Alma. Alex posa su mano en mi cintura mientras la otra sostiene mi mano, nuestras miradas fijas en el otro mientras nuestros cuerpos están, demasiado cerca, contengo un poco la respiración para disimular todo el alboroto que causa en mí el tenerlo tan cerca de mí. Si piensas que él no se da cuenta, estás bien mal. No necesito tus palabras de aliento. Igual te las daré, porque a mí sí me gusta admitir que dormimos cómodamente en la súper cama del vampirito sexy, además, de esas manos frías rodeándonos, uff, lo hemos_calentado todo. ¡Ada! Necesito concentrarme y tú no cooperas. La que debe bailar eres tú, no yo. Estuviste de acuerdo. Es que… tú eras la que no quería que el vampirito sexy bailara con una de las alumnas de “tía Sami”. Esas chicas solo quieren coquetearle a nuestro nov