Los puestos son asignados por mi madre. La cual, me hace sentar al lado de Caleb bajo la mirada inquisitiva de mi padre. Como siempre, todo esta delicioso y mi mamá se ha lucido. El pavo, la ensalada y el resto de lo que ha preparado esta para chuparse los dedos. Caleb a mi lado come todo lo que mi mamá le ofrece. El hombre es de buen diente. Frente a mí, está sentado Benjamín que no dejaba de sonreírme a pesar de haberlo puesto en su lugar. El hombre es un completo imbécil. —Dinos Caleb ¿De donde conoces a Mia? —interviene la madre de Benjamín. —Es mi jefe —intervengo. —Su rostro me parece familiar. Pero, no sé de dónde —interviene el incordio frente a mí. —Mi Benji conoce a gente importante—secunda la mujer con suficiencia. Resoplo. —Por supuesto—murmuro. —¿A qué te dedicas