Capitulo 6. Discusiones.

1624 Words
Capitulo 6. *Discusiones. Mi suegra reacciona muy sorprendida, mira en dirección de Alberto quien parece ser consiente de todo, y luego dirige su mirada hacia mí suegro quien toma su mano derecha para calmarla de cierta manera. — Si, no te preocupes, he conseguido un departamento, solo estaré aquí por esta noche. — Responde muy calmado tomando de su trago. — Hijo, tu no tienes que quedarte en otro lugar, está es tu casa, estamos felices de que regreses a Milán, justamente estamos cerca de la temporada de campo, estamos planeando ir a la casa frente al lago para compartir en familia, los la familia de Emilia vendrán, tú regreso será agradable para todos, podremos compartir en familia como hace mucho no lo hacíamos. —Expresa con un tono amable y poco creíble a mi parecer, es evidente que la presencia de Aurelio causa conmoción, no es coincidencia su regreso, siento que tiene un fin y por supuesto tiene que ver con Alberto. — Aurelio y yo vamos a trabajar en el proyecto de Viña emparrada. Viña cultivada en cepas. Plantación de viña en tiempo de poda, término municipal de Vilafamés. La nueva cosecha será distribuida por la marca familiar, también estamos conversando sobre un proyecto, ya que Aurelio abrió dos distribuidoras en américa y queremos abrir una aquí en Milán, y otra en Italia, seguir con la franquicia, él a invertido en unos campos a las afueras de Italia que iremos a visitar y cuando yo no este presente, entonces él estará al pendiente de las empresas familiares. — Si esa es la decisión que has tomado, entonces, no tengo nada más que decir, estoy feliz de que estén trabajando en equipo, quizás siempre debió ser así. — La nostalgia con la que mi suegra se expresa es algo incómoda. Estoy sentada en el sofá jugando con mi hijo, sin dar opiniones de estos asuntos. La reunión da su fin, me encuentro recogiendo las cosas de mi pequeño cuando de la nada él corre a los brazos de su tío. — ¿Eso es para mí? — Pregunta al ver la caja que le a traído. — Así es campeón, ábrelo. — dice mientras lo sostiene sobre su regazo. — ¡WAOO! MAMÁ, UN FERRARI, MIRALO MAMI, ME LO TRAJO MI TIO, UN FERRARI. — Corre hacia a mi mostrándome su nuevo juguete. La emoción de mi hijo es impresionante, no ha tenido un regalo así, ni siquiera de su padre quien sabía que adora los Ferrari y el que Aurelio le trajo es edición ilimitada. — Dale las gracias cariño, tu tío se esforzó por conseguir el regalo. — Si mami. — Mi pequeño corre abrazarlo nuevamente, en ese momento puedo ver qué Aurelio lo estrecha con tanto cariño, incluso cierra los ojos por algunos segundos mientras lo estrecha en sus brazos — gracias tío, ¡Me gusta mucho! — Me hace feliz que te haya gustado, disfrútalo. — Jugaré con el, es mi auto favorito. — Emilia, vamos. — Alberto me llama y su mirada me causa gran incomodidad. — Ya voy Alberto, le pondré el abrigo al niño. — No, ponlo en el coche, me quiero ir, vamos.— dice en un tono demandante. Sin espera alguna, tomo al niño y las cosas con afán, me angustia que regrese y se enoje, no quiero empezar otra discusión. Camino en su dirección siendo detenida por Aurelio quien me mira muy serio impidiéndome el paso. — ¿Qué haces? Suéltame. — Retroceso incomoda arreglando mi abrigo. — Dame el abrigo. — Ordena en un tono tranquilo, su mirada me causa una inquietud y me muevo de manera rápida sacando el abrigo. — Emilia…— Su llamado me inquieta. Aurelio le coloca el abrigo a Lucían de manera calmada. — Gracias tío, te quiero. — Lo abraza. — Yo a ti. — Aurelio lo besa en la frente y lo sostiene en sus brazos entregándome a Lucían en los brazos. — Gracias.— digo expresándole una pequeña sonrisa. — Que pases buenas noches. Aurelio se queda en silencio, nos mira y puedo notarlo mientras camino a la salida donde Alberto me toma del brazo, guiándome al coche, ni siquiera me deja despedirme de sus padres, de un momento a otro se pone tenso, las cosas cambian, como si fuera otro. Al subir al coche el chófer cierra la puerta, fijo mi mirada en la entrada dónde mis suegros y Aurelio nos observan saliendo de la propiedad. — ¿Qué tanto te demoras? ¿Acaso no entiendes que estoy cansado? — Pregunta llamando mi atención, que está puesta en la mirada inquietante de Aurelio. — Alberto estaba colocándole el abrigo al niño, está haciendo frío, ha Sido por eso nada más. Alberto me toma del muslo de la pierna y la aprieta con fuerza haciéndome