Alex. Siento la mirada fulminante de cierta persona sobre mí, pero, metiéndome en mi personaje, me mantengo serio y mirando a todo el salón, conociendo de rostro a los que de ahora en más, serán mis alumnos. Al parecer solo es Alma la que está enojada porque su loba no presenta señales de enojo. ¿Y eso es bueno? No lo sé, Alexander, ya te dije que su loba es rara. Me aclaro la garganta queriendo así que todos se callen porque tan pronto me presenté, comenzaron los murmullos, principalmente de las chicas y aunque, cueste admitirlo, creí escuchar a dos chicos mencionar lo “delicioso” que me veo. Con eso de la libertad de género de ahora, ya no sabemos ni de quién cuidarnos. Athos, escóndete lejos, debo concentrarme en mi personaje de profesor. — Durante este semestre, nos enfocaremo