Alma.
Elevo de mis cejas al escucharla, no es que me sorprenda, ya lo sabía, en realidad, varias personas lo sabemos, pero, como no era nuestro asunto, no vamos ventilando por ahí las relaciones de los demás.
— ¿Esa es la situación?
— Sí.
— Y, ¿por qué estás tan nerviosa?
— Alma, la verdad, no sé cómo decirlo.
— Solo lo dices y ya, pero, no creo que yo, siendo menor que tú, pueda darte consejos que te sirvan. Es decir y no me mal interpretes, se supone que mis consejos deben ser de acuerdo a mi experiencia, que por cierto, no tengo.
— No pasa por ese lado, pero, no es que pueda decírselo a mi madre, ya sabes que ella no le esconde nada a mi papá.
— Cierto.
— Y luego está la tía Arya, quien se fue a la convención con el tío Ryan, y no han regresado en ya casi un mes.
Hago