sentir débil. — Déjale el niño a Palmer, te quiero está noche libre para mí. Me sorprende mucho sus palabras, realmente actúa extraño en algunos momentos, esto es nuevo, algo en él ha cambiado en este viaje y me confunde, Pero me alegra que reconsidere nuestra relación. Al llegar a casa nos bajamos del coche adentrándonos a la casa, así como me lo ha pedido lo hago, dejo a mi pequeño con Palmer, y me voy a tomar una ducha, a ponerme bonita, me anima la idea de que vea el cambio que ha surgido en mi cuerpo ante los tratamientos que su madre me sugirió que hiciera para recuperar mi figura y borrar las manchas y las estrías de mi cuerpo, quiero verme hermosa para él, que vea lo que hice para llamar su atención. Me preparo en el baño, me riego crema perfumante en el cuerpo y me coloco la bata sin ropa interior. En cuanto su mirada se cruza con la mía, siento que es un inició para ambos, camino a su encuentro subiéndome sobre su regazo, empiezo a acariciarlo, besarlo, de manera que él me despoja de mi bata, logrando mi objetivo, robar su atención ante mis cambios. Sonríe como antes, me acelera el corazón de verlo, nos empezamos a besar, él besa mi hombro y mis senos, me recorre como antes solía hacer, sin duda lo extrañaba tanto que mi corazón lo demuestra ante sus latidos. Estamos en medio de un gran momento, su celular no para de sonar y siento una presión en mi pecho, me siento incomoda con el sonido que no se detiene, ni siquiera logro llegar a mi orgasmo y él lo ignora por completo, lo recibo en mi pecho acariciando su mejilla, besa mis labios y se levanta de la cama para responder, volviéndome a dejar sola. Son altas horas de la noche, ¿Quién podría llamar a esta hora? Me siento ansiosa, no sé que pensar, ya me había pasado por la mente que tenga a alguien más, mi corazón late tan fuerte que no puedo respirar de los nervios, intento acercarme para escuchar, Pero no logro hacerlo, camino de vuelta a mi habitación, pasando por la de mi pequeño quien descansa plácidamente, y vuelvo a la cama donde lo espero por varios minutos hasta que llega. — ¿Aún despierta? — Pregunta mientras busca sus cosas para tomar una ducha. — ¿Tienes una amante? — Pregunto siendo directa, lo que llama su atención y lo paraliza fijando su mirada en mí. — ¿Qué dijiste? — Alberto, ¿Tienes una amante? — ¿Qué estupidez estás diciendo? — ¿Entonces quien te llamaría a esta hora? Dime la verdad, es entendible que la tengas, cuando nuestra relación se a perdido, nosotros…— lloro. —Ya no es lo mismo, solo dime, ¿Tienes a alguien más? Se honesto conmigo Alberto por favor. Camina hacia mí y me siento inquieta, asustada ante su mirada, lo miro fijamente y no puedo negar que siento una ráfaga de emociones que jamás había sentido, nunca había tenido tantas dudas en mi corazón como la siento de un tiempo para acá. — ¿Vas a seguir con lo mismo? ¿No te cansas? En vez de estar pensando estupideces, deberías preocuparte por cumplirme como debería. — ¿Y tú? ¿Me cumples como debería Alberto? Te lo he dado todo, ¿Qué más deseas de mí? Aunque te de todo, me mientes en la cara cuando noto tu cambio, tu actitud hacia mí, hacia nuestro hijo, esas llamadas, tantos mensajes, despierto y siempre estas ocupado para mí, has cambiado tanto, que no te reconozco. — Tú me has cambiado, esto es tu culpa, todo estaba bien hasta que decidiste hacer las cosas por tu cuenta, siempre pensando en ti, ¿Cuándo pensaste en mí? Todo giraba en torno a ti, porque sufrías la perdida de nuestra hija, como si yo no sintiera el dolor de perderla, te diste al abandono, te preocupaste solo por ti, ¿Qué hay de mí? Dime, ¿Acaso no puedo tener lo que deseo? Te quería solo para mí, que seas mía, Pero no, no era suficiente para ti, no se como tratarlo, no se como cuidarlo, realmente me cuesta mirarlo sin tener que fallarle, tengo sueños, metas, al final todo lo que hago lo hago por él, ¿Soy egoísta entonces? Tú eres egoísta, porque siempre todo debe girar entorno a ti, me cansa tus estupideces, ya no es igual, porque hiciste que todo cambiará, si me llaman de madrugada es porque es la única manera de comunicarse conmigo, es otro país, hay diferencia de horarios, ¿Acaso no estudiamos eso? En vez de estar pensando tonterías, deberías preocuparte más por tus acciones, no es que me tengas muy feliz. — Entonces déjame Alberto, si no eres feliz conmigo, ¿Por qué no me dejas?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD