Sonrío derretida y Emmett hace amago de vomitar. Me giro entre los brazos de Oliver y le doy un abrazo fuerte. —Os habéis enamorado —canturrea Ivet con emoción—. Qué bonito. —Se limpia una lágrima imaginaria y de pronto fulmina a Oliver con la mirada—. Por favor, mantenla a tope de amor. Llénala de romanticismo hasta que le salga por las orejas. Tiene que estar inspirada para diseñar mi vestido de novia —le informa entre gruñidos. Me echo a reír. —Dale las gracias por eso, Ivet. Me ha llenado la cabeza de corazones, cupidos, palomas y demás… —Engancho su brazo y la insto a andar—. Mira, es solo una idea, pero es buenísima. Había pensado en encaje rojo para el corpiño y pedrería dorada. La falda estampada con detalles también dorados igual que los accesorios. Es algo que jamás