Feo amor

VII

A la mañana siguiente, cuando Otto volvió a la oficina se encontró con la novedad de que debía viajar a Illinois y revisar un contrato con la Organización de Concursos de danza del estado, aunque intentó postergar o cancelar, no tuvo alternativa, sin poder ver a Elizabeth, salió de viaje.

Elizabeth se quedó triste el resto de la semana al ver que Otto no se había comunicado con ella. Elizabeth tampoco intentó buscarlo, tenía su orgullo y su inteligencia emocional, no acudiría ante él, pues consideraba que todo era un malentendido que ya había aclarado, si Otto no se daba por enterado, era su problema, aunque le dolía, porque en su mente había una ilusión puesta en el joven.

Los días siguieron su curso y pronto llegó el fin de semana. Viajaron a Phoenix, por la noche sería el concurso nacional de danza. Los bailarines ensayaron durante toda la tarde, luego se trasladaron al teatro donde sería la competencia.

Estaban reunidos en el camerino, Alice ensayaba una y otra vez con Fiona, quien ya lucía su colorido vestuario. Inna y Lilith tenían una cara de espanto y enojo, porque Alice no las tomaba en cuenta, habían tenido pocos ensayos. Ambas caminaron al otro lado de la habitación, que era separada por unas cortinas plateadas, ahí estaba Elizabeth, ensayaba, al terminar las observó

—¿Cómo están, ya listas?

—¡Qué va! —exclamó Inna con decepción—. Si apenas pudimos ensayar tres veces con Alice, no creo que haré bien mí solo.

—No digas eso, depende siempre de tu actitud, mientras mantengas la coreografía en tu mente, puedes mejorarla —dijo Elizabeth

—Pero, ¿Acaso no te das cuenta de que todo está diseñado para que Fiona triunfe? No tenemos oportunidad, no le importamos a la señorita Alice.

—No digas eso, es que Fiona tiene mucha experiencia y debe enfocarse en ella, pero miren, nosotras podemos ensayar, nos damos retroalimentación mutua y seguro de que mejoramos —dijo Elizabeth animada, alimentando las ganas de sus compañeras, entonces Inna hizo su solo, las demás la apoyaron a pulir su baile y viceversa.

Cuando Alice fue a ese lado de la habitación se llevó una gran sorpresa, Lilith terminaba su ensayo, estaba haciéndolo de verdad bien, cuando acabó, aplaudió con un rostro satírico

—¡Vaya, vaya! ¿Así que ahora está haciendo de coreógrafa, señorita rusa?

Elizabeth se desconcertó

—Para nada, señorita Alice, solo estábamos practicando para mejorar, como usted nos dice.

—¿Yo dije? No, señorita rusa, yo no dije nada, pero claro, como usted se cree una sabelotodo, pues entonces le deseo buena suerte, con ese ego no creo que llegue ni a la puerta de la esquina —dijo Alice severa, mientras Inna y Lilith agachaban la mirada—. Lilith tus piernas estaban torcidas, como siempre, sigue creyéndote de rusas charlatanas y terminaras bailando en el Streep tese al que va tu padre —tras decir sus groserías caminó de prisa

—¡Eso no es cierto! Además, ese comentario fue grosero y fuera de lugar —dijo Elizabeth con enfado, Fiona que estaba ahí detrás, miró impresionada como aquella joven respondía con firmeza sin titubeos

—¡¿Quién te crees tú para contestarme!? ¡Pequeña charlatana grosera! —exclamó con furia, mientras el resto de los bailarines observaban incrédulos

De pronto la puerta se abrió, Bianca Sayer ingresó con Rita

—¿Qué sucede, Alice? ¿Por qué se escuchan gritos provenir de aquí?

Alice tragó saliva

—Nada, Bianca, la señorita Elizabeth parece tener un carácter explosivo.

—No es cierto, señora Bianca, disculpe el atrevimiento, pero la señorita Alice hizo un comentario despectivo sobre mi compañera y no creo que sea permitido un comportamiento así en Sayer Corp.

Alice palideció, no podía creer lo que había hecho esa rusa, sus orejas estaban calientes y su pecho latía como condenado. Bianca afianzó su mirada en Alice

—¿Qué comentario?

—¡Ha sido una broma! Solo que ella no la ha comprendido, debe ser porque no es americana —espetó entre risas—. ¿Verdad? —Alice buscó el apoyo del resto, pero no lo encontró

—Alice tiene un carácter especial, Elizabeth, pero ella se compromete a partir de hoy a mejorar y ser cuidadosa con el tono de sus palabras, ¿Verdad, Alice?

Alice sonrió con hipocresía de verdad tenía rabia

—Claro que sí, Lilith, discúlpame si te he ofendido no fue mi intención.

Lilith asintió aturdida, aunque quería llorar por el comentario.

—¿Ya están listos?

—Sí, Fiona te dará un espectáculo digno de Broadway.

—¿Y las demás? —preguntó Bianca al detectar favoritismo

—También, señorita Bianca, seguro de que no se decepcionará —dijo Elizabeth y sostuvo la mano de sus demás compañeras que afirmaron la moción. Alice estaba enojada, Fiona rodó los ojos fastidiados.

La competencia inició. Otto llegó al teatro, estaba demorado, se encontró con su madre en las gradas.

—Otto, ¡Mira la hora que es! —exclamó Bianca con decepción

—Lo siento, el vuelo de Chicago salió retrasado, apenas y llegué. Además, ya te dije que es ridículo lo que propones ¡No elegiré a la protagonista de Anastasia!

