AMOR POR CONTRATO

CAPÍTULO 17

POV LIAM

Emily: ¿Estás en tu casa?

Yo: Sí. ¿Qué pasa?

No contestó enseguida y, como tenía que preparar las maletas de Olive para que Josie la recogiera, dejé el teléfono en la encimera de la cocina y no le di mucha importancia.

Llamaron a la puerta principal menos de cinco minutos después. Emily entró en la casa cuando abrí la puerta.

―Estás... aquí ―le dije.

Se paseaba por la cocina, una mano rasgaba la coleta roja brillante que le sujetaba el cabello y Emily pasó una mano por el enredo que le caía alrededor de los hombros.

―Sé que debería haber llamado o algo.

Miré hacia la cubierta trasera, comprobando que Olive seguía coloreando en la mesa exterior.

―¿Qué pasó?

―Mi hermano Cameron lo sabe ―dijo. Se detuvo, puso los labios en blanco y abrió los ojos hasta un punto casi cómico de disculpa.

―¿Qué quieres decir?

―Él lo sabe. Mientras mi mamá, mi hermana y yo planeábamos la ceremonia, me sacó al patio y no dudó en llamarme la atención sobre lo que estábamos haciendo. ―Cruzó los brazos con fuerza sobre el pecho, y juré que podía ver vibrar toda su estructura por la energía que latía en la habitación―. Me estaba gritando y no me eché atrás porque odio que me grite.

―¿Qué te dijo? ―pregunté, con voz tranquila y peligrosa.

Emily se detuvo, con las cejas enarcadas en la frente, al percibir mi tono. Una sonrisa lenta y dulce se dibujó en su rostro y se acercó un paso.

―Nada que no oiga en la obra todos los días que trabajo ―dijo―. Simplemente estaba... desconcertado. Y sabía que pasaba algo más.

Mi mandíbula se apretó.

―Así que se lo dijiste.

―Lo siento. Sé que esto no es lo que decidimos, pero Cameron me conoce muy bien. Tal vez incluso mejor que cualquiera de mis otros hermanos. ―Se desinfló, dejándose caer contra la isla, frotándose la frente con una mano cansada―. A la hora de la verdad, no podía mentirle. Fue la primera persona que me miró a los ojos y me dijo que algo no cuadraba.

Las ramificaciones me crispaban el estómago de los nervios.

Si Cameron se lo dijera a alguien de la familia, intervendrían. Detendrían la ceremonia. Y yo volvería al principio.

Emily no sería capaz de darle a su papá lo que quería.

De repente, ambas opciones me parecieron igual de horribles. Lo había conocido. Lo había mirado a los ojos al estrecharle la mano, así que tampoco quería decepcionar a Tim.

En la terraza de atrás, podía ver las piernas de Olive balanceándose alegremente mientras se encorvaba sobre su nuevo libro para colorear.

―¿Y ahora qué? ―pregunté.

Emily apartó uno de los taburetes de la isla y se sentó en el borde, arreglándose el cabello con unas cuantas vueltas de la goma del cabello.

―Me prometió que no lo contaría ―dijo a continuación.

―¿Y tú le crees?

―Sí. ―No hubo vacilación―. Le conté todo. Me pareció... más fácil, supongo.

Me pasé una mano por la boca mientras la estudiaba.

―¿Y tus otros hermanos?

―Adaline me llamó el otro día ―dijo Emily―. Estaba conmocionada, por supuesto. Pero cuando le conté lo tuyo con Olive, ella… ―Emily hizo una pausa, sacudiendo ligeramente la cabeza―. Ella no lo cuestionará.

―¿Esta es la hermana que vive en Seattle?

Emily asintió.

―Está comprometida, pero ella y Emmett decidieron un noviazgo largo mientras construyen su casa. ―Se echó a reír―. ¿No es esa la mayor ironía de todas? Mis papás tienen una hija con un anillo en el dedo, pero ella no tiene prisa por pasar por el altar.

―Voy a necesitar un organigrama para memorizar tu árbol genealógico ―le dije.

―Lo sé ―gimió Emily―. Es una locura. No somos normales en ningún sentido. Y lo que es aún más raro es lo normal que nos parece tener tantos hijos y tantas historias de por qué somos así. Porque nos metemos en los asuntos de los demás y nos preocupamos hasta el hartazgo por lo que pasa en la vida de los demás.

Cada vez que hablaba de su familia, con el amor y el afecto coloreando cada sílaba de cada palabra, sentía una extraña sensación de inquietud bajo la piel. Algo que me picaba en un lugar donde no podía rascarme.

Quería entenderla, comprender su mundo y por qué todo esto tenía sentido para ella, pero la verdad era que no podía.

―Si confías en tu hermano para esto, entonces yo también ―le dije. No tenía otra opción.

―Gracias ―dijo con una exhalación aliviada―. Tal vez ayude tener a alguien de nuestro lado.

―¿De nuestro lado? ―le pregunté―. No es una competencia.

Ella concedió con un movimiento de cabeza.

―Mala elección de palabras. ―Emily se inclinó hacia delante como si quisiera tomarme la mano o poner sus manos sobre mi brazo.

Pero no lo hizo y volvió a sentarse sin hacer nada.

Aquellos simples toques eran diferentes bajo la atenta mirada de su familia que ahora, en mi tranquila y vacía cocina.

Tendríamos que resolver esto, y muchas otras cosas, en solo una semana.

―Tratar con una familia grande es... ―Hice una pausa―. No es algo con lo que esté familiarizado. Así que voy a tener que seguir tu ejemplo.

Emily se restregó las manos por la cara.

―Creo que éste será el mayor obstáculo. Erik ha estado fuera mucho tiempo. No le importará que me meta en algo un poco… ―Ella agitó las manos junto a su cara, y yo no estaba del todo seguro de lo que se suponía que significaba―. Ian ha estado en Londres incluso más tiempo que eso, pero no puede venir a casa para la boda. Podría ser un problema porque es el mayor imbécil de toda nuestra familia. ―Ante mi expresión incrédula, se echó a reír―. Ya me entiendes. No tiene filtro. Y desafía a cualquiera que intente entrar en nuestra familia. ―Se encogió de hombros―. Su total desconfianza hacia cualquiera nuevo es su lenguaje amoroso, supongo.

Poco a poco me iba quedando claro por qué era casi imposible intimidar a Emily.

Nunca había pensado en eso como un rasgo que encontraría atractivo en una mujer, pero había algo en ella, saber que no importaba quién se enfrentara a ella, nunca se echaría atrás fácilmente. Me hizo preguntarme, solo por un momento, cómo sería en la sumisión.

Mis manos se cerraron en un puño y aparté ese pensamiento de mi cabeza.

―Tienes muchos hermanos. ¿Es demasiado tarde para echarse atrás?

No lo dije en broma, pero ella se lo tomó como tal y se rio encantada.