O C H O Abro mis ojos, mirando alrededor, tratando de ver dónde estoy. Estoy sentada, inclinada hacia atrás contra la pared de piedra de la cueva, y miro alrededor y veo que todos están acostados alrededor de la fogata, bien dormidos. Algo anda mal. Siento que algo se arrastra en mi pierna, miro hacia abajo y veo una enorme tarántula, subiendo por mi pantorrilla. Me levanto de un salto, quitándomela, con un sobresalto. Siento más de ellas, por todo mi cuerpo y giro y doy vueltas tratando frenéticamente de retirarlas. Volteo hacia abajo y veo docenas de ellas, arrastrándose por todo el suelo. Las tarántulas cubren las paredes, montones de ellas, haciendo parecer que las paredes estuvieran vivas. Volteo a ver la entrada de la cueva. Al hacerlo, de repente entra una docena de tratantes