El soldado y la enfermera

Arrepentimientos Matutinos

Esa noche en la casa Moreau descanse como no lo hacía hace muchísimo tiempo, con el corazón lleno de perspectivas agradables para el futuro y seguro de que cualquier cosa que me deparara el destino, aun si fuera la muerte, no podría arrebatarme los segundos deliciosos en que probé los labios y el cuerpo de esa diosa hecha carne, lo único que podía aguarme un poco este amanecer de ensueño era el saber que lo hecho había sido tanto culpa del alcohol como de una lascividad repentina y voraz, de la cual Camillie de seguro no encontraría buenas cosas, criada siempre rigurosamente y con una increíble noción de lo bueno y de lo malo, según normas castellanas de una época medieval, de seguro aun cuando actuó conforme a su voluntad encontraría algún modo de recriminarme el crimen de penetrar en su habitación sin su consentimiento y atravesarle de lado a lado el cuerpo con mis caricias de desquiciado.

Por ello quise posponer tanto como pude mi salida del cuarto, pero fue imposible hacerlo por que la señora Marion, cuando empezaba a arrimarse el día a las 12 pm fue a preguntar sobre mi salud, diciendo que si tenía algún problema para salir de cama, yo que el único problema del que podía echar mano era de mi pesadez de conciencia tuve que decir en un tono somnoliento muy fingido que me encaminaría prontamente hacia el recibidor para despedirme como debía hacerse, me calce entonces mis botas y ello me regreso a la espantosa realidad del estado en que debía encontrarse mi compañía en manos de un hombre tan corto de miras como lo era mi reemplazo, pude de ese modo dejar de lado mis recatos de enamorado e ir a plantar cara a Camlille, la encontré en el sitio en que solía ponerse cuando quería ocultar sus disgustos. Es decir, en la biblioteca, cuando la salude miro por encima del libro que la tenia ocupada con ojos de verdadero desprecio, sentí que un puñal se me clavaba en el corazón, pues si esa sola noche de pasión animal me arrebataba para siempre su querer seria yo sin lugar a dudas el hombre más estúpido del planeta, entonces me senté a su lado y la interrogue sobre su lectura con la voz ligeramente temblorosa, ella lo noto y sabiéndose en una posición ventajosa por mi nerviosismo me dirigió mirada de palpable reproche, no encontré mas remedio a esa penosa situación que disculparme, pero me corto en seco cuando recién iniciaba mis arrepentimientos, diciendo que no podía atreverme por nada del mundo a decir aquello que estaba apunto de decir, pues ella no era una cualquiera y de ninguna manera aceptaría acobardamientos, concluía diciendo que si en el campo de batalla sabia afrontar con valentía mis actos acá también debía hacerlo, confundidisimo le dije que si era esa su opinión a que se debía su disgusto, se sonrojo visiblemente y oculatado su cara tras el libro dijo – Soy tan débil a tu lado, y ayer solo por ti rompí muchos años de promesas de castidad y de reflexión, estoy furiosa conmigo misma, por creer que podría estar siempre lejos de alguien como tu-, el peso de sus palabras quedo sellado por la novela que le ocupaba las manos, no era otra que Madame Bovary aquella obra de la literatura de hace tantísimos años que arrebato a todas la sociedad conservadora de Francia, no por lo poco común de las aventuras extramatrimoniales, siempre al alcance de la vista, sino por el descaro de sus relatos y por la valentía del escritor para plasmar en el papel la historia que en otra época le habría valido morir en la hoguera como un hereje, el saber que nuestra noche de pasión la llevaba a releer esa prosa era más que suficiente para darme a mi una prueba definitiva de que también ella se sentía profundamente arrebatada por los recuerdos y quería revivirlos así fuera atreves de esas enmohecidas páginas.

