La anciana miró a su nieto de forma inquisidora.
—Espero tengas una buena explicación.
Blake dibujó en sus labios una sonrisa, besó la frente de la venerable anciana, la tomó del brazo, ayudándola a caminar.
—No vamos a discutir por una desconocida, no tiene importancia, no vi ese charco. —Señaló con la mano.
La abuela dibujó en sus labios una mueca, miró la hora.
—Entremos, tu nueva asistente debe estar esperándome.
Blake frunció el ceño, no tenía ni idea que la abuela, le estaba escogiendo nueva asistente, luego que la anterior renunciara.
—Pensé que tenía esa potestad.
—No, cariño, tú escoges a tus secretarias no con el cerebro, sino con otra parte del cuerpo que no quiero mencionar. —Apretó los labios, mientras entraban al edificio y caminaban directo al elevador.
—¡Abuela! ¡No es cierto!
—¿Y por qué la muchacha de la calle te gritó pervertido? ¿Crees que no me di cuenta de que no quitabas tus ojos de la blusa de la chica? ¡Sinvergüenza!
Blake parpadeó, no tuvo argumentos de defensa. Cuando salieron al piso de gerencia la señora Vanderbilt arrugó el ceño al ver que no había nadie en la sala de espera.
—¿Broke Carter no ha llegado? —preguntó a la recepcionista.
—No vino, señora —avisó.
Dorothy resopló, mientras Blake sonreía, imaginó que la persona a quién la abuela quería contratar era una anciana.
—¡El universo conspira a mi favor, abuelita! —Besó las mejillas de la anciana y se metió a su oficina.
Dorothy negó con la cabeza.
—Si no te quisiera tanto, te rompería el bastón en la cabeza. —Suspiró profundo, los ojos de la mujer se cristalizaron—. Si tu madre no hubiera muerto en ese asalto, quizás no serías tan libertino y renuente a tener un compromiso formal —susurró con la voz apagada.
****
Broke había requerido desahogarse, no volvió a casa, no quería enfrentar el interrogatorio de su madrastra, ni las burlas de Karly, al enterarse de que no consiguió el empleo, tampoco deseaba escuchar las reprimendas de su padre, quién era demasiado duro y autoritario con ella, por lo que mejor decidió ir a casa de su mejor amiga Selina.
—¿Qué te ocurrió? —preguntó la chica cuando abrió la puerta y observó a Broke.
Broke soltó un resoplido, lanzó sus cosas sobre un mullido sofá.
—¡Un imbécil me bañó con el agua de un charco! —exclamó soltando un bufido. —No pude entrar a la entrevista —explicó con la voz apagada—. De ese empleo dependía mi independencia. —Balbuceó.
Selina suspiró hondo.
—Si no estuvieras empapada, te daría un abrazo —habló con voz suave—. Quítate esa ropa, debes bañarte —solicitó Selina—, te prestaré algo más decente —bromeó—, dame para poner a lavar ese traje.
Broke soltó un suspiro de resignación, se puso de pie, caminó con los hombros caídos hacia el cuarto de baño. Desde ahí empezó a lanzarle las prendas a su mejor amiga.
—Entonces, ya no conseguiste el trabajo.
—No, ni me presenté, me dio vergüenza —gritó desde el interior del baño.
—Bueno ya tendrás mejores oportunidades.
—¡Eso espero! —contestó Broke.
—Me invitaron esta noche a una fiesta privada —gritó Selina—, ven conmigo, es bueno que te distraigas, además mi amigo. —Apretó los labios—, es alguien importante.
Broke sacó la cabeza.
—¿Amigo?
Selina carcajeó.
—Bueno, algo más. —Sonrió—, ¿vienes conmigo? —insistió.
—No lo creo, ya conoces a mi papá, se va a enfadar mucho si llego tarde a casa, ya lo conoces, además se enfadará cuando sepa que no conseguí el empleo. —Resopló desanimada.
—Ya tienes veinte y dos años. Ven acompáñame, no quiero estar sola en medio de esa gente estirada.
Blake lo pensó, y por ser solidaria aceptó.
—¡Está bien! —dijo suspirando—, pero nos retiramos pronto.
Selina sonrió divertida.
—Perfecto, pero es una fiesta de disfraces, y como ya aceptaste, no puedes decir no.
—¿Qué?
****
Más tarde.
Broke se contempló al espejo. Sus ojos se abrieron de par en par, estaba irreconocible con ese atuendo de Gatúbela. El traje negr0 le quedaba ceñido al cuerpo, enmarcando su perfecta figura.
—No, yo no pienso ir, no me siento a gusto con esta ropa.
Selina soltó un resoplido.
—No seas amargada, eres joven, te ves increíble con ese traje, anda vamos, además mi amigo me pidió llevar una compañera, no me hagas quedar mal.
Broke soltó un suspiro, asintió. Ambas chicas salieron del edificio.
—Vamos, mi amigo envió al chofer por nosotras.
Broke arqueó ambas cejas al ver el auto lujoso que estaba estacionado frente al apartamento de Selina. Separó los labios cuando el elegante chofer abrió la puerta.
—Sube.
Broke lo meditó, estaba a punto de huir, pero qué iba a hacer corriendo por las calles de New York vestida con ese atuendo, la gente pensaría que se volvió loca, además sus documentos los tenía Selina en su bolso. No tuvo más alternativa que entrar al auto, un extraño presentimiento la invadió a manera de escalofrió transitando por la espalda.
