Capitulo 5. Acciones.

1520 Words
Capitulo 5. Acciones. Me mira y sonríe con arrogancia. — Deja de decir tonterías, ¿Acaso buscas excusas para dejarme? — ¿Entonces que es? ¿Ya no te parezco bonita? — No eres la misma, no tienes que acomplejarte por eso, tus inseguridades son las que mantienen esta relación en esta situación, tu eres quien no quiere cumplirme cuando lo deseo…— Me toma de la nuca y me pone boca abajo sobre la cama. — Tú eres quien te niegas a darme lo que quiero. — Hace aún lado mi ropa interior y se hunde en mí. — Es tu culpa Emilia, no mía. ¿Esto es lo que quieres? Cuando tú quieres y lo deseas yo debo hacerlo, ¿Cuándo yo lo deseo tú me lo niegas, ¿Cómo debo pedirle a mi esposa que me dé lo que pido? — Me hace Jadear, apenas lo puedo disfrutar, lo hace hasta correrse en mí, dejando mi ansiedad en la espera. — ¿Qué más quieres de mí Emilia? Te lo doy todo y aún así me tomas como el malo. Se aleja de mí, busca sus cosas y su maleta. — ¿Qué haces?— Pregunto con voz débil. — Saldré de viaje, volveré para la cena en casa de mis padres. — ¿Otra vez? Cada fin de semana viajas, ¿Por qué? — Por negocios, yo a diferencia de ti, tengo metas, ¿Qué esperabas? — Me deja sin palabras, no hago más que mirarlo. Arma su maleta como si nada, dejándome en una intensa agonía, no dice nada más, se pasea por la habitación buscando sus cosas duele verlo, duele sentir esto en mi pecho que me consume, trato de no llorar, tomo nuevamente la bata y me cubro avergonzada, soy yo, en este punto cuestionó sus palabras, quizás sea yo la culpable, la del problema, no lo sé, solo se que mi alma entra en una lucha contra mi corazón y mi mente no se ponen de acuerdo y me pierdo entre tantas cosas, me resigno y continúo, después de todo en la casa existe una gran motivación, no puedo caer, no puedo. *Una semana después. Así una semana más que me quedo sola con mi niño, con él me divierto, veo películas, jugamos, salimos a comer y por helados, incluso él me hace compañía algunas noches y duerme junto a mí. Alberto llama, deja mensajes y pregunta siempre por él, cuando hablan los dos disfrutan de ese momento juntos, no me quejo en ese sentido, Pero me siento sola, ¿Acaso soy egoísta por desear un poco más de su compañía? Quizás las cosas para mí se detuvieron al convertir a mi hijo en prioridad, aunque para él no sea así, no me arrepiento de nada más que descuidarlo, yo soy la culpable de haberlo perdido, y cada día me cuestionó con el fin de descubrir si podre recuperar lo nuestro, cada vez que él timbre suena mi corazón se acelera al pensar que ha vuelto y hoy no me e equivocado. — Emilia…— Su llamado causa alegría en mi corazón, bajo a su encuentro y al primero que veo es a su hermano quien viene junto a él. — Buenas noches, bienvenido a casa. — Me acerco a besar la mejilla de mi esposo, quien me sorprende al besarme en los labios como hace mucho no lo había hecho. — Viene por ti y el niño para llevarlos a casa para la cena, ¿Estás lista?— Pregunta acariciando mi mejilla. — Si mi amor, iré por Lucían. Bienvenido Aurelio.— digo fijando mi atención en Aurelio. — Gracias Emilia. — Responde de manera cortés. — Permiso. Me muevo a buscar a mi pequeño, él al saber que su padre está en casa corre a su encuentro. Alberto lo carga en sus brazos, lo levanta con alegría y juega con él como si fuera otra persona, al igual que él, su hermano sujeta a mi niño, quien lo trata con amor al ver a su tío. Me incorporo a ellos, Alberto sale con Lucían y yo lo sigo, camino por la sala buscando mi abrigo que se enreda en el perchero, al intentar sacarlo, tropiezo con la mesita que intento detener antes de que se caiga. No sé cómo aparece de la nada, lo que se, es que su mano sujeta la mía, nos miramos y la fuerza que emite, detiene la mesita, el jarrón y las flores de caer al suelo, en este momento estoy tan nerviosa que su mirada me penetra hasta lo más profundo de mi ser. Es la primera vez que se acerca tanto a mí, jamás habíamos pasado de saludarnos