El mismo día
New York
John
En realidad, no he dicho ninguna mentira, porque Lily se ha convertido en una mujer hermosa, con los mismos ojos verdes de su padre, una sonrisa cautivante que ilumina cualquier sitio donde se encuentre, de cabello castaño oscuro, de 1,70 cm de altura, con su piel blanca como la nieve, cualquier hombre sería feliz de ser el dueño de su corazón, aunque me parece que no sabe el efecto que causa en nosotros, tal vez el estar lejos de su familia haya influido en su falta de confianza, además de haber tenido una infancia difícil porque deben perseguirla los recuerdos de la guerra civil, una que también le quitó a su padre, pero estoy seguro que mi pequeña es capaz de lograr todo lo que se proponga, por tal razón necesito prepararla para que tome las riendas del imperio de su padre, además espero que resista la noticia que debe darle Elizabeth.
En fin, ahora intento mostrarme lo más calmado posible mientras ella pide mi opinión sobre Jean Paul hasta que vuelve a cuestionarme sobre lo que he dicho.
–John por favor necesito que seas sincero conmigo como siempre lo fuiste, ¿Lo recuerdas?
–Lily debes tener cuidado al involucrarte con cualquier hombre porque recuerda que eres la dueña de un imperio y siempre habrá sujetos inescrupulosos que se acercarán a ti por tu dinero, solo es un comentario, no estoy diciendo que tu novio lo sea, aunque para serte sincero no me gusta su actitud de superioridad.
–Gracias John por seguir cuidando de mí, aunque ahora no es necesario porque dejé de ser esa niña que cuidabas, además ahora mis preocupaciones son otras como la enfermedad de mi madre, ¿Qué han dicho los doctores?
–Mi pequeña tu madre está luchando contra su enfermedad, yo creo que saldrá adelante, más aún con tu presencia, el tenerte aquí la ayudará muchísimo.
–¡John deja de mentir! Porque no soy ciega, ella está muy mal por más que quiera ocultármelo arreglándose con sus mejores vestidos, la vi toda demacrada, ojerosa, está demasiado delgada– me explica molesta.
–Lily no te estoy mintiendo porque ni yo mismo sé que tan grave es su enfermedad porque no ha querido decírmelo, además conoces a tu madre cuando algo se le mete en la cabeza no hay poder humano en hacerla cambiar, por lo mismo estoy ocupándome de todo lo relacionado a las empresas.
La verdad hasta un ciego se daría cuenta que Elizabeth está muy grave, pero quiero albergar la esperanza que todavía está a tiempo de salvarse, solo me queda ayudarla en todo lo que este en mis manos, además me sigue frenando Lily porque quiero hacerme cargo de mi vida debido a que Olivia no me va a esperar siempre.
Elizabeth
Desde que Edward se cruzó en mi vida todo fue tan difícil, aunque no voy a negar que fui muy feliz los pocos años que pude tenerlo a mi lado incluso me dejó una parte de él, mi pequeña Lily, claro que me tocó criar sola a una niña muy rebelde, diría que me enloquecía igual que su padre, aunque solo espero que pueda tener la oportunidad de ver a mi hija casada, es lo único que le pido a la vida antes de que me lleve para reunirme con mi amor en la otra vida, pero me preocupa que no resista la presión que deberá llevar en sus hombros al ser la encargada de seguir con el imperio que su padre nos dejó.
En fin, por el momento me interesa conocer mejor al novio de Lily, que se desvive por causarme una buena impresión, algo que me incomoda un poco, hasta que decido conocer sus intenciones hacia mi hija.
–Jean Paul ¿Cuáles son sus intenciones con Lily? ¿Han pensado en su futuro?
–Elizabeth nosotros formalizamos nuestra relación con mi familia, porque nos vamos a casar, claro siempre que cuente con su aprobación incluso lo que más quiero es formar una familia con Lily.
–Jean Paul, mi hija dentro de poco tendrá que asumir el control de nuestras empresas, espero que no sea un obstáculo en su relación y sepa apoyarla con sus responsabilidades, ¿Me hago entender?
–Elizabeth yo estoy aquí para estar al lado de Lily en todo lo que haga falta– me asegura.
Unas horas después
Ha llegado la hora de la cena donde después de mucho tiempo puedo tener a mi hija a mi lado incluso puedo notar lo feliz que se encuentra de regresar a su país, es que no ha parado de hablar de sus anécdotas del internado en Paris, llenando de alegría nuestra casa con sus risas, aunque ahora me envuelve la nostalgia queriendo que Edward hubiera podido ver la mujer en la que se convirtió nuestra pequeña, tan solo se me escapan unas lágrimas por mi rostro hasta que la voz de Lily de reclamo me arranca de mis pensamientos.
–¡Mamá! Creí que estabas disfrutando la cena, perdóname si te puse triste con alguna cosa que repetí.
–Lily solo estoy un poco melancólica recordando a tu padre, porque te pareces mucho a él, había olvidado que siempre me enloquecías con tus travesuras.
–Elizabeth, Lily, debo retirarme porque es un poco tarde, además mañana será un día muy largo– asegura John.
–Amigo te agradezco el haber ido a recibir a Lily al muelle y espero que mañana te des un tiempo para mostrarle el manejo de las empresas a mi hija– le digo.
–Elizabeth esta demás recordármelo incluso lo hablamos con Lily, mañana temprano estoy aquí para irnos a las oficinas de las empresas– me explica John.
–Buenas noches a todos, que descansen– se despide John.
–Les agradezco la cena, pero yo también debo retirarme a la habitación porque el viaje fue demasiado agotador– se retira Jean Paul.
–Mamá ¿Podemos hablar aprovechando que estamos solas?
–Claro que sí mi pequeña, vamos al estudio– le aseguro.
Un minuto más tarde
Lily
Cuando decidí realizar este viaje solo lo hice para volver a tener a mi familia a mi lado, a mi madre, aunque ahora que la vi me aterra la idea de perderla, además que no me siento lista para asumir el control de las empresas, ¿Por qué John no lo sigue haciendo? ¿Qué es lo que aún no me han dicho? En fin, decidí que necesito saber que terreno estoy pisando, por lo mismo ahora que estamos solas espero que mi madre pueda sincerarse conmigo, así pregunto lo que quiero.
–Mamá cuando recibí tu carta pensé que exagerabas al decir que estabas enferma, pero me doy cuenta que te quedaste corta con tus palabras porque es más que un simple resfriado, te ves muy mal, has perdido demasiado peso, ¿Qué tan grave es tu enfermedad? ¿Qué han dicho los doctores?
–Hija es imposible que te quiera ocultar la verdad porque dentro de poco ni siquiera podré levantarme de la cama, la verdad es que la neumonía que tengo está destrozando mis pulmones a pasos acelerados.
–¡Mamá! ¿Por qué no me lo dijiste antes? No tenías derecho a ocultármelo, ¿Cuánto tiempo de vida te queda? ¡Dímelo! –le exijo molesta mientras ruedan lágrimas por mi rostro.
–Tal vez unos tres meses de vida, por lo mismo necesito irme con la tranquilidad que serás feliz, que podrás asumir el control de las empresas, ¿Me podrás dar esa certeza? ¿Te casarás con Jean Paul?
¡Maldición! ¿Por qué la vida tiene que quitarme a la gente que quiero? ¿Hasta cuándo siento que no puedo tener paz? Da rabia tener que perder a mi madre, aunque ahora me ha dejado en jaque ante la pregunta que me ha hecho porque no había contemplado la idea de casarme con Jean Paul, ¿Qué le digo?