Star huele a ese chico del que tanto que le advertí que se alejara. —No creí que vendrías —la miré. —De hecho, tengo sueño y no quería, pero ya estamos aquí. —Se encoge de hombros sin mirarme. Aún sigue enojada, ¿por besarla? No sabía que eso era lo que provocaba mis besos, enojo. Yo miré a Rocky buscando una explicación. —¿Qué? Yo quería venir y no podía dejarla dormir en casa sola. —Pudiste quedarte con ella. —No estoy tan loco para hacerlo, prefiero ver la pelea, no sabes lo insoportable que está, no entiendo cómo la aguantas y quieres estar encima de ella todo el tiempo —se queja y se frota el cuello. —¡Oye! —Ella lo ve molesta y yo también lo veo molesto. ¿Cómo puede decir eso? Bueno, es Rocky, solo está pendiente de él, no le gusta las responsabilidades. —¡Genial! Ahora los