formalmente y de que él solo se acerca por Lucían, es algo incómodo su agarre, al igual que su mirada. — ¿Estás bien? — Pregunta en un tono fuerte y sutil, el olor de su perfume me atrae, me parece familiar Pero no logro recordar de dónde. Apenas puedo reaccionar, estoy en conmoción por lo sucedido, que las palabras quedan atoradas en mi garganta, no puedo respirar, siento calor y las manos me sudan mientras nos organizamos. — Si, si, estoy bien, gracias. Es que se enredo, yo… — Mis palabras son interrumpidas por él quien se acomoda su chaqueta con incomodidad. — Bien, no pasa nada, vamos, nos esperan. Sin palabras asiento con la cabeza y lo sigo al coche, dónde Alberto nos espera, me siento en medio de ambos, puedo notar que ninguno menciona palabras entre ellos, Alberto se concentra en nuestro hijo, mientras que Aurelio se mantiene distante. Vamos ya de camino a su casa cuando siento de repente una sensación inquietante, observó el camino, la tensión que siento, el instinto de que te miran aparece de la nada, siento esa sensación y empiezo a incomodarme, observó a Alberto, quien juega con nuestro hijo, y sonrió ligeramente ante sus juegos, empiezo a buscar la raíz de donde proviene ese presentimiento, volteo mi mirada en dirección hacia el chófer y luego sin planearlo mi mirada se cruza con la de Aurelio, su mirada se refleja por medio del vidrio de la ventana de la puerta de su lado del asiento. Mí corazón da un vuelco de manera extraña ante su mirada, es tanta la tensión que siento, que lo evado volviendo a mirar la escena que presentan, Alberto, y nuestro hijo. En cuanto llegamos a la casa, Aurelio se baja del coche, y al hacerlo yo lo sigo, en cuanto intento bajar él extiende su mano para que yo la tome, no se porque dudo en hacerlo por unos segundos, en cuanto la tomo siento como aprieta mi mano con fuerza y me ayuda a salir del coche como todo un caballero. — Gracias. — Le digo acomodando mi vestido color salmón que se ajusta a mi figura. Su mirada se fija en mí y asiente sin más, caminamos y él toma distancia, permitiendo que Alberto se una a mí. Alberto toma mi mano mientras que sostiene a nuestro hijo con su brazo izquierdo y a mi con el derecho y continuamos siendo recibidos por mis suegros que nos dan la bienvenida a todos, está vez sabían que Aurelio venia y al parecer en esta ocasión lo esperaban. La cena encantadora, nos divertimos, reírnos, y como de costumbre muchos obsequios para Lucían y para mí, todo marcha de manera agradable, sin embargo el ambiente en la sala se torna tenso cuando mi suegra toca un tema que de manera extraña, inquieta el ambiente y es dirigido especialmente a Aurelio. — Aurelio, hijo, ¿Cuándo vas tú a formar tu familia? ¿Cuándo nos vas a presentar a tu pareja? Él mira a mi suegra muy serio, se puede notar en sus facciones su expresión de enojo, irá, no se como explicar lo que esa mirada causa en mí ante su expresión, es evidente que es un hombre de poco hablar, muy reservado y al tocar tal tema a intensificado lo tenso del ambiente, no se que misterios guarda pero no veo en él a una mala persona, simplemente no puedo hacerlo porque no lo conozco y todo lo que dicen de él es solo la versión de esa parte, no suelo juzgar un libro por su portada, sin embargo, sea lo que sea que pase no es de mi interés puesto que ya lo sabría. — Es irónico que tú me preguntes eso madre, no tienes de que preocuparte, me siento bien teniendo sexo por diversión, como tú una vez dijiste, yo no estoy hecho para relaciones formales, eso se lo has dejado a mi hermano, él si nació para esto. — responde con arrogancia. — ¿Cómo va el proyecto de ganadería que estás llevando acabó en Italia Aurelio? — Mi suegro cambia el tema y de inmediato todo gira en torno a él, como de costumbre. — Bien, de hecho me tomaré un tiempo aquí, ya que pienso hacer unas inversiones en la ciudad, me voy a reunir con unos inversionistas. — ¿Te vas a quedar en la ciudad?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD