Pero ¿Y si todo era un malentendido? Seguro Lizzy escuchó mal, no podía ser cierto. Caminé al comedor y luego de hacer una fila extensa, recibí mi avena pasada, con una fruta. Al terminar abrieron las compuertas del patio y aproveche mi hora feliz, camine a paso rápido hasta las gradas y me acosté permitiendo que los rayos del sol dieran en mi rostro, estaba muy relajada, hasta que me interrumpieron.
―Colette Brown, tiene una visita, acompáñeme, por favor. ―anuncia una guarda, la miro varias veces, sin poder comprender lo que me dice, el sol me ha dejado ciega por unos minutos. Me pongo de pie y me indica que le muestre mis muñecas, rodando mis ojos lo hago y coloca las esposas ajustándolas con fuerza.
Camino detrás de ella y me lleva a través de todos los pasillos que conozco de memoria a excepción de uno que no, el que lleva al área de visitas. Abro un poco mi boca por la sorpresa, da la orden para que le abran la puerta y al hacerlo diviso muchas mesas con algunas reclusas y sus visitas, entonces mis ojos se llenan de lagrimas cuando la veo, sorprendida y con un nudo en mi garganta, camino hasta ella luego de que me retiran las esposas.
― ¡TRISH! ―Gritó con euforia, la abrazo con fuerza y ella me lo devuelve con la misma intensidad, no puedo creer que este viva. ―, ¿Cómo es que estas aquí? ¿No te hicieron daño? Creí que moriste.
―Pues ya ves que no, lo intentaron, si, pero logre escapar―responde y sigo sorprendida de verla aquí y ahora―, Cole, han pasado ocho años, tuve miedo de regresar y no encontrarte. ¿Cómo es que estas aquí? ―pregunta con sus ojos brillosos apunto de llorar. Suspiro fuertemente y niego con mi cabeza.
―No puedo contarte, me faltan dos años para salir, Trish― respondo y ella asiente comprendiendo ―, ¿Dónde estuviste? ¿Cómo fue que te mantuviste a salvo?
―Luego de esa noche… yo les robe mucho dinero, guarde una parte para ti y con la otra me conseguí documentos falsos y un vuelo, vivo en Roma, no me ha ido tan mal como a ti amiga, lo siento mucho―responde y se desborda en llanto.
―No te preocupes por mí, estoy viva y es lo importante. Me alegro mucho por ti, al menos una de las dos tuvo suerte. ―respondo sonriente, que ella este viva lo cambia todo. ―, Trish, ¿Crees que puedas conseguirme un abogado?
― ¿Un abogado? ¿No tienes uno? ―pregunta confundida y niego con mi cabeza, asiente comprendiendo el porque estoy aquí. ―, ¿Qué más necesitas? Lo que sea amiga.
―Documentos falsos, cuando salga de aquí, debo marcharme contigo―respondo convincente, ella asiente y le doy las gracias.
―Colette, ¿Sabias que Nicolas esta muerto? ―me pregunta y mi piel se eriza con solo escuchar su nombre, asiento lentamente y le hago una seña, ella la entiende y abre mucho sus ojos.
―Si, lo supe hace un par de años―respondo continuando con la conversación, ella se queda perpleja. ―, Pero su hermano, Ashton, sigue vivo y debe estar buscándote.
― ¿Tú crees? ¿Después de ocho años? ―pregunta asustada, asiento suspirando.
―Trish, él esta obsesionado contigo, además, por lo que me contaste les robaste, debe estar fúrico.
―¡Tienes razón! ¡Debo desaparecer! ¡Pero esta vez vienes conmigo! ―exclama asustadiza y asiento. ―, Colette, no hay noche que pueda dormir tranquila después de haberte dejado sola aquel día con ese monstruo.
―No tienes porque culparte, Trish―respondo―¸ Fue mi culpa, yo dejé que él me llenará la cabeza de cucarachas, le creí y confié en él. Lo mejor que pudiste haber hecho fue huir, te salvaste.
―Lo siento, te sacaré de aquí lo prometo―responde―¸ Hay otra cosa que no te he dicho, yo…
―Se acabo el tiempo, reclusa 528, es hora de regresar a su celda―avisa la guarda.
―Por favor, un minuto más. ―pido desesperada queriendo escuchar lo que dice, la guarda acepta suspirando.
―Solo porque en ocho años nadie te visito, rubiecita. Un minuto, ni más―responde y le agradezco con una sonrisa. ―, ¿Qué sucede, Trish?
― ¡Tengo un hijo! Es un niño maravilloso, su padre no tanto…―responde primero con emoción y luego con mucha desilusión.
