El mismo día San Miguel del Morro Ezequiel Después de escuchar las palabras de Miguel me quede con esa espina en el pecho, decidiendo que es mejor tomar el control de la situación desde el comienzo, no puedo darme el lujo de dejar el pueblo en manos de un maldito encopetado, ni siquiera permitirle creer que puede tener algo de control, así decidí ensillar mi caballo para salir a recorrer los terrenos cercanos al río, incluso no podía evitar que mis pensamientos me lleven a Sara, la verdad es que me hace mucha falta mi hija, pero en medio de mi momento de nostalgia llegué a las cercanías del río, observando todo con normalidad a mi alrededor hasta que avancé unos metros, mirando un grupo de hombres que discutía con mi gente, aunque sobresalía entre ellos un muchacho de unos 26 años, alto