CAPÍTULO NUEVE Stara estaba parada en los parapetos de la fortaleza de su madre, una fortaleza de piedra cuadrada tan antigua como la isla, el lugar en el cual Stara había vivido desde que su madre había muerto. Stara caminó hasta el borde, agradecida de que el sol finalmente se hubiera presentado en este día dramático y miró hacia el horizonte, con una inusual buena visibilidad y a lo lejos vio zarpar el barco de Reece. Ella vio su embarcación apartarse de la flota, la miró todo el tiempo que pudo mientras su barco navegaba hacia el horizonte, cada ola lo llevaba más y más lejos de ella. Podría ver la embarcación de Reece todo el día, sabiendo que él iba en ella. No soportaba verlo partir. Sentía como si una parte de su corazón, una parte de sí misma, se fuera de la isla. Finalmente, d