—Estás quedando muy hermosa— anuncio con entusiasmo a Maya mientras trenzo su cabello la mañana siguiente antes de irnos a casa de mis padres. Ella no me devuelve la sonrisa. Sus ojos están hinchados y su carita está triste. —Verás como la vamos a pasar bien —continúo queriendo subirle el ánimo— Mi madre hará pastel de calabazas especial para ti. Asiente sin cambiar el gesto. —También te está esperando para que la ayudes con unas galletas. —¿Mía? —Si. Cielo. —Perdón por tirar el árbol —sus ojos se le ven tan parecidos a los de Caleb anoche. —No pensemos en eso hoy —digo en cambio—Hoy es día de celebrar y pasarla bien —termino su trenza —Así que, cero lágrimas y muchas sonrisas. Mamá nos espera con el desayuno así que andando—Se levanta de la cama y toma su bolso con algunas cosas.