—¡Oh, sí que lo harás! Otto, no vas a defraudar la memoria de tu padre —sentenció Bianca con fuerza, Otto bajó la mirada y se quedó en silencio, no podía decir nada más, porque su madre le había dado en donde le dolía, la memoria de su padre era sagrada, y Otto no quería defraudarlo

—Está bien, lo haré.

—Lo harás bien, tu padre eligió a las protagonistas de cada espectáculo, nunca erró, muchas de ellas ahora son famosas, tú lo harás igual de bien —la madre dio una palmada al hombro de su hijo que se limitó a asentir.

Alice y Rita aparecieron, tomaron asiento en una banca posterior a ellos, esperando a que fuera el turno del personal de Sayer Corp.

Tras bambalinas los nervios podían sentirse a flor de piel. Elizabeth había ayudado a Lilith con un ataque de ansiedad, mediante una técnica de abrazo mariposa, había ayudado a contenerla, ahora la chica estaba tranquila. Cuando fue su turno salió convencida.

Su desempeño fue notable, quizás no había sido de las mejores hasta ese momento, pero era evidente que había dado lo mejor y lo había hecho bien

—¡Muy buen trabajo, Alice! —dijo Bianca, dándole una palmada en el hombro que la mujer agradeció como pavorreal, vanagloriándose. Rita sonrió, sabía que mucho del esfuerzo era suyo, pero estaba acostumbrada a pasar desapercibida.

El turno de Inna fue bastante aceptable, aunque tuvo algunos errores, sin embargo, la morena se mostró confiada y fuerte. Ahora solo quedaban Fiona y Elizabeth por participar. Fiona iba primero que Elizabeth. Ella intentaba mantenerse paciente y segura, pero por dentro era un manojo de nervios. Quería vomitar, su cuerpo temblaba, no lo demostraba, su rostro serio casi como estatua, alejaba cualquier emoción que pudiera delatarla. Miró de reojo a Elizabeth, que parecía ausente. Fiona creyó que la chica estaba nerviosa, quizás mas que ella. Lanzó un suspiro cuando dijeron su nombre, estiró su cuerpo y salió al escenario con una gran sonrisa.

Fiona bailó perfecto. Cada paso limpio, seguro, fuerte. Hermosa, casi como una gacela, ante la vista de todos. Otto admiró su baile, era buena. Alice sonreía, un gesto de orgullo se grababa en su rostro, quería a Fiona, como la hija que nunca tuvo.

Bianca en cambio no estaba convencida, le gustaba la coreografía, el vestuario, a pesar de eso, sentía que algo faltaba. La emoción, la intensidad, aquella danza lirica no llenaba las expectativas de la dueña de Sayer Corp.

Al finalizar el solo, Fiona regresó a hacia los camerinos, se encontró con Elizabeth y esbozó una sonrisa

—¡Felicidades! —dijo Elizabeth

—Gracias, ya gané, vi a los jueces, estaban sonriendo.

Elizabeth sonrió, Fiona siguió el camino. La rubia estaba nerviosa, respiró profundo, controló los nervios que estaban atormentándola. Tenía el ejemplo de su madre desde los cinco años, era una mujer fuerte, dulce, le enseñó sobre justicia y paz. Elizabeth tenía claro que, nada se da por sentado, hasta el último acto realizado. Pensó en su madre y recitó una oración que ella le había enseñado.

Cuando escuchó su nombre salió al escenario, con su traje azul celeste, su sonrisa blanca, y comenzó a bailar.

Su danza contemporánea era suave y dulce. La música evocaba nostalgia, Elizabeth transmitía en cada paso de baile esas emociones, reafirmándolas con sus gestos vulnerables.

El público y los jueces admiraron a la joven, que de por sí, sobre el escenario se veía hermosa con su porte y altura.

Cuando Otto la observó no quitó sus ojos de ella, era tan bella, estaba hipnotizado. Bianca estaba conmovida con la danza, admirando cada trazo, gesto.

Alice parecía horrorizada, sus ojos bien abiertos no podían creer lo que veía; «La rusa» estaba haciendo la presentación perfecta, incluso aunque no quisiera reconocerlo, mejor que la de su favorita Fiona, quien estaba mirando desde bambalinas con el rostro cargado de frustración.

Al finalizar, Elizabeth recibió la ovación de pie de parte del público. Los jueces sonreían convencidos. La chica volvió a los camerinos, siendo recibida por la alegría de sus compañeros.

Media hora después, toco el turno del baile grupal de Sayer Corp. Bailaron increíbles, provocando la segunda ovación de pie de la noche en aquel teatro.

Durante la ceremonia de premiación, los bailarines estaban sobre el escenario, esperaban pacientes que dijeran los ganadores.

Celebraron con algarabía cuando anunciaron el premio de primer lugar para Sayer Corp., como mejor baile grupal.

Después fue el turno de premio los solos. Fiona se sitió temblorosa, por eso no quería sostener ninguna mano de sus compañeros, los demás se tomaban las manos con altas esperanzas. Pronto anunciaron el cuarto lugar para Inna y el tercer lugar para Lilith, quien celebró feliz, nunca antes había logrado estar entre las diez mejores. ¡Era su mayor logro!

Alice sentía que le iba a dar un infarto de tanto esperar, entonces escuchó que anunciarían primer y segundo lugar 

—El segundo lugar es para: Fiona Hanx de Sayer Corp. y el primer lugar con mayor puntaje es para: Elizabeth Zok de Sayer Corp.

Fiona abrió los ojos enormes, se sofocó, sintió que se desmayaba, un frío recorrió su cuerpo. Aquello le parecía la peor de sus pesadillas, volviéndose realidad.