Capitulo 7. Visita Inesperada.

1714 Words
Capitulo 7. *Visita inesperada. Camina hacia a mí y me angustia su expresión de enojo, una que jamás había visto en su rostro. — ¿Quieres que te deje? ¿Crees que soy imbécil? Me voy por trabajo y tú te quedas aquí, haces de las tuyas, sales cuando quieres y regresas a casa cuando quieres, ¿Debo pensar que estás con tu madre? — No seas idiota, no me vengas a cambiar el tema haciéndome sentir culpable, como si yo fuera quien tuviera un amante, quiere desviar la atención del problema, por favor…— Se acerca tomándome de la mandíbula y me atrae a él. — Eso espero, espero que seas la santa que dices ser, tú eres mía, no pienso dejarte, aunque te cueste creerlo…— Lo miro un poco incomoda, agitada, me inquieta y sujetó sin pensar su mano que sostiene mi mandíbula. — Te amo, es simple, si quieres creer lo que tú mente estúpida te dice o lo que quieres ver, ese es tu problema, no quiero tocar este tema de nuevo, ¿Me escuchaste? — Alberto…— Me besa, me calla y no me suelta, me arroja a la cama y no puedo evitarlo, trato de alejarlo sin éxito. — No quiero escucharte más…— Me abre las piernas y se hunde en mí. — quiero que me correspondas, quiero hacerte mía, sacar de tu mente esas estúpidas ideas. Me toma, apenas puedo reaccionar, sus besos y caricias son más intensos, cada embestida es más intensa, más profunda, posesiva, por más que trate de concentrarme no puedo hacerlo, no puedo, sus besos en mis senos, la manera en que me toma, ni siquiera le prestó mucha atención, porque en mi corazón siento algo extraño que jamás había sentido, pero no lo siento tan mío, por más que trate de hacerme creer que lo es, mi cuerpo se entrega, pero mi corazón duda. Dormido en la cama, se tumba como una piedra, no despierta por nada, eso me da la oportunidad de levantarme, me coloco mi bata y salgo al balcón de la habitación con su celular en la mano, no lo sé, yo no soy así, me desconozco, dudo y temo por lo que pueda encontrar, lo amo tanto, muchas de las palabras que dijo vienen a mi mente, no puedo con todo esto, me lleno de dudas aunque quiera creer en lo que dice, asi sin mas intento desbloquear el celular, pero ya no es la misma clave que siempre, intento con muchas y no lo logro, lo que me pone mas nerviosa, volteo a verlo y aún duerme, lloro sin poder contenerme me apoyo del muro con dificultad, ya no se que pensar, no se que hacer, quizás tenga razón y solo estoy viendo cosas donde no las hay, quizás sea yo. *Un nuevo día. No pude descansar, está mañana muy temprano él se ha ido, ni siquiera se quedó a desayunar, aunque honestamente yo prefiero que sea de esa manera, ya que no quiero discutir frente al niño, y al parecer es como si la conversación de anoche no hubiera pasado para él. Preparo al niño como todas las mañanas, Lucían está feliz con su regalo, incluso lo trae al desayuno. Mientras estamos desayunando me llega un mensaje de la señora Patricia, quien es la abuela de Alberto, para avisarme que enviara por el niño a la escuela, ya que ella pasara el resto del día con él, me invita a tomar té con ella como hace mucho no lo hacemos y me animo mucho, ya que Patricia es una mujer maravillosa y encantadora, aunque un poco correcta, aún así, es una mujer de un gran corazón y una mujer con la que se puede hablar de todo, así que confirmo mi asistencia. Al marcharse mi niño, empiezo a revisar algunos diseños y documentos, tengo sobre la mesa varios diseños para la nueva línea que sacaré, estoy muy distraída cuando de la nada el timbre suena, Palmer se mueve para abrir la puerta, mientras sigo concentrada en mi trabajo hasta que una voz masculina llama mi atención. — Son muy buenos tus diseños. — Levanto mi mirada en dirección del hombre que me cautiva con el olor exquisito de su perfume. — Aurelio, disculpa, Alberto no está.— Digo levantándome de la silla. — ¿En qué puedo ayudarte? — Uno de mis diseños vuela con él viento al suelo y me agachó al mismo tiempo que él lo hace para recogerlo, ambos sujetamos la hoja, lo que me incomoda un poco.— Gracias.