Muy alentado por estos descubrimientos y presa de una ataque de ternura y amor que me llego en el ínstate mismo de estas ultimas comprobaciones aparte el libro de su rostro, hice que lo pusiera como una barrera entre el exterior de la biblioteca y nuestros rostros y la bese nuevamente en los labios, no hubo resistencia alguna e incluso me pareció que esta vez era ella quien me devoraba con mas furia, de no ser por que escuchamos pasos que se aproximaban sobre la esquina del pasillo que allí conducía no hubiéramos encontrado manera de sepáranos prontamente, cuando apenas habíamos adoptado posiciones de conversadores comunes, doblo la esquina la señora Marion, quien nos indicó que el desayuno se encontraba ya sobre la mesa y que incluso y antes de partir podríamos si resultaba de nuestro agrado esperar el almuerzo, nos dirigimos allí y encontramos a la señora Moreau ya en la mesa, esperando nuestra compañía, no dijo que había recibido noticias de sus hijos en el frente, como espía y también como amigo de la familia me interese profundamente por lo que decían esas cartas, por lo que con una gala que molesto muy visiblemente a Camillie pregunte a la señora si se encontraba todo en orden, esta vez por fin obtuve aquello que había sido mi objetivo principal desde que entre en esa casa para asistir al funeral de un desconocido hace ya varios meses, pues la señora saco del bolsillo de su abrigo un papel blanquísimo y se puso a leer su contenido.

 Queridísima madre.

En el campo de batalla los chismes vuelan tan rápido como las balas, en cuanto nos hemos enterado de que una enfermera, hermosa como ninguna y de cabello rizado había sido victima de un intento de rapto en las cercanías de parís, supimos de inmediato que se trataba de Camillie, estuvimos a punto de abandonar el servicio para ir en su ayuda pero por fortuna rápidamente llego la otra mitad de la historia, al parecer un oficial con el nombre de nuestro difunto hermano, dio caza a los bandidos, si esta grandísima coincidencia no es fruto de la divinidad no se que otra cosa pueda serlo, suponemos por las descripciones que nos has enviado en otras de tus cartas que este hombre es el mismo que se presento al funeral de Danton y de dio tan buena impresión, te ponemos al tanto de que con este honorable acto también es acreedor de todos nuestros afectos y estaremos siempre en deuda con él, tal vez logremos incluso decírselo personalmente pues después de mucha batalla hemos sido enviados a casa de permiso, esta carta nos antecede apenas un par de días, por lo que deberíamos encontrarnos en tu compañía dentro de muy poco tiempo, este descanso tan repentino se debe a que al parecer el alto mando se prepara para emprender una nueva ofensiva en el norte y por ello se requiere de que nos encontremos con fuerzas renovadas, sin embargo es supremamente peligroso ponerte al tanto de predicamentos militares por medio del correo, existen ojos que espían en cada rincón, en cuanto estemos a tu lado hablaremos de los pormenores, siempre tuyos y con todo el cariño de este inmenso mundo

Guille y Antonie.

La señora al terminar de leerla se quebranto en un llanto apacible, fue allí cuando me di cuenta que esa ancianita se resistía profundamente a la tristeza pero se entregaba con locura a la felicidad, estuvo todo el desayuno charlado sobre sus adorados hijos, rogando que atravesaran la puerta de un momento a otro para que pudieran entrevistarse conmigo y con Camillie que debíamos partir ese mismo día por la tarde de nuevo hacia el frente de combate, mientras tanto yo me debatía internamente sobre el modo en que debía hacer uso del contendió de esa carta, debía acaso poner en riesgo la vida de los seres amados de Camilie para cumplir mi deber, seria yo capaz de delatar un movimiento del que seria parte y con toda seguridad repercutirían en los hombres que ha fuerza de costumbre había aprendido a querer, esto me oscureció el ánimo demasiado e hice esfuerzos supremos por que ello no se notara pero al despedirnos Camillie y yo del hogar para emprender el rumbo hacia nuestros respectivos destinos me interrogo sobre el motivo de mi cambio de actitud, me comporte muy huraño y esquivo, aborde el tren sintiéndome un ser desagradable, su mirada mientras partía rebelaba una vivísima confusión, horas después del incidente me sentí despreciable y escribí para ella una carta de confusas explicaciones.