Alex.
Salgo de la habitación para bajar al comedor de esta casa, Arya ha determinado un horario para cada comida con el fin de que sus hijos sean disciplinados, aunque, en realidad, es como una muestra de poder contra garras desde hace años, este último era muy… consentidor con los pequeños, por eso, mi chiquita decidió poner orden.
Antes de bajar el primer escalón veo a una mujer saliendo de una de las habitaciones, arrugo el entrecejo viendo que esta está con ropa arrugada de fiesta, el cabello despeinado y camina descalza con unos tacones en mano, cuando eleva la mirada me ve, se sonroja un poco, pero, me hago a un lado para dejarla pasar, seguido sale Aidan de la misma habitación, lo miro con una ceja elevada, pero, solo me devuelve una sonrisa pícara mientras se acerca.
Se nota que el futuro Alpha está siendo como anteriormente era su padre.
Mantén eso bajo llave, ahora garras es todo un… bueno, ya entiendes.
El cachorro no nos necesita a nosotros, para saber eso, toda la manada lo sabe.
— No le digas a mi madre.
Dice él en un susurro llegando a mí.
— Ella seguro ya lo sabe.
Respondo y lo comprobamos cuando escuchamos el chillido agudo de ella, de mi chiquita.
— ¡Aidan!
Grita llamándolo, el chico hace una mueca, luego se encoge de hombros y baja las escaleras, seguido por mí, cuando llegamos a la planta baja, mi chiquita está caminando de un lado a otro hasta que se detiene al vernos llegar.
— Sí, mamá.
— Hijo, te he dicho que no traigas a ninguna mujer a esta casa, por Dios, es una desconocida, me asusté enormemente cuando venía y ella casi me lanza un tacón por la cara.
Se queja, Aidan se rasca la cabeza mientras yo dejo escapar una risita, escucho unos pasos acercándose, elevo la mirada hacia las escaleras viendo que mi Alma viene bajando con un hermoso vestido puesto.
Alexander, es su uniforme de instituto.
Le queda bien de igual forma.
Bueno, sí, tienes razón.
— Tranquila, ma, no fui yo esta vez.
— Ni siquiera lo intentes.
Advierte Arya intuyendo que su un poco libertin hijo está pensando en alguna mentira para no ser regañado.
— No la traje mamá, fue Alex.
Dice Aidan, rápidamente giro mi cabeza hacia el mocoso.
— ¿Qué hizo Alex?
Pregunta Alma terminando de bajar las escaleras, Arya se pasa las manos por el cabello.
— Trajo a una mujer a casa.
Responde el castaño de ojos azules, a veces puedo llegar a detestarlo, pero, es hijo de mi chiquita y no puedo golpearlo como quiero.
— ¿Alex tienes novia?
Pregunta Alma con una sonrisa emocionada que no me gusta para nada.
— No, claro que no. – mascullo.
— ¿Es tu amante?
Insiste Alma, siento mis mejillas calentarse, ¿cómo puede preguntar esas cosas a la ligera?
— ¡Por supuesto que no!, Aidan está mintiendo.
Me quejo enojado, Aidan se ríe a carcajadas, lo fulmino con la mirada y mi chiquita se acerca a jalar su oreja.
— Ay, mamá, ya soy grande, tengo dieciocho años, no hagas esto.
— No mientas más, muchachito, sabes perfectamente quienes somos.
Dice ella llevándose a Aidan con ella mientras sigue reprochándolo, Alma en cambio, hace una mueca y se encoge de hombros.
— Entonces, no hay ni novia ni amante.
Resopla como si estuviera frustrada, arrugo el entrecejo.
Alexander, ella va a comenzar a pensar que nos gusta los hombres.
Athos.
Es verdad, nunca nos vio con una mujer.
No necesito a otra, ella es mía y la estoy esperando.
Deja esa_mierda, Alexander. Nuestra Alma ni siquiera nos pela como amigos. Ah, y solo insinúo que deberíamos jugar un poco con la psicología, nada más, yo tampoco quiero a otra.
— No.
Respondo cortantemente y decido caminar hacia el comedor donde sigo escuchando las quejas de Arya para con Aidan.
— Pero, mamá, la vida es bella, debo explorar mientras pueda.
— Explorar es ir de paseo, hacer un safari, pintar, entrenar, no sé, comer comidas de otros países. No traer mujeres a la casa, esto no es un hotel.
— Pero, papá dijo que no pasaba nada.
— ¿Cómo dices?
Pregunta una furiosa Arya, el chico traga en seco quedándose callado, yo decido tomar asiento en mi lugar mientras miro a ambos.
— Eh, mamá, lo que sucede es que… tengo hambre.