****
La mansión se alzaba majestuosa, como una joya arquitectónica entre jardines impecablemente cuidados y fuentes que susurraban melodías de agua. Las luces de colores danzaban sobre las paredes de piedra, creando un ambiente de magia y misterio.
Al entrar, el zumbido de conversaciones animadas y risas retumbaban por los jardines. Los invitados, ataviados con los más originales disfraces, desfilaban entre las sombras proyectadas por las lámparas colgantes.
La música de Rihanna se escuchaba en las bocinas, varios invitados bailaban en la pista.
Una figura enmascarada se deslizaba entre las sombras, emulando al caballero de la noche: Batman. A su lado, un hombre con un traje oscuro, y una máscara de zorro susurraba palabras al oído de una dama vestida como una reina del Renacimiento.
—Hasta ahora no veo a nadie interesante —susurró Blake a su amigo Will—, dijiste que en esta fiesta me llevaría una gran sorpresa, pero veo las mismas caras conocidas, mujeres con las cuáles ya me he acostado.
Will frunció los labios. Se disculpó con la amiga con la cual coqueteaba.
—Ten paciencia, mi contacto me dijo que te traería una mujer espectacular.
De pronto los ojos de Blake se enfocaron en la esbelta y atractiva figura de la mujer que acababa de entrar al jardín.
—No te preocupes, creo que ya encontré a la candidata ideal. —Agarró la capa y se cubrió el rostro, se fue acercando a ella con el mismo sigilo y cuidado que la asecharía el propio Batman, antes de interceptarla, se detuvo unos metros, estudiando sus gestos y movimientos.
El corazón de Broke retumbaba, además empezó a recordar que su padre en casa estaría furioso por su demora, sentía un hormigueo en el cuerpo, una extraña sensación, ella no estaba acostumbrada a salir, y era como si esa noche todas las miradas de los caballeros se le hubieran posado encima.
—No me siento a gusto —susurró a Selina, quién iba enfundada en un traje de conejita de Playboy.
—Espera aquí, no te muevas, yo sé como te vas a sentir mejor. —Selina dibujó en sus labios una sonrisa, se abrió paso entre los invitados, llegó al lugar donde habían instalado la barra, solicitó dos cócteles.
Entre tanto Broke no se movía del sitio en el cuál la dejó su amiga, un hombre enfundado en un disfraz del Watson se le aproximó.
—¿Conquistamos ciudad Gótica?
Broke negó con la cabeza, retrocedió.
—No, gracias.
El aliento del hombre apestaba a alcohol.
—Ven, solo vamos a bailar. —Insistió, la atrapó por la cintura.
—¡Suéltame! —Broke forcejeó con aquel sujeto, lo empujaba, pero él ejercía mayor violencia.
De pronto el caballero de la noche emergió de algún lugar.
—¡Ya escuchaste! ¡Suéltala! —El hombre disfrazado de Batman agarró al Watson y lo alejó de Gatúbela.
El Watson furioso intentó golpear a Batman, pero fue hábilmente neutralizado, por el fuerte puño que asestó el caballero de la noche.
—¡Batman! —exclamó Broke casi susurrando, tenía la mano en el pecho, sintiendo los fuertes latidos de su corazón. Se sintió como en una película, observó al hombre con los ojos bien abiertos. —¡Mi héroe! —balbuceó bajito.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Blake a Broke, ninguno se reconoció, debido a los disfraces, pero ella enfocó su mirada llena de timidez en esos profundos ojos azules. Asintió.
—¿Qué ocurrió? —Selina interrumpió—, ven conmigo, bebe esto.
—Gracias —fue lo único que Broke logró decir a su héroe, antes de ser arrastrada por su amiga a un lugar apartado, de la impresión no preguntó sobre la bebida, la consumió, cuando se dio cuenta que el cóctel tenía licor empezó a toser—. Sabes que no bebo alcohol —reprochó.
—¡Relájate! ¡Vinimos a divertirnos! ¡Bailemos!
Broke sacudió la cabeza, miró a Selina moverse de madera sensual en la pista, se quedó estática.
—Mejor me voy —susurró.
Selina, agarró una copa de una bandeja de uno de los meseros.
—Bebe, esto te va a relajar. —Broke negó. —Anda, solo un trago, no te obligaré a beber más de la cuenta —insistió Selina.
Broke dibujó en sus labios una mueca, bebió sintiendo como aquel líquido ardía en su garganta. Luces robóticas danzaban al mismo de los invitados, entonces sintió sus músculos más relajados, sonrió, y se unió al baile, bastaron dos copas más para que dejara de ser la chica tímida e introvertida de minutos atrás, el alcohol, hizo su efecto, ella no acostumbraba a consumirlo.
Desde lejos Blake contemplaba a Gatúbela quien exudaba una sensualidad felina con cada movimiento de sus caderas. Los ojos de Batman destilaban fuego, su mirada se mantenía fija en los sensuales movimientos de la misteriosa chica.
La melodía «Save Your Tears by The Weeknd» llenaba el aire, su ritmo lento y sugerente creando una atmósfera cargada de pasión.
Entonces él se aproximó con la cautela de un vampiro, y la sorprendió por la espalda, le habló al oído.
—¿Bailas conmigo?