El mismo día Guayaquil Sara Después de esa tarde que me marché de la cafetería, pensé que sea había terminado ese interés de mi amiga por Horacio, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, incluso ellos se siguen frecuentando, y no me ha quedado otra que acompañar a la parejita en sus salidas, hasta me siento incómoda entre ellos, fuera de lugar, claro que es mejor para Maritza, porque no vaya a salir este tonto con alguna propuesta indecente, ya es demasiado los besos que le roba. En fin, en medio del aburrimiento por escuchar cada disparate que repite este tonto dejamos la cafetería, pero como yo ando en las nubes pensando en el holgazán, olvide mis cuadernos creyendo que los tenía Maritza, incluso nos detuvimos en medio camino, llenándome de preguntas los dos, así no me qued