— Digo al recibir de su parte la hoja con él diseño. — Confirmo que son excelentes diseños —Lo miro y sin poder evitarlo me sonrojo. — ¿Realmente lo crees? — Nadie de la familia me ha dado opinión de mis diseños más que mi madre y mi abuela. — Lo creo, si es para tu nueva línea confía en que serán excepcionales. — miro el diseño y luego a él. — Muchas gracias. Disculpa, ¿En qué puedo ayudarte? — Aquí está señor los documentos que su hermano dijo vendría a buscar su chófer. — Palmer le trae algunos documentos y él los recibe. — Muchas gracias. — No sé preocupe señor. Permiso. Palmer de retira dejándonos solos. — Ha Sido todo lo que he venido a buscar Emilia, te agradezco que me hallas recibido, que tengas buen día. — Igualmente Aurelio. Se marcha y vuelvo a lo que estaba, al estar lista tomo mis cosas y salgo al coche conduciendo a mi empresa. Al llegar me instaló trabajando en un nuevo proyecto, unos diseños que pienso lanzar como un debut de mí regreso en la gala en París en 3 meses, por ello trato de estar al día con todo los detalles. — La tela, debe ser algo más suave, como color durazno, más clarito, necesito los cierres y los broches por favor Carlota, es necesario que no falte nada, en pocas semanas terminaré los diseños que nos faltan, quiero que todo esté preparado para empezar con las costuras. — Si jefa, de inmediato me pongo en ello, no sé preocupe, confirmaré el pedido y haré el encargo de todo esto, no se preocupe, en cuanto comencemos, todo estará listo. — Gracias Carlota, me voy, tengo que almorzar con mi suegra Patricia, llámame si surge algo, por favor, que le envíen a mi casa los trajes de la escuela de mi hermano. — Lo haré jefa, no se preocupe, vaya tranquila. Todos me admiran, diría que soy una versión mejorada de mi madre, quien tras años de fama decidió retirarse al igual que mi abuela y dedicarse a las tiendas y las ventas de mis diseños, digamos que nos hemos vuelto un equipo, no descansamos, nos gusta mucho trabajar y eso de quedarse en casa no es algo que deseo, no podría guiarme por los consejos de mi suegra, quien es una esposa trofeo como muchos la llaman, ya que no desea, ni necesita trabajar, lo único que más la inspira es gastar, ¿Y por qué no? Tienen con que, no solo mi suegro trabaja, el señor Antonio, Alberto y Aurelio han creado un imperio a nivel mundial, si bien viajan mucho por lo mismo, diría que su fortuna no tiene límites, simplemente, dejar de trabajar podría ser una meta, sin embargo, él señor Antonio el abuelo de Alberto y Aurelio, es un hombre que viene del campo y su mayor motivación es trabajar, no le gusta permanecer en casa, al igual que mi suegra Patricia, quien se ve obliga a estar en su casa debido a su artritis, en ocasiones sus piernas se debilitan, pero eso no la detiene, trabaja con su marca desde muy joven, es quien diseña la imagen, los logos y el marketing de las empresas siendo ella la autora de la gran marca “El rey” el orgullo de su esposo ante la imagen de la presentación de su producto, la unión entre ellos, es admirable, son personas de principios y siempre han estado unidos, para ellos el matrimonio es hasta que la muerte los separe y que yo tenga entendido, jamás ha habido conflicto de infidelidad de parte de su familia, honrada y admirable. Al llegar a su casa, todos me reciben con amor, siempre es una costumbre venir a verla, sea sola o con mi aba y mi madre que son en parte las mejores amigas de mi suegra. Los cachorros ladran ante mi llegada, tiene de por si, 6 perros dálmatas, una belleza que ella aprecia y que me recuerda a la película 101 dálmatas de solo ver a los cachorros y a sus padres sonrió, me reciben con alegría, mientras escucho mi niño gritando de emoción. — Ya, ya, Baster, abajo, abajo muchacho, me arruinas el vestido. —digo tratando de bajar al mayor de los cachorros, el perro alpha de la familia. — CORRE, CORRE, TIO, TU PUEDES. — Las risas y los aplausos son atractivas, llaman mi atención ante tanta alegría y al escuchar de él, me da mucha curiosidad, por un instante pensé que Alberto también estaría, pero no, son solo Lucían y Aurelio jugando a la pelota con uno de los guardias que lo cuidan. — ¡Oh! Pero mira quién llegó, mi hermosa nuera.— Las palabras de mi suegra llaman la atención de mi niño y su tío, quien me dedica una mirada que correspondo de la misma manera. — MAMÁ, ESTOY JUGANDO CON MI TIO, ME COMPRARON ESTE BALÓN, MIRA LO QUE ME ENSEÑÓ. — la emoción de mi pequeño mientras me muestra su técnica es reconfortante, realmente sonrió al verlo tan feliz. — BRAVO…— Mi suegra y yo aplaudimos al verlo lleno de tanta alegría. — Bienvenida mi niña, gracias por tomarte el tiempo de venir, espero no haberte molestado o quitado tiempo. — No, no diga eso…— Beso su mejilla y le doy un abrazo. — Yo soy feliz viniendo a visitarla. — Me alegra verte mi niña, estás hermosa, más radiante, mucho más delgada desde la última cena en la que te Vi. — Lo sé, trato de mantenerme en forma, agradezco que resalte mis cambios. — Sin duda, estás muy guapa mi niña.
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