Durante el festival de invierno previo al cumpleaños número dieciséis de Iris, todos en Galea sabían sobre la boda.
– Vine porque esta también es mi casa, de hecho, es más mía que tuya, el abuelo la mandó a construir y se la entregó a mi padre – repitió Aurora al verla y pasó de largo.
– Tía, ¿por qué Aurora no puede saber la verdad?
La señora Abigail la miró con sutileza – es información muy sensible, no puedes hablar sobre ello, ni siquiera en esta mansión.
Iris aceptó el matrimonio, ¿por qué?, porque ella lo pidió.
Con una sonrisa amable, un rostro que necesitaba ser cubierto y un uniforme que no debía ser suyo Gideon Edwards tomó sus manos y suplicó por ayuda.
– Quiero tener hijos, debí pensarlo antes, pero tuve varios contratiempos y si sigo dejando pasar el tiempo no podré tene
