Mateo El ruido de la calle apagaba un poco mis pensamientos, pero no lo suficiente, las bocinas indicando su descontento con mis maniobras y a mí importándome bien poco lo que pensaran al respecto, quizás los insultos eran indicador de algo. Apreté el volante nuevamente antes de poner los cambios y acelerar, los bocinazos seguían, pero no importaba, solo quiero llegar, necesitaba llegar. Estacione en el primer lugar que vi libre y baje sin interesarme nada más, una bocina retumbó varias veces, pero daba lo mismo, mis pies tenían vida propia y mis pensamientos un solo objetivo. Pase como alma que lleva el diablo, directo al ascensor y presione el piso correspondiente, ese que tantas otras veces marque, mientras las puertas se cerraban Bruno apareció en mi campo de visión soltando una pa