― ¿Cómo? ¿Qué ocurre con el padre? Trish es una maravillosa noticia. ―respondo con ilusión.
―Colette, el padre de mi niño es un mafioso…―responde con pesar, mi sonrisa cae y mis labios forman una línea.
― ¿Cómo? ¿Acaso no aprendiste la lección con Ashton? ¡Que carajos ocurre contigo, Trish? ―refuto golpeando la mesa, no puedo creerlo, no después de escaparse de un mafioso, como puede ser tan tonta.
― ¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡No tienes porque refutármelo en mi cara! Yo no sabia que lo era, él nunca demostró serlo. No hasta que vivimos juntos que descubrí sus llamadas, sus andanzas y hombres armados por toda la mansión. ―responde y mi corazón siente un hueco, no puede ser posible, nuevamente involucrada con personas peligrosas.
―¿Qué harás? ¿Pretendes quedarte con él? ¡Ya sabemos como acabaras! ―respondo con preocupación.
―Escape de él, por eso regrese, yo…―intento responder, pero la guarda se acerco nuevamente. Mi desesperación era obvia, grite del solo susto de pensar lo que podrían llegar a hacerle.
―Es todo, su tiempo se acabó, arriba Colette―avisa la guarda, ruedo mis ojos y le doy la última mirada a Trish.
―Trish, ve a la plaza y pregunta por Dom, él te dará unas llaves, es un lugar seguro para ti y tu hijo―dije en voz alta lo más rápido que pude, antes de que la guarda me tomara del brazo, me colocara las esposas y me arrastrara fuera de la sala de visitas.
Me llevaron de vuelta al patio, para mi suerte que tuviera una visita me exoneraba de solo poder pasar una hora bajo el rico sol, tome mi posición de antes, echándome en la grada y recostándome. Dejé de sentir el sol y abrí mis ojos lentamente, la nueva me miraba con indecisión.
―Estas cubriéndome de la sensación más placentera del mundo y juro que te golpeare si no te quitas―avise y ella se echo a un lado―, mucho mejor, ahora, fuera, déjame sola.
―Necesito hablar contigo―responde cruzándose de brazos―, ¿Por qué le dijiste a todas que soy policía? ―pregunta diciendo lo ultimo en voz casi inaudible, suspiro y la miro fijamente.
―Porque me da la gana, ahora largo o hare que te jodan toda tu puta existencia―respondo tajante, pero no logro convencerla de irse.
―No me iré, si crees que me intimidas, pues estas en lo cierto, solo que necesito respuestas que solo tu tienes―responde y logra sacarme una sonrisa, me siento y la miro con desdén.
― ¿Qué es lo que quieres? ―pregunto con impaciencia. ―, ¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Comida decente? ¿Una llamada?
― ¿Qué? ¿Acaso puedes conseguir todo eso? ―pregunta con incredibilidad, pero niega con su cabeza―¸No, solo quiero saber porque le dijiste eso a todas.
―Mira niña bonita, no estoy aquí por ser una buena persona y no creo que tu estes aquí por rezar. ―respondo y ella desvía su mirada―, Ahora bien, dime, ¿Por qué estas aquí? Si no eres una jodida espía de la policía.
―Hice algo repudiable, como todas―responde, su poca seguridad, me hace dudar de ella―, ¿Por qué estas tú? Si me dices te digo.
― ¡Ay pero que adorable! ¿Qué cojones es esto? ¿primaria? “si me dices te digo” ¡babosadas! ―respondo con insistencia. ―, Nadie aquí lo sabe y tampoco tienen porque saberlo.
― ¿Entonces por qué quieres saber? ―pregunta y ruedo los ojos. ―, Te lo diré, porque fuera de esa burbuja de marimacha resentida con la sociedad, sé que eres una buena chica, mi padre abuso de mi hermanita menor, lo apuñale hasta el cansancio y bueno, aquí estoy―responde, dejándome boquiabierta, pude sentir su sinceridad. Si era policía, era buena mentirosa, Bianca, no sabia fingir.
―Hiciste lo correcto, no tengo hermanas, pero por Trish mi mejor amiga, hubiese hecho lo mismo―respondo y comienzo a caminar, el sol se oculto y la ventisca helada no me gusta, la escucho seguirme y ruedo los ojos. Genial, por contarme su historia ahora cree que somos amigas. ―, ¿Qué te hace creer que seremos amigas por contarme tu historia?
―Bueno, no me has dicho que no―responde y la miro mal―, Honestamente me da miedo este lugar, así que me gustaría tener una amiga.
―Primer error, aquí nadie es amiga de nadie―respondo y ella me mira sorprendida―, El hecho de que te lleves bien con alguien, no significa que sea tu amiga.
―Oh, ¿Entonces nos llevaremos bien? ―pregunta y su voz logra irritarme, que terca que es, hará que la quieran colgar si sigue de esa manera.
―Ya, calla tu hocico, no me gustan las parlanchinas, me causan migraña―respondo y la miro mal, ahoga una risita y ruedo mis ojos. Al llegar al patio general, queda justo en el centro de todas las celdas, hay algunas mesas, diviso a las chicas con las que mas me comunico y me dirijo hacia ellas. La nueva al ver mis intenciones se desvía regresándose a la celda que compartimos. ―, ¿Qué hay chicas?
―¿Qué hacías con la nueva? Dijiste que es policía―responde Lizzy, las demás dan un asentimiento.
―Es peligroso, debemos descubrirla antes de que logre conseguir lo que busca. ―argumenta Briana.
―Si lo sé, hay algo raro en ella. Hoy me conto su historia del porque esta aquí o es muy tonta o realmente intenta ganarse mi confianza. ―respondo mirándolas con atención, ellas abren un poco su boca cuando les cuento como es que terminó encerrada. ―, Lo asesino, según, es sospechoso, ¿No creen?
―¿Por qué lo dices? Suena convincente, escuche que le dieron casi quince años―responde la novia de Briana.
―¿Por qué contarías a voz popular que eres una asesina? Ustedes saben que eso no se dice, al menos que haya un fin―respondo y ellas asienten.
―Es sospechoso, debemos investigarla. ¿Te dijo su nombre? ―pregunta Lizzy.
―No, me ha dicho mil babosadas, excepto su nombre―respondo y ellas me miran con intriga―, Mas sospechoso aún.
Lizzy tiene un hermano que es hacker, por lo que podrá fácilmente infiltrarse en el sistema de la cárcel y darnos el informe de mi compañera de celda, todas están alertas, cuando infiltraron a Bianca no les fue tan bien, la descubrimos y entre todas le hicimos maldades, no me siento orgullosa, pero nadie la mando a aceptar semejante misión, ahora que tenemos sospechas de la nueva, debemos quitarnos ese sinsabor de la boca, la vigilare y mantendré a la raya, no me gusta que inmiscuyan en mis cosas y mucho menos necesito a una espía respirándome en la nuca. La noche cae y la fila para cenar esta enorme, la hago sin ánimos, pero sintiendo como ruge mi estómago, al llegar me sirven una ensalada, arroz y un trozo diminuto de carne, agradezco y camino hasta la mesa donde se encuentra Lizzy, me siento y ella me hace una señal, me pongo a su costado.
―¿Qué ocurre? ―le pregunto con suma intriga, su mirada se ensancha.
―Nene, antes de venir a comer, logre conseguir una llamada para mi hermano, tu compañera está limpia, no es una policía― responde con desdén, la miro poco convencida.
―¿Segura? Ella tiene algo que no me gusta, es metiche y sospechosa―respondo y ella encoge sus hombros, entonces lo recuerdo. ―, Lizz, ella tiene un piercing en su ceja. ¿No se te hace extraño que no se lo hayan quitado junto a los aretes y todas sus pertenencias?
―¡Cierto! ¿Y si es una cámara? ―pregunta y mis alarmas se encienden, puede tener razón ahora que lo pienso, es un pequeño piercing, pero lo suficientemente grande como para instalar una mini cámara.
―¿Qué hacemos? ―pregunto y ella niega con su cabeza.
―¡Pues quitárselo! Tenemos que salir de dudas―responde Lizzy, la miro con seriedad, ella dijo que lo tenía incrustado, suspiro.
―Ella dijo que lo tiene incrustado en su piel, podríamos lastimarla…―respondo insegura.
―¿Te oí bien? ¿Acaso Colette Brown se acobardo? ―pregunta en tono burlón y retador.
―Jamás, solo te advertía, será una pena por ella―respondo y ella sonríe con malicia.
Al terminar de comer, todas nos dirigimos al patio general, cuando veo como Briana, su novia, Lizzy, Amanda y Zoé toman por los brazos a la nueva y entre todas comienzan a forcejear, la pobre intenta defenderse, golpear, pero sin éxito, un grito desgarrador resuena en el patio, alertando a los guardas.
―¡Lo tengo! ¡Tenías razón, Col! ¡Es una jodida cámara espía! ¡Es policía!
―¡Maldita! ¡Te hare pagar por esta, Colette! ―amenaza la chica, la miro con superioridad.
―Inténtalo, perdedora―respondo, los guardas entran y separan a todas las que comenzaron a golpear la nueva, nos envían a celdas y cierran las puertas.