Responde Aidan, se apura a tomar asiento en su lugar, Alma llega a hacer lo mismo. Mi chiquita suspira sonoramente mientras se pasa la mano por el cabello, luego señala a su hijo con el dedo índice.
— Esta conversación no ha acabado, Aidan.
— Pero, mamá…
— Hablaré con tu padre de esto.
— ¿De qué quieres hablar conmigo, rubita?
Pregunta garras entrando al comedor, llega con Luka que tiene en mano una Tablet donde mira algunas cosas.
— Luego lo hablaremos, Mati.
Responde Arya, garras se acerca a abrazarla y besarla, noto que Aidan pone sus ojos en blanco, Alma hace una mueca desviando su mirada de ellos y yo decido comenzar a beber la taza de café que afortunadamente ya sirvieron.
— Te amo, rubita.
Le susurra garras a mi chiquita, aunque, todos escuchamos eso, no necesito ni mirar para saber que ambos están sonriendo como tontos, los escucho tomar asiento en sus lugares.
Lobo suertudo, lo odiaría si no fuera porque es el padre de nuestra mujer.
Para ya con eso, me estás fastidiando.
Necesito desahogarme, Alexander. Quiero a mi mujer, pero, hay un gran obstáculo, apenas es una_niña y no puedo ni siquiera_masturbarme pensándola porque eso sería un acto enfermo.
Cierra la boca.
Adara llega tomando su lugar en la mesa, seguido lo hace Alaia y Adrián, sus hijos. Claro que también, Sander toma asiento a un lado de Adara.
— Alpha, la reunión comenzará en una hora.
— De acuerdo, Luka, asistiremos.
Responde garras.
— Sander, necesito que te ocupes de algunas cosas en la compañía.
— Cuente con eso, Beta.
— Ay, no, no hablen de trabajo en medio del desayuno, estamos en familia.
Dice Lexia mirando reprobatoriamente a Luka, este solo suspira, toma su mano para dejar un beso encima.
— Mamita, la profesora de danza dijo que debo comprar una falda especial para practicar el baile para el próximo evento para los padres.
Menciona Leila, la hija menor de Lexia, esta le sonríe acariciando su mejilla.
— Lo sé, amor, iremos luego de clases a buscarlo, yo pasaré por ti.
— Ah, mamita, una de las profesoras dijo que mi papá era muy guapo.
— Oh, claro que lo soy.
Responde Luka, seguido, Lexia le da una patada por debajo de la mesa (lo deducimos), porque este se queja de dolor sobando su pierna, Ryan se ríe negando con la cabeza.
— Beta, lo que te estás buscando.
— Pero, solo dije que soy guapo.
— Entonces, vete con esa profesora.
Dice Lexia intentando levantarse de la silla, pero, el Beta es más rápido sujetándola de nuevo.
— Mi delta, claramente nuestra hija dijo que la profesora dijo eso, pero, sabemos que yo solo soy tuyo.
Le dice Luka, Lexia finge que no lo escucha, pero, sonríe satisfecha continuando con el desayuno.
— Mamá, esta noche llegaré tarde.
— ¿Y quién te dio permiso, Liam?
Pregunta Lexia con el entrecejo arrugado, el chico que es una copia de Luka solo suspira para sentarse un poco más recto y mirar a su madre.
— Mamá, mi abuelo me pidió que lo acompañara hacia los límites de la manada, el tío Logan también vendrá con nosotros, puedes preguntarle a la abuela.
— ¿Qué Logan no estaba de color rosa?
— Eh, sí, mamá, pero, eso no quita que deba obedecer al abuelo.
Responde con una sonrisa medio burlona, Lexia se ríe negando con la cabeza.
— Está bien, hablaré con mi mamá y luego podrás ir con el abuelo.
Dice Lexia llevándose un bocado del desayuno a la boca.
— ¿Yo puedo ir con ustedes?
Pregunta Alma, demasiado interesada para mi gusto y trato de ocultarlo mordiendo demás el panecillo sin sabor que tengo en la boca, si bien, puedo alimentarme con “comida normal” sus sabores no son tan… deliciosos como lo sería la sangre para mí, sin embargo, para no desencajar, debo comer lo que haya.
— No, no puedes.
Responde Aidan, su hermana lo fulmina con la mirada, pero, este la ignora, por esto es que Aidan me cae bien.
— Tú no decides eso, Aidan. – dice ella.
— Alma, no saldrás de casa, mi papá está de acuerdo, ¿no es así padre?
— Aidan tiene razón, princesa, no puedes ir.
Apoya garras, sonrío feliz por eso, mi Alma no estará cerca de ese mugroso de Logan por lo menos hoy.
— Mamá, la profesora de matemáticas dijo que debemos llevar una regla transportadora.
Menciona Adrián el hijo menor de mi pequeña.
— ¿Para cuándo la necesitas hijo?
— Para hoy.
Responde inocente mientras bebe otro sorbo de su café. Adara mira a Sander en busca de explicación y este sonríe un poco nervioso.
— Hijo, lo vamos a comprar de ida al instituto.
— Pero, la señorita de la librería te echa ojitos cuando tú vienes conmigo, papá.
Responde el niño ocasionando que Sander comience a toser al beber demasiado rápido el jugo, sonrío de lado cuando Adara lo fulmina con la mirada.
— Ah, mira de las cosas que me entero, eh, gamma.
— No es lo que crees, mi bonita.
— ¿No? Adrián, ¿y qué hace tu papá cuando la señorita de la librería le “echa ojitos”?
Pregunta ella mirando acusatoriamente a Sander, él traga en seco tomando la mano de su esposa.
— Mi bonita hermosa…
— Mi papá le dice que tiene una hermosa esposa de ojos verdes esmeralda, mamá.
Interrumpe el_niño, Adara se sonroja viendo la sonrisa de Sander, este aprovecha de besar la frente de mi pequeña, aparentemente, ya no tiene problemas.
— Menos mal que no dijo la vez que la señorita de la librería le dio un papelito con su número telefónico.
Menciona “inocentemente” Alaia la hija mayor de ellos, Adara gira tan rápido su cabeza hacia su hija que nos reímos a carcajadas por sus celos.
— ¿Cómo?, ya mismo yo iré a ponerla en su lugar.
— Mi bonita…
— Es broma mamá, papá ni la mira, solo quería probar lo celosa que eres.
— Yo… yo no soy celosa, Alaia.
Niega Adara, los ojos verdes de Alaia la miran con burla y reímos de nuevo, Sander abraza a su esposa escondiendo el rostro de esta en el hueco del cuello de él. Hasta que todos callamos para continuar con el desayuno.
— Mamá, yo quiero un vestido que vi en el centro comercial la semana pasada.
— Alma, tienes suficientes vestidos hija.
Responde esta vez, Arya.
— Pero, ese me gusta mucho, mamá.
— Hija…
— Te lo compraremos, princesa.
Interrumpe garras, Arya le lanza una mirada entrecerrada.
— Gracias papá, te amo.
Dice una alegre Alma, pero, la que no está nada alegre es Arya, quien aparentemente le lanzará un gran sermón a garras, afortunadamente yo no estaré cerca.
— Terminé, familia, me voy a universidad.
— Alto ahí, Aidan, vas a llevar a tu hermana al instituto.
— Pero, mamá…
— La vas a llevar primero.
Interrumpe ella, Aidan resopla y mira a su hermana, esta bebe rápidamente su jugo y agarra un panecillo antes de levantarse de la mesa.
— Vamos hermanito, ya quiero llegar al instituto.
— Eres una odiosa.
Le dice Aidan con una mueca de fastidio, pero, mi Alma solo sonríe y corre a darle un abrazo cariñoso.
— Yo también te quiero mucho hermano, pero, tus novias son muy feas.
— No son mis novias Alma, solo son unas…
— Aidan, cuidado con tus palabras.
Interrumpe Arya, noto la sonrisa divertida de garras, pero, Aidan solo hace un gesto de desinterés, antes de salir del comedor con Alma.
— Bueno, yo también voy para la universidad y como papá llevará a Adrián. Aidan, vamos a ir juntos.
— ¿Qué? Claro que no.
— Dejaremos a Alma en el instituto y nos vamos.
— Pero…
— Camina Aidan.
Interrumpe la rubia de ojos verdes, idénticos a los de su madre. El castaño resopla frustrado.
— Oh, ¿me van a tomar de chofer ahora?
— Shh, no pagues conmigo tus malos humores.
Replica Alaia, saliendo del comedor, Alma va casi saltando de alegría detrás de ella y Aidan mira a garras por ayuda, pero, este solo se encoge de hombros indicando que no va a contradecir a nadie.
— Vamos, Leila, te llevaré al instituto.
— Gracias hermano. Nos vemos más tarde mamá, adiós papá.
Se despide ella de un beso en la mejilla de sus padres para irse con su hermano mayor. Termino de beber mi café para levantarme.
— ¿Y tú qué harás, Alex? – pregunta Arya.
— Oh, yo iré a visitar a mi mechitas.
Respondo viendo la sonrisa Adara
— Al fin, me dejarás tranquilo.
— No te pases, garras. Solo iré por unas horas, supongo que quiero fastidiar un poco.
— Como siempre.
Dice poniendo sus ojos en blanco, pero, sonríe de lado levantándose para salir del comedor con Luka. Yo decido dejar de lado el desayuno familiar divertido que tuvimos, despidiéndome de las chicas para ir a la manada